El Big Data, la Inteligencia Artificial y el factor humano, tres aspectos que marcan la ciberseguridad actual
Según datos de la Universidad de Maryviley, la combinación de la inteligencia artificial y el Big Data es capaz de automatizar casi el 80% de todo el trabajo físico actual, el 70% del proceso de datos de las organizaciones y el 64% de las tareas de recopilación de la información. Esto supone, según los expertos, una revolución en el campo de la ciberseguridad.
La creciente digitalización supone, a su vez, una exposición mayor de individuos y entidades a los riesgos de ciberseguridad. De hecho, se estima que el mercado de la ciberseguridad alcanza cifras récord cada año y mantiene un crecimiento anual sostenido del 7,7%, según apunta el IDC Research.
Las soluciones de inteligencia artificial y Big Data ofrecen conocimiento y rapidez al sector de la ciberseguridad. El uso que se le da a estas técnicas, en el ámbito de la seguridad digital, es la prevención de ataques. Pueden detectar acciones sospechosas, permitiendo al usuario tomar decisiones de manera inmediata ante cualquier anomalía.
El factor humano es determinante para una ciberseguridad efectiva
Si bien estas tecnologías proporcionan soporte en la prevención y detección de posibles ataques, cabe destacar que su combinación con la participación humana es esencial para lograr una ciberseguridad que sea 100% efectiva.
Según la multinacional de servicios de asesoramiento en soluciones TIC, Innovery, las aportaciones de la IA y el Big Data a la seguridad digital que más destacan son cinco:
- Validar múltiples fuentes y contrastar resultados.
- Identificar agentes sospechosos y tomar decisiones, con una serie de pasos a seguir pautados.
- Categorizar las distintas situaciones, desde los escenarios más básicos a los más complejos. De esta forma se sabe si se requieren conocimientos mucho más técnicos o no.
- Aportar conocimiento, awareness y training para los profesionales del sector.
- Ofrecer transversalidad entre distintas especialidades en seguridad como son la defensiva, la ofensiva y el governance.
Estas funcionalidades descritas convierten, por tanto, al Big Data y la inteligencia artificial en unas herramientas tecnológicas adecuadas para identificar, prevenir, detectar y mitigar cualquier acción sospechosa en los sistemas e infraestructuras TI. Gracias al gran volumen de datos que genera el Big Data, se puede obtener información acerca del espectro de vulnerabilidad o de las necesidades que presenta una organización en ciberseguridad. La IA permite tomar acciones automatizadas sobre la infraestructura para mitigar el riesgo o remediar la brecha de seguridad. Por otra parte, ambas tecnologías son muy útiles para establecer alertas ante posibles nuevas amenazas que aún no han aparecido en los sistemas y redes, algo que sería imposible sin el nivel de procesamiento y capacidad de análisis que proporcionan. La calidad del dato facilita que las respuestas de la inteligencia artificial sean cada vez más precisas.
La ciberseguridad, según indican diversos estudios de mercado, acarrea todos los años pérdidas globales similares al PIB de la mayoría de los países del mundo, convirtiéndose, por tanto, en una ocupación lucrativa que es capaz de generar un millón de virus y programas maliciosos cada día. Según IDC España, el 90% de las empresas españolas ya han sido afectadas en algún momento por un ciberataque. Pese a que queda camino por recorrer aún en la seguridad digital, el avance en el Big Data y la inteligencia artificial es un gran paso en la lucha contra las amenazas cibernéticas.