La Comisión Europea presenta la Estrategia de la Unión de Preparación para afrontar amenazas complejas
La Comisión Europea ha lanzado la Estrategia de la Unión de Preparación, un plan integral diseñado para fortalecer la resistencia de la UE ante crisis multidimensionales. La iniciativa, presentada el 26 de marzo de 2025, busca mejorar la coordinación entre Estados miembros, sectores públicos y privados y actores civiles y militares. Con un enfoque integral que abarca desde ciberseguridad hasta cambio climático, la estrategia propone 30 acciones clave, incluyendo la creación de un centro de coordinación de crisis, protocolos público-privados y sistemas de alerta temprana. El documento subraya la necesidad de adoptar una mentalidad proactiva, alejándose de respuestas reactivas, y destaca la importancia de la solidaridad europea en un contexto geopolítico cada vez más inestable.

La Estrategia de la Unión de Preparación surge como respuesta a un escenario global marcado por tensiones geopolíticas, ciberamenazas, desastres naturales y pandemias. Inspirada en el Informe Niinistö sobre preparación civil y militar, el plan busca transformar la capacidad de la UE para anticipar, prevenir y gestionar crisis. Según el documento, la fragmentación actual en la gestión de emergencias y la falta de coordinación entre sectores exigen un enfoque unificado que combine recursos civiles y militares, integre al sector privado y fomente la participación ciudadana.
La presentación de esta estrategia coincide con un aumento de los ciberataques contra infraestructuras críticas y la creciente frecuencia de fenómenos climáticos extremos. En 2024, el 49% de los europeos declararon no sentirse informados sobre riesgos potenciales, según datos de Eurobarómetro. La UE aspira a revertir esta situación mediante un marco común que, sin suplantar las competencias nacionales, refuerce la solidaridad entre Estados miembros.
La estrategia se fundamenta en un enfoque integral de riesgos que abarca tanto amenazas naturales como humanas, desde inundaciones hasta ciberataques, evitando así abordajes sectoriales fragmentados. Complementando esta visión holística, promueve una cooperación gubernamental transversal que articula esfuerzos entre administraciones locales, regionales, nacionales y europeas para garantizar respuestas coordinadas. Como tercer pilar esencial, incorpora un compromiso de participación social activa, involucrando a ciudadanos, empresas y comunidades en la construcción de capacidades de recuperación, pues solo mediante la implicación colectiva podrá materializarse una preparación efectiva ante crisis complejas.
Acciones clave
Entre las medidas más destacadas figura el desarrollo de un 'panel de crisis' para decisores políticos, que integrará sistemas de alerta temprana y datos satelitales como los del servicio Copernicus. También se reforzará el Centro de Coordinación de Respuesta a Emergencias (ERCC) y se creará un Servicio Gubernamental de Observación Terrestre (EOGS) para mejorar la monitorización de riesgos.
En materia de infraestructuras críticas, la Comisión propone revisar el Mecanismo de Protección Civil y establecer requisitos mínimos de preparación, alineados con los estándares de la OTAN. Un plan de almacenamiento estratégico a nivel europeo garantizará el acceso a recursos esenciales, como medicamentos, materias primas y equipos energéticos.
El texto enfatiza la necesidad de formar a la población, incorporando la capacidad de adaptación en los programas educativos y promoviendo la autosuficiencia durante las primeras 72 horas de una crisis. Paralelamente, se creará un Grupo de Trabajo de Preparación Público-Privada para optimizar la continuidad de servicios vitales y cadenas de suministro.
En el ámbito militar, la estrategia aboga por ejercicios regulares conjuntos y estándares de doble uso para infraestructuras, que puedan servir tanto en contextos civiles como de defensa. La cooperación con la OTAN y otros socios internacionales será clave, especialmente en áreas como movilidad militar y ciberseguridad.
Financiación y próximos pasos
La Comisión reconoce que robustecer la preparación implica costes, pero subraya que estos serán inferiores a los gastos derivados de una respuesta tardía. El presupuesto europeo incorporará criterios de fortaleza estructural y se explorarán mecanismos flexibles para crisis imprevistas.
El documento concluye con un llamamiento al Parlamento Europeo y al Consejo para acelerar su implementación. Según el comunicado, "solo actuando juntos podremos construir una Europa más segura y preparada".