Cooperativa El Brot, más de tres décadas fomentando el consumo “crítico” de alimentos
4 de julio de 2011
Hoy en día, términos como agroecología nos parecen de lo más habitual. Tres décadas atrás, la posibilidad de poner en marcha una cooperativa que fomentara agricultura sostenible sostenida por la propia comunidad, podía desconcertar a más de uno/a. Sin embargo, en el caso de la Cooperativa El Brot, con sede en Reus (Tarragona), las cosas fueron más sencillas de lo que a primera vista pudiera parecer. Así nos lo explica Carme Pagès, presidenta de la misma: “En un principio, había preocupación por la existencia y cercanía de la petroquímica de Tarragona y la central nuclear de Vandellós. A la necesidad de consumir alimentos sanos y frescos de la zona, básicamente de Reus y del Camp de Tarragona, se empezó a pensar en cómo optimizar transportes, en hacer circular información sobre posibles productores y proveedores, se empezaron a organizar charlas informativas sobre agroecología…Y así, con la ayuda de gente de confianza, una cosa llevó a la otra...”. En 1987, El Brot se formalizó como cooperativa, a nivel legal, aunque sus orígenes se remontan al año 1979. El camino que inició esta cooperativa, la primera de este tipo en España, lo siguieron otras organizaciones de personas consumidoras de productos ecológicos, como El Rebost SCCL (Girona) y Germinal SCCL (Barcelona). Desde entonces, la producción, distribución y consumo de productos de cultivo agroecológico ha adquirido mayores proporciones, incluso en la zona de influencia de El Brot. “Actualmente, en el mercado central de Reus hay dos paradas donde se venden alimentos bioecológicos. No nos gusta hablar de competencia. Lo que nos interesa es que este consumo se extienda y difunda y, por supuesto, contribuir a mantener la proximidad del territorio facilitando el acceso a productos locales”, explica Carme Pagès.
Casi 100 metros cuadrados donde poner en valor el consumo “crítico” de alimentos
A medida que avanzamos por los pasillos de la Cooperativa, su presidenta, Carme Pagès, nos desgrana las claves de un proyecto en el que se involucra junto a otros compañeros, de forma voluntaria, y que compagina con otras ocupaciones. “Yo diría que el punto fuerte de El Brot siguen siendo los productos de alimentación, aquellos de consumo diario. En estos momentos, tanto nuestros socios, más de un centenar en la actualidad, como cualquier cliente que se pase por nuestro establecimiento, aunque a un precio más económico para los primeros, puede elegir entre artículos muy diversos, como calzado, cosmética o limpieza del hogar”. Al respecto, llama la atención la comercialización de detergentes ecológicos e incluso alimentos como harina o legumbres a granel, o las garrafas de aceite de oliva virgen extra arbequina de gran formato. “Al principio, vendíamos principalmente verdura, fruta y hortaliza de calidad ecobiológica, que ahora renovamos dos veces por semana. En estos momentos, los alimentos que vendemos a granel (cereales, arroz, harina) son los que más salida tienen entre nuestros clientes”.
En sus 96 m2, la Cooperativa El Brot comercializa desde productos frescos (frutas, hortalizas, verduras, huevos y lácteos), almacenados en expositores refrigerados o en una cámara específica para mercancía hortofrutícola, a productos secos (tubérculos, legumbres, cereales, fruta seca y bebidas) y, finalmente, una amplia gama de elaborados que incluye zumos, aceites, conservas, mermeladas, chocolate, café, infusiones, quesos, precocinados, pasta de sopa, galletas, harina y pan. “Hace un año y medio, solicitamos unos créditos valorados en 100.000 euros para hacer varias reformas en el local. Instalamos las dos cámaras con las que contamos en la actualidad, una para conservar harinas, legumbres y productos a granel y la otra, para frutas y verduras. Del total del presupuesto, invertimos 70.000 en ambas cámaras”.
Con su actividad, desde El Brot apoyan el desarrollo selectivo de la agricultura ecológica, sin transgénicos, facilitando la conversión a este tipo de producción y estrechando la colaboración entre productores y consumidores, preferentemente de Reus y El Camp de Tarragona para producciones de temporada. Un propósito que fortalece la cohesión y la soberanía alimentaria de su ámbito de actuación. Aun así, también recurren a proveedores del resto de Cataluña e incluso de algunos puntos del país. Pero su misión no acaba aquí. En palabras de Carme Pagès, desde la Cooperativa se insta al consumo “crítico” de alimentos: “Vamos más allá de ofrecer productos sin herbicidas, a poder ser de contaminación cero. Buscamos que sean cercanos. No puede ser que nos cueste más el transporte de una lechuga que ésta en sí misma. Es decir, cuanto más local sea la cadena mejor. Y también que exista el menor número de intermediarios posible, de modo que todo el mundo reciba un precio justo por aquello que produce. Por último, comulgamos con el ejemplo y vendemos un variado surtido de productos a granel, con el mínimo envasado posible, y en sintonía con nuestra filosofía”.