La parálisis cerosa, un problema post-cosecha en el cultivo del ajo
28 de julio de 2014
Dentro de la primera jornada del ciclo de Charlas incluidas en la Feria Internacional del Ajo de Las Pedroñeras, organizadas por el Ayuntamiento de la localidad conquense, el Doctor Ingeniero Agrónomo en la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola de la Universidad Politécnica de Madrid, Daniel Palmero, realizó en colaboración con la cooperativa de segundo grado Coopaman, S.C.L. una conferencia sobre 'La parálisis cerosa y otras enfermedades del almacenamiento del ajo'.
El sector del ajo lleva años viviendo momentos complicados. Entre las causas, las masivas importaciones de ajo proveniente de China, a lo que se suma también las enfermedades que afectan al producto. En este contexto se ha abordado la problemática de la parálisis ceros, se trata de un desorden fisiológico que afecta al ajo en la post-cosecha y que puede repercutir gravemente en las exportaciones del producto. En primer lugar, Daniel Palmero ha aclarado los conceptos patología y fisiopatía para seguidamente abordar los síntomas de ambas y las causas que las provoca. Y es que “una diferenciación clara del problema es imprescindible y permitirá al productor una adecuada toma de decisiones”. Palmero ha explicado que “el problema de la parálisis cerosa es que aparece unos quince días después de cosechar, comenzando a oscurecerse parte de la pulpa del ajo y el diente entero termina teniendo un color vítreo”. Como consecuencia, esta fisiopatía puede provocar graves pérdidas de post-cosecha, un problema que se agrava con las exportaciones ya que el producto llega a su destino en condiciones mucho peores. “Solo un corte transversal del ajo dos o tres semanas tras la cosecha podría darnos un diagnóstico fiable. Este hecho repercute muy negativamente en la exportación del producto a mercados lejanos y muy exigentes. En este caso, es necesario no confundir la parálisis cerosa con la podredumbre”, matiza Palmero. Aunque aún no se ha detectado cuáles son las causas del problema, su aparición se relaciona con suelos frescos, con periodos de temperaturas suaves antes de la cosecha o a una cosecha temprana de los ajos. “Si la cosecha es muy precoz, el ajo sigue respirando una vez recogido y, a mayor tasa de respiración durante las primeras semanas de almacenamiento y secado, mayores serán las posteriores mermas por parálisis”. Otros autores, sin embargo, lo achacan a los niveles de aire con poco oxígeno y una ventilación inadecuada durante el manejo y el almacenaje del producto.
Hay que tener en cuenta que España exportó a la Unión Europea (UE) durante el año 2013 un total de 76.000 toneladas de ajo, siendo Castilla-La Mancha el mayor productor europeo y Las Pedroñeras el mayor productor del mundo si miramos la cifra de cultivo per cápita.
Durante la conferencia sobre 'La parálisis cerosa y otras enfermedades del almacenamiento del ajo'.
En cuanto a las enfermedades, muchos de los daños que sufre el ajo son debidos a la podredumbre húmeda en los dientes. Según ha explicado Palmero “se empieza a colorear el ajo de una manera muy parecida a la parálisis cerosa, con manchas deprimidas de color blanquecino con un halo necrótico que pueden llegar a cubrirlo por completo”.
Para abordar esta enfermedad de manera efectiva, es necesario realizar un control integrado del cultivo que supone no sólo el uso de productos fitosanitarios, sino también un correcto manejo (material vegetal, de riego, la fertilización, etc.).
En definitiva, la charla ha servido para trata de diferenciar los síntomas, y de esta forma que el agricultor reconozca lo que tiene en el campo y sepa las posibles medidas que puede tomar.