El año que nunca olvidaremos
Termina 2020 y, con él, el año que nunca olvidaremos. Cualquier balance que se haga de los últimos doce meses acaba marcado, inevitablemente, por la pandemia de Covid-19. Se trata no solo del acontecimiento de mayor impacto del año, sino, probablemente, de toda una generación.
En un mundo más globalizado que nunca, el coronavirus del que se empezó a oír hablar hace justo doce meses tardó pocas semanas en expandirse por medio globo, alterando la vida de las gente, la economía de las empresas y, lo peor de todo, causando numerosas víctimas mortales.
La capacidad de resiliencia del ser humano se ve en cómo hemos aprendido a convivir con el virus, llegando a hacer cotidianas actitudes que hasta prácticamente ayer nos resultaban impensables. Esta capacidad para hacer frente a situaciones adversas puede extrapolarse a otros ámbitos como, en el caso que nos ocupa, el del sector del alquiler.
La Asociación Nacional de Alquiladores de Plataformas Aéreas de Trabajo, ANAPAT, ha celebrado su Convención Anual en la que varios integrantes del sector, tanto alquiladores como fabricantes de equipos, han hecho balance del año que viene. El evento, otro de tantos alterado por la situación sanitaria y que se vio obligado a celebrarse bajo un formato “virtual”, permitió poner en valor el enorme trabajo realizado por la propia asociación y las empresas para dar la vuelta a la situación.
Una de las conclusiones generalizadas de varios de los participantes es que, en cuanto a actividad, 2020 ha sido un año mejor de lo previsto en marzo y abril, cuando todos se temían el mayor de los desastres para el sector. A ello ha ayudado que, obligadas por la situación, las empresas han acelerado enormemente sus procesos de digitalización. Con ello no solo se ha conseguido seguir dando servicio, sino sentar las bases de un futuro en el que todas estarás más preparadas para una industria cada vez más competitiva.
A pesar de este relativo optimismo, la intervención de Jesús Casín en la mencionada convención reflejó un poco el sentir de todos al hacer balance de estos meses: el gran número de pérdidas humanas que ha causado (y sigue causando) lo eclipsa todo al mirar atrás y cuesta sacar conclusiones positivas de un año que nunca olvidaremos.
Todos tenemos puestas las esperanzas en que 2021 sea el año de la recuperación de la normalidad. Confiamos en que, de la mano de esa vacuna que ya ha comenzado a llegar a nuestras vidas, así sea. Más que nunca, feliz año nuevo.