Europa celebra la entrada del producto número 1.000 en la lista de alimentos de calidad
28 de marzo de 2011
La Unión Europea ha estipulado tres variantes con las que se pueden y deben registrar todos los productos de calidad que se fabriquen de manera artesanal y que vayan muy ligados a la zona geográfica y a los pueblos de donde proceden. De esta forma se busca tanto identificar a simple vista como proteger los nombres de calidad de estos productos agrícolas y alimenticias de las falsificaciones, copias o versiones desprovistas de la calidad suficiente que pudieran aparecer.
Estas tres denominaciones especiales aparecieron en 1992 de la mano de la Dirección General de Agricultura de la Comisión Europea (DG Agri) y son el Registro de Denominaciones de Origen Protegidas (D.O.P.), la Indicación Geográfica Protegida (I.G.P.) y el Registro de Especialidades Tradicionales Garantizadas (E.T.G.), que se utilizan para exquisitos productos como quesos, jamones, carne, frutas y hortalizas, aceites de oliva, productos lácteos, cervezas, panadería, especias, café, condimentos y muchos más.
Estos nombres, a la par que sus correspondientes logotipos, únicamente pueden emplearse después del visto bueno dado por una comisión de expertos que evalúa minuciosamente todas las fases de producción y distribución del producto, tanto in situ, como en laboratorios especializados.
Vamos a analizar lo que significa cada una de estas protecciones y el rol que juegan en el elevado mantenimiento de la calidad de sus producciones. La D.O.P. se suele utilizar para productos con fuertes vínculos con la zona geográfica en la que se produce, que debe de estar claramente delimitada y que los beneficios que se extraen de esta actividad redunden profundamente en la calidad de vida de sus asentamientos humanos.
Entre tanto, la I.G.P. se le aplica a los productos vinculados a una zona geográfica en la que se desarrolla, al menos, una de las fases productivas. A las E.T.G. les queda el rol de servir para hacer hincapié en la composición tradicional del producto y en su modo tradicional de producción.
Una celebración paneuropea para una lista de acuciosa calidad
Actualmente, la Unión Europea está celebrando la entrada del producto número mil a la lista de los privilegiados alimentos de calidad en este continente. Según un estudio llevado a cabo por la Comisión Europea, la comercialización de estos productos supuso tan solo en el año 2007 una facturación global de 14.000 millones de euros.
Algunos de los aspectos a tomar en cuenta para quien desee adentrarse en esta larga lista de productos es que algunos tienen dos o más versiones de su nombre, por ejemplo, llamado por el nombre en una lengua nacional y en otra regional, así como que cada entrada debe referirse a toda una gama de productos distintos, aunque cada una cuente como una sola entrada, sin importar si tiene varios nombres o variaciones del producto. La lista es perfectamente modificable con el tiempo, siendo posible que los productos bien varíen su denominación, bien sean eliminados de ella, sin embargo la tendencia ha sido siempre al alza.
De hecho, esta lista de mil nombres será ampliada en los próximos meses ya que hay unos 16 productos a las puertas de ser incluidos, así cómo otros 162 que están en fases más tempranas de estudio, oposición o recaudación de requisitos. Antes de darse el aprobado final, la Comisión pide que las normas de registro estén traducidos en las 22 lenguas oficiales de la UE-27, para posteriormente poder aparecer en el ‘Diario Oficial de la UE’, trámite que por lo general se lleva dos meses.