El sector químico, agrupado en los polos
El polo químico de Tarragona, uno de los mayores de Europa, es el principal punto de implantación de la industria química en España. Dispone además de dos “cracker” de etileno.
Le sigue el polo de Huelva, mayoritariamente dedicado a la producción de química básica.
Otras áreas de implantación importantes son Barcelona, Vizcaya, Puertollano (tercer “cracker” situado en España), Asturias, Madrid, Algeciras, Valencia, Castellón, Cartagena y otras zonas aragonesas.
La industria química española se encuentra ubicada principalmente en Cataluña, comunidad donde se genera casi la mitad de la producción (47,1%).
Junto a Madrid (13,5%), Valencia (7,4%) y Andalucía (7,7%), las cuatro comunidades agrupan más de tres cuartas partes del total de la producción química española.
Tarragona, la mayor concentración en España
Sobre una extensión de 1.390 hectáreas de superficie ocupada la industria se agrupa bajo el paraguas de la AEQT, Associació Empresarial Química de Tarragona, que cuenta con 33 empresas afiliadas. Algunos datos son bastante significativos: el 86 por ciento han obtenido la certificación de calidad ISO 9002 y el 64 por ciento tienen la certificación de gestión ambiental ISO 14001.
Un total de 5.800 puestos de trabajo directos se concentran en la química tarraconense. El 36 por ciento son técnicos y administrativos, el 61 por ciento trabajadores de planta y servicios. A todos ellos se suman los 3.100 puestos de trabajo indirectos y los 21.000 puestos de trabajo inducidos (en 1.500 empresas de servicios)
La capacidad de producción en Tarragona es de 18.201.250 toneladas al año de diversos productos: 1.295.900.000 Nm3 de gases (oxígeno, nitrógeno, argón, y otros). Cuenta además con 378.598 metros cúbicos de capacidad almacenaje y 488.000 metros cúbicos de capacidad de envasado y distribución.
De sus ventas totales, unos 4.351 millones de euros procede del mercado nacional y en torno a los 1.742 millones de euros de la exportación.
Por lo que respecta a la industria química, la primera referencia histórica y documental data del siglo XVIII.
Tomando como año de partida 1958 (anterior al desarrollo de los polígonos), cuando había 99 factorías de actividad química registradas en toda la provincia, que en total ocupaban a 2.370 operarios, la historia de la industria química de Tarragona comienza a escribirse en la década de los sesenta, especialmente con la construcción de IQA (Industrias Químicas Asociadas), que comenzó a producir en 1965. Paulatinamente se van añadiendo nombres conocidos en el ámbito internacional como Dow Chemical, Basf Española y Aragonesas Industria y Energía, Aiscondel, Bayer, Messer Carburos, Ercros, Hoechst y Saeta (actualmente Celanese, Transformadora de Etileno, Clariant, Basell y Solvay). Calatrava (actualmente Repsol Química).
En 1987 se constituye el Grupo Repsol, a partir de las empresas del INH (Instituto Nacional de Hidrocarburos). En Tarragona se integran en Repsol Petróleo: Enpetrol; en Repsol Química: Alcudia, Calatrava y Paular; en Repsol Exploraciones: Eniepsa; y en Repsol Butano: Butano
Destacan también, en1990 las plantas de cogeneración que Basf, Bayer y Taqsa ponen en funcionamiento, a las que se suma cuatro años más tarde la de Repsol Petróleo y un año después la de Erkimia (hoy Ercros).
Se suceden las inversiones e inauguraciones de nuevas plantas y las reorganizaciones de las empresas químicas tienen, como es lógico, su reflejo en este complejo químico. Así, uno de los movimientos más recientes es el del año 2005, cuando Repsol Química, propietaria del 50 por ciento de Transformadora de Propileno AIE, compra la otra mitad de la compañía a Basell Poliolefinas.
Un ejemplo de desarrollo de una empresa en Tarragona es el de Dow Chemical. Cuenta con 592 empleados en Tarragona, repartidos por sus 8 plantas de producción. Dispone de una planta de derivados en Tarragona, un cracker de etileno (La Pobla de Mafumet/ Perafort) y una terminal de materias primas en Tarragona. Dow Chemical Ibérica se instaló en Tarragona en 1967. Inicialmente fabricaba polietileno de baja densidad y polioles, pero el crecimiento de la demanda de materia prima (etileno) llevó a Dow a adquirir en 1982 un cracker de etileno de la mencionada refinería (propiedad de Enpetrol, que posteriormente pasó a denominarse Repsol), situada en La Pobla de Mafumet, a unos 10 km al norte de Tarragona. Esta adquisición supuso un gran impulso para el complejo de Dow en Tarragona, ya que permitió el aumento de la capacidad de producción, de las plantas existentes y la implantación de nuevas plantas, para la producción de polietileno de alta densidad y lineal, Primacor e Insite.
La inversión total de Dow de 2003 a 2006 ha sido de 600 millones de euros y el aumento de plantilla en ese mismo periodo, del 40 por ciento.
Destaca también el Pacto de Progreso, compromiso voluntario para la mejora constante de la protección a la salud, la seguridad y el medio ambiente, que se firmó en febrero de 1991 y fue pionero en todo el estado español. Supuso dotar de un instrumento a la industria química y a las Administraciones Públicas para el seguimiento y evaluación de las acciones que repercuten en la calidad ambiental de instalaciones, los procesos de producción, la operatividad de las plantas y la información.
Buena química en Huelva
La consolidación de este potente foco industrial ha aportado durante más de 40 años efectos muy positivos en la creación de empleo y generación de riqueza. Más de 16.000 personas trabajan vinculadas a la industria química de Huelva. La labor cotidiana de este numeroso colectivo profesional, en el que están representadas las más diversas especialidades y oficios, está ligada a productos de gran relevancia para la calidad de vida y la cobertura de las necesidades de millones de personas.
Desde Huelva, desde su industria química, se elaboran o trasforman sustancias y materiales que se utilizan en la alimentación, la sanidad, los transportes, las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, la construcción, el turismo, la agricultura, la pesca, y un largo etcétera.
Cartagena y Cádiz
Otro punto de concentración de la industria química se encuentra en San Roque, Cádiz. Allí se encuentra la refinería "Gibraltar-San Roque" que se configuró en sus inicios como una industria para la exportación, basándose en el gran volumen de comercio mundial que generaría su estratégica situación geográfica. En 1965 comienzan los trabajos de construcción de la refinería y a finales de 1967 se ponen en marcha las primeras unidades. El proyecto original se basó en los diseños más modernos para este tipo de plantas, buscando la máxima integración de las unidades de proceso, es decir, evitando el almacenamiento de productos intermedios y procurando que una unidad alimente directamente a la siguiente. Esta metodología, además de buscar el ahorro energético, estaba claramente dirigida a la seguridad de las personas y las instalaciones.
También se ubica en este polo la empresa Interquisa, que produce y comercializa ácido teleftálico purificado, dimetil tereftalato y ácido isoftálico purificado, así como Petresa, cuya historia se remonta a la década de los sesenta. Nació como consecuencia de la preocupación de la industria química por solucionar los problemas de mala imagen e impacto ambiental de los detergentes de la época basados en alquilbencenos ramificados (BAB). Estos productos, no biodegradables y de amplia utilización, producían espumas persistentes en los ríos. Fue entonces cuando la Compañía Española de Petróleos (CEPSA), decide abordar un proyecto que culmina en 1967 con la constitución de Petroquímica Española S.A. (PETRESA). Esta nueva sociedad pone en marcha en San Roque (Cádiz) en 1969 la primera planta de alquibenceno lineal (LAB) del mundo con tecnología FH (ácido fluorhídrico).
La presencia de Voridian España, empresa de Eastman dedicada a la producción de PET, demuestra también la competitividad de la zona en los mercados internacionales.