Conservación de edificios monumentales
11 de diciembre de 2009
Los productos consolidantes disponibles en el mercado (alcoxisilanos) presentan, por un lado, indudables ventajas (prueba de ello es que no han sido desbancados por ningún otro material) y, por otro lado, ciertos inconvenientes totalmente ignorados por los profesionales encargados de aplicarlos. El principal inconveniente de estos productos es la aparición de fracturas en el consolidante que ha polimerizado en los poros de la roca alterada.
El proyecto TEP-243: Tamices moleculares y otros nanomateriales, desarrollado por un grupo de investigación de la UCA, liderado por la doctora María Jesús Mosquera, estudia nuevos nanomateriales libres de fracturas. Para ello, utilizan un tensioactivo como plantilla de los poros del consolidante, obteniendo un nanomaterial con tamaño de poro uniforme, en el que se minimizan las presiones capilares responsables de dichas fracturas.
Los investigadores han diseñado nuevas modificaciones dentro de la primera etapa del proyecto centrada en la síntesis de nuevos materiales consolidantes. Su estrategia consistió en añadir un nuevo reactivo al sol de partida. En concreto, se trata de un organosiloxano –polidimetilsiloxano (PDMS)- que genera un gel híbrido orgánico-inorgánico.
Esta alternativa pretende aumentar el tamaño de poro del gel, reduciendo en mayor medida la presión capilar del material y favoreciendo la eliminación del tensioactivo. También busca incrementar la elasticidad del material, evitando su ruptura, y formar un gel híbrido orgánico-inorgánico que confiera al material propiedades hidrofugantes.
Este último punto resulta especialmente interesante, ya que la obtención de un material con aplicación como consolidante e hidrofugante representa un avance trascendental desde un punto de vista tecnológico en el desarrollo de los materiales para protección de piedras. El nuevo producto permite, mediante una única aplicación, consolidar la piedra y protegerla al mismo tiempo del principal responsable de su deterioro: el agua. Hasta este momento, en las obras de restauración de edificios se realiza, en primer lugar, la consolidación de la piedra alterada para, a continuación, realizar un tratamiento de hidrofugación. La reducción en costes de personal y material que se conseguirían con una única aplicación serían considerables.
En las imágenes se aprecia una gota de agua depositada sobre una roca calcarenita sin tratar. El ángulo de contacto inferior a 90º es típico de materiales porosos hidrófilos. En la figura 2 se puede ver la imagen de una gota sobre la superficie de la misma roca después de ser tratada con el producto patentado. Como se aprecia claramente, el ángulo de contacto se incrementa por encima de 90º, siendo típico de un material hidrófugo.