Las nieves del Kilimanjaro acogen a un perro

Hace ya unas cuantas décadas, el hallazgo del esqueleto de un leopardo cerca de la cima del Kilimanjaro inspiró a Ernest Hemingway a escribir una de sus novelas más conocidas, trasladada después a la eternidad a través del cine: Las nieves del Kilimanjaro.

Esta vez no llega a ser la imagen romántica de un leopardo atravesando las nieves, pero John Messe se quedó de piedra cuando al lado de la cima del volcán encontró a un perro. Además no se trataba del esqueleto, como en el caso del leopardo, sino de un animal vivo. Messe, que se había alejado un poco de la cima para orinar, le sacó una foto con su móvil y se marchó, no fiándose demasiado de un perro capaz de dormir la siesta a casi 6.000.

Hay que recordar que la cima del Kilimanjaro alcanza los 5.895 metros de altitud sobre el nivel del mar y que las temperaturas allí suelen oscilar entre los 4 y los 15ºC bajo cero. La sorpresa de encontrar un perro es, por lo tanto, bastante lógica.

Veterinarios locales han señalado que no es tan raro que un animal ascienda y soporte temperaturas como esa. Lo raro, señalan, es el porqué de que haya ascendido y el hecho de que sobreviva en un medio tan hostil. Uno de esos veterinarios, Wilfred Marealle ya ha advertido que, por si acaso, no se acerquen demasiado, ya que podría ser que el perro se hubiese aislado allí por alguna enfermedad como la rabia.