El sector renovable aportó 8.256 millones de euros al PIB en 2015
Durante 2015, el sector de las energías renovables aportó en su conjunto 8.256 millones de euros al PIB español, redujo la balanza comercial en 2.511 millones, realizó una aportación fiscal neta al Estado de 1.090 millones, invirtió en innovación tecnológica 230 millones, evitó importaciones energéticas por valor de 6.866 millones, ahorró 423 millones en emisiones de CO2 y empleó a 75.475 personas. En el sector eléctrico, las energías renovables produjeron ahorros en el mercado diario o pool por valor de 4.180 millones de euros, al abaratar en 16,9€ cada MWh vendido.
Los citados son datos que recoge el Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España 2015, editado por la Asociación de Empresas de Energías Renovables-Appa y presentado recientemente por José Miguel Villarig, presidente de la Asociación, y José María González Moya, director general de la misma.
En su octava edición, el Estudio Appa del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España analiza los principales parámetros económicos, sociales y medioambientales que las diferentes energías renovables aportaron a la economía española en 2015.
El Estudio desmonta algunas de las acusaciones que se realizan sobre las energías renovables al comparar 'interesadamente' lo que cuesta su retribución y obviar los múltiples beneficios que aportan a la economía y que deben tenerse en cuenta en un análisis económico de los impactos de un sector estratégico en las economías de los principales países desarrollados, que en España sigue sin contar con un marco estable y predecible sobre el que planificar su futuro.
PIB y empleo crecen por el precio de la electricidad
Las energías renovables continúan estancadas en España, como demuestra el hecho de que en 2015 tan sólo se instalaran 27 nuevos MW renovables, mientras en todo el mundo se instalaban 150.000 MW, y que disminuyera la energía renovable vendida con relación al ejercicio anterior. Aun así, el sector renovable aumentó su aportación al PIB español, tras dos años de caída, y recuperó empleo, después de tres ejercicios perdiendo puestos de trabajo. El incremento de ambos parámetros en ningún caso significa la recuperación del sector sino que son fruto de los altos precios que en 2015 alcanzó la venta de electricidad en el mercado eléctrico.
En 2015, el sector renovable aportó al Producto Interior Bruto (PIB) español 8.256 millones de euros, lo que representó el 0,76 % del mismo, al registrar un incremento del 8,7% en términos reales con relación a 2014. La aportación del sector al PIB volvió a crecer tras dos años de descensos aunque sigue muy lejos de su mayor cota, 10.639 millones (1,02%), alcanzada en 2012, antes de que se empezaran a notar los efectos de la reforma puesta en marcha por el Gobierno.
Tras tres años de caída, las cifras de empleo de las energías renovables en el pasado ejercicio registraron un ligero aumento del 0,5%, hasta situarse en los 75.475 puestos de trabajo. Aunque el sector aumentó en 383 sus puestos de trabajo, está muy lejos de los 142.940 empleos que alcanzó en 2008.
En 2015, las renovables ahorraron 6.866 millones de euros al evitar la importación de 20 millones de toneladas equivalentes de petróleo (tep)
Aportación positiva a balanza comercial, contribución fiscal e innovación
Como en años anteriores, la balanza comercial del sector renovable volvió a ser positiva en 2015, año en el que registró un saldo neto exportador de 2.511 millones de euros. Mientras las exportaciones de bienes y servicios de las empresas renovables alcanzaron los 2.783 millones, las importaciones fueron de 273 millones. Las exportaciones netas contribuyeron a mejorar nuestro déficit energético, que en el pasado año fue de 26.086 millones de euros.
Asimismo, el sector ha sido, un año más, contribuidor fiscal neto a la economía española en 1.090 millones de euros, al haber satisfecho impuestos por valor de 1.097 millones y haber recibido tan solo 7 millones en subvenciones.
De la misma manera, la tradicional contribución positiva en materia de innovación del sector renovables se materializó en 2015 con una inversión de I+D+i de 230 millones de euros. La cifra supone el 3,41% de la aportación del sector al PIB y es bastante más alta que la media de la Unión Europea (2,03%) y cerca del triple (1,20%) de la media de la inversión que las empresas españolas dedican al capítulo innovador.
Importaciones y emisiones evitadas
El pasado año, la generación con energías renovables (eléctrica, térmica y biocarburantes) evitó la importación de 19.925.281 toneladas equivalentes de petróleo (tep), con un ahorro económico equivalente de 6.866 millones de euros. Asimismo, las tecnologías renovables impidieron la emisión a la atmósfera de 55.141.676 toneladas de CO2, lo que permitió ahorrar pagos en concepto de derechos de emisión por valor de 423 millones de euros. Aunque han descendido las emisiones evitadas por una menor generación renovable con relación a 2014, ha aumentado el ahorro económico al haber subido el precio de la tonelada de CO2.
Las energías renovables impidieron la emisión a la atmósfera de más de 55 millones de toneladas de CO2 durante el año 2015
Potencia instalada y generación renovable
La potencia instalada en el sistema eléctrico español a finales de 2015 era de 106.257 MW. Las energías renovables en su conjunto representaban el 48,4% de la potencia instalada con 51.398 MW, mientras que las tecnologías renovables del antiguo Régimen Especial, con 33.138 MW, alcanzaron el 31,2%. De ellas, la eólica, con 23.020 MW instalados y un 21,7%, fue la segunda tecnología con mayor potencia acumulada, por detrás de los ciclos combinados de gas, con 26.670 MW. Por su parte, la solar fotovoltaica contaba con 4.674 MW, la solar termoeléctrica con 2.300 MW, la minihidráulica con 2.104 MW y la biomasa con 1.036 MW. Por Comunidades Autónomas, Castilla y León, Andalucía, Castilla-La Mancha y Galicia son, por este orden, las comunidades con mayor potencia instalada renovable, con un total del 64,3% del total de la potencia instalada en España.
La producción eléctrica con renovables del antiguo Régimen Especial fue en 2015 de 71.713 GWh, lo que permitió cubrir el 36,9% de la demanda peninsular. Por tecnologías, la eólica cubrió el 19,0% y se situó como la tercera fuente de generación eléctrica durante todo el año, por detrás de la nuclear y el carbón, que cubrieron el 21,8% y el 20,3%, respectivamente.
Renovables, sistema eléctrico y pool
En 2015, las energías renovables produjeron un ahorro en el pool de 4.180 millones de euros, evitaron la importación de combustibles fósiles por valor de 2.353 millones y ahorraron 309 millones en concepto de derechos de CO2. Por otra parte, el pasado año las renovables recibieron 5.338 millones de euros en concepto de retribución específica por generación eléctrica, un aumento del 0,47% sobre la recibida en 2014.
Hay que explicar que la generación renovable presenta un coste marginal muy inferior al de otras centrales de generación con tecnologías fósiles, lo que provoca un efecto depresor en el pool y permite obtener un precio de casación inferior al que resultaría de no existir generación con energías renovables. Así, el pasado año las renovables abarataron el precio del mercado diario en los mencionados 4.180 millones de euros, lo que supuso un ahorro de 16,90 euros por cada MWh adquirido en el pool. Sin la existencia de generación renovable el precio medio del mercado en 2015 se habría situado en 67,22 €/MWh en lugar de los 50,32 €/MWh.
En el periodo 2005-2015 los ahorros en el pool, por evitar importaciones fósiles y emisiones de CO2, ascendieron a 49.694, 23.733 y 3.823 millones de euros, respectivamente. Las renovables fueron retribuidas con 44.386 millones de euros durante el mismo periodo por la generación de electricidad.
Sin más renovables no se cumplirán los compromisos medioambientales
La cercanía cada vez mayor de 2020 hace más evidente que España no cumplirá sus compromisos europeos vinculantes en materia medioambiental comprometidos en la Directiva 2009/28/CE, si no cambia sustancialmente su política de renovables, como han advertido en repetidas ocasiones la Comisión Europea y otros organismos e instituciones. Los objetivos establecidos son alcanzar con fuentes renovables el 20% del consumo final bruto de energía y un mínimo del 10% de consumo en el sector del transporte.
El pasado año, el Gobierno aprobó la llamada ‘Planificación Energética. Plan de Desarrollo de la Red de Transporte de Energía Eléctrica 2015-2020’, desarrollada según el Ministerio de Industria para cumplir los objetivos comprometidos con Europa en materia energética. El documento prevé la instalación de casi 8.500 nuevos MW renovables hasta 2020, lo que supondría la instalación anual de 1.695 MW anuales durante cinco años, 2016 incluido. Si entre 2014 y 2015 se han instalado solamente 70 nuevos MW renovables parece muy poco probable que puedan cumplirse los objetivos de la Planificación, que además son inferiores a los previstos en el Plan de Energías Renovables 2011-2020.
Alcanzar los objetivos mencionados es algo en lo que el propio Gobierno no parece creer al convocar en 2015 una subasta para la instalación de únicamente 700 nuevos MW renovables (500 de eólica y 200 de biomasa) a poner en marcha a lo largo de los próximos cuatro años. Aún en el caso de que se materializaran los proyectos, España estaría muy lejos de cumplir sus compromisos en materia de renovables con la Unión Europea.
Consenso energético y un marco estable y predecible
Los datos del Estudio de Appa demuestran que, además del ahorro y la eficiencia energética, las energías renovables son la principal herramienta que tiene España para cumplir sus compromisos medioambientales y que, además, son un gran negocio para la economía de nuestro país. Las renovables son tecnologías de generación limpias, autóctonas y ya competitivas económicamente.
Desde el sector se pide que el Estado asuma progresivamente sus compromisos por derechos otorgados, como ha hecho con otras tecnologías. El sector demanda, asimismo, una planificación efectiva a largo plazo para cumplir nuestros compromisos en materia de renovables y medioambiente, que debería partir de un acuerdo de amplio consenso en el que se tuviera en cuenta a todos los actores implicados, que defina un mix energético que nos lleve a un modelo basado principalmente en energías renovables. En definitiva, el sector renovable exige un marco estable y predecible sobre el que planificar su futuro.
España es un país privilegiado en recursos renovables y con alto potencial para su desarrollo industrial, que debemos aprovechar si queremos tener el peso que nos corresponde en un sector, el de las energías renovables, clave en la economía mundial.
“Las renovables suponen el presente y el futuro del sector energético”
Durante la rueda de prensa que tuvo lugar con motivo de la presentación del ‘Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España 2015’, José Miguel Villarig, presidente de Appa, dejó claro que el sector de las renovables cuenta ya con las tecnologías necesarias para competir con cualquier otra alternativa, aportando al sistema “energía limpia y barata”. Por ello, confirmaba que esta formula debe ser entendida como el “presente y el futuro” del sector energético subsanando los fallos que se hayan podido cometer en el pasado.
“Trabajamos para que el Gobierno nos valore como una herramienta imprescindible para luchar contra el cambio climático, para reducir la dependencia energética del exterior y para seguir reduciendo el precio de la energía en nuestro país”, señalaba.
Como destacaba el presidente de Appa, durante los últimos meses se han producido tres hechos importantes que han influido decisivamente en el mercado energético. En primer lugar, la volatilidad a la que está sometido el precio del petróleo, debido sobre todo a la caída de la demanda (EE UU ha apostado fuerte por el fracking) y a la decisión de los países exportadores de mantener sus volúmenes de producción. Esta situación, en el caso de España, ha supuesto un ahorro de cerca de 15.000 millones de euros pero, según la mayoría de los expertos, es una situación insostenible de cara al futuro.
En segundo lugar, José Miguel Villarig reseñaba los acuerdos alcanzados en el seno de la Unión Europea para lograr objetivos energéticos y medioambientales más ambiciosos con el horizonte puesto en el año 2030. Esta meta pasa, entre otras cosas, por la implantación de medidas que fomenten las energías renovables, la I+D+i en los países miembros, una nueva política industrial y una mayor interconexión energética.
Y como último acontecimiento destacable, Appa señala al encuentro COP21 que tuvo lugar a finales del pasado año en París, donde a diferencia de citas anteriores sí estuvieron representados la gran mayoría de los países del mundo, tanto los desarrollados como los no desarrollados. Esto es importante a la hora de asumir compromisos ya que como, recordaba José Miguel Villarig, Europa apenas supone un 11% de las emisiones de todo el mundo, mientras que entre EE UU y China suman el 43% del total.
Frente a todos estos hechos, beneficiosos sin duda para las energías renovables, desde Appa también se pone el acento en otras decisiones que han supuesto auténticas barreras para la progresión de este sector, sobre todo en materia normativa con una “legislación improvisada y cortoplacista” como la definía el Sr. Villarig, y con un Gobierno que ha puesto en marcha una reforma energética sin buscar el consenso entre todos los agentes implicados. “Hay que corregir la inseguridad jurídica a la que están sometidas nuestras empresas, que cada seis años se ven expuestas a un cambio en la retribución de sus inversiones”, añadía.
Además, desde Appa se solicita al Gobierno cambios en la tributación a la que tienen que hacer frente las empresas energéticas, así como una revisión de la formula elegida para realizar las subastas, cuya primera experiencia el presidente de la asociación calificó como un “desastre”.