Los calçots protegidos con la I.G.P. Calçot de Valls corresponden exclusivamente a los brotes de los bulbos de la especie Allium
El calçot de Valls, la cebolla con personalidad
Cuenta la leyenda que hace más de 100 años un solitario agricultor de Valls, conocido con el sobrenombre de ‘Xat de Benaiges’, empezó a cocer en las brasas los brotes tiernos nacidos de una cebolla. El solitario agricultor peló el extremo carbonizado y sin querer inventó el calçot y, con ello, una fiesta gastronómica.
Año tras año, Valls inicia la nueva temporada de calçotadas con la Gran Fiesta de la Calçotada. Como cada año, la fiesta se celebrara el último domingo de enero y convierte Valls en una bulliciosa y animada ciudad adornada de humaredas.
Valls, la ciudad de origen de la calçotada, da el pistoletazo de salida a la nueva temporada con la Gran Fiesta de la Calçotada ofreciendo un variado y entretenido programa con variados concursos alrededor del calçot, demostraciones de recetas a base de esta hortaliza, degustaciones populares, mercados etc.
La capital del Alt Camp se ha convertido en la anfitriona de una festividad que se ha convertido toda una institución. Con un origen humilde y popular, la calçotada de Valls se ha convertido en una auténtica tradición catalana, divulgada por la ‘Penya Artística de l’Olla’, que organizaba calçotadas a las que invitaba a personalidades del mundo artístico y cultural barcelonés.
Existen dos salsas para acompañar al calçot. Salsas de recetas variadas, pero parecidas en su gusto y presentación. Tanto si se decide comer el calçot con la original salsa salbitxada, como si se prefiere la conocida salsa romesco, no se va a usar nada más que un babero. No hay tenedores, cucharas ni cuchillos. Solamente se puede contar con las manos y un babero para no mancharse.
En el concurso de comer calçots un solo concursante ha llegado a comerse más de 300
Desde las comarcas del Alt Camp, el Baix Camp, el Tarragonès y el Baix Penedès, nos llega el Calçot de Valls. La suma de estas cuatro comarcas crean el área de producción de la Indicación Geográfica Protegida del Calçot de Valls.
Tras la insistida petición de los payeses del Camp de Tarragona para conseguir un reconocimiento adecuado a sus productos, llegó la I.G.P. Calçots de Valls, un distintivo de calidad que caracteriza a sus calçots por su método de producción y de elaboración de las materias primas que proceden de alguna de las cuatro comarcas que crean el área de producción de la I.G.P. Calçots de Valls.
Los calçots protegidos con la I.G.P. Calçot de Valls, corresponden exclusivamente a los brotes de los bulbos de la especie Allium (cepas procedentes de la variedad Blanca Grande Tardía de Lleida).
Para acogerse a la I.G.P Calçots de Valls, éstos deben estar en el momento de su venta enteros, sanos, sin humedades exteriores anormales, sin olores ni gustos extraños. También se han de presentar limpios, pero sin haber sido lavados con anterioridad.
Para controlar la calidad del calçot, el Consejo Regulador delega estas funciones a entidades de control y certificación independientes
Además, el calçot deberá tener una longitud de parte blanca de 15 a 25 centímetros y un diámetro medio a 5 cm de la raíz entre 1,7 y 2,5 cm; también deberán presentar las cualidades organolépticas de consistencia y dulzura características de la I.G.P.
Si los calçots cumplen todos los requisitos, se agruparán en manojos de 25 y 50 unidades y se etiquetarán y atarán con la cinta característica del calçot de Valls.
Un largo proceso de cultivo
El proceso de cultivo de los calçots es fácil aunque largo. Durante los últimos meses del año se planta la cebolla y, una vez crecida y germinada, se arranca de la tierra y se vuelve a plantar. Cuando llega el verano se arranca de nuevo la cebolla y se guarda durante unas semanas. Finalmente, se elimina la parte de arriba y se vuelve a plantar para recolectarla definitivamente entre los meses de noviembre y abril.
Como apunta el dicho popular, ‘la cebolla ha de oír campanas’, pues al plantarla ha de estar poco enterrada. A medida que estos brotes de cebolla van creciendo se van calzando, es decir, se cubren los costados de tierra para blanquear su base (la parte que posteriormente se consumirá).
Durante la última campaña se recolectó un 60% más de calçots, respecto al año anterior.
En la última campaña los productores cosecharon 9 millones de calçots, un 60% más que el año anterior
En la última campaña los productores de la I.G.P. hicieron una cosecha récord, colocando 180.950 etiquetas de certificación I.G.P. Calçots de Valls. Esto representa nueve millones de calçots, un 60% más que el año anterior, cuando se cosecharon cinco millones y medio. Este incremento se debe a las nuevas inscripciones de productores este último año y al aumento de la producción de las hectáreas plantadas durante un año muy favorable.
La popularidad creciente del calçot ha originado una importantísima repercusión económica. Esta hortaliza ha sido capaz de cambiar la economía de toda la comarca, llegándose a denominar la cebolla de oro.