Genesal Energy apuesta por la innovación
La industria de los grupos electrógenos mantiene el pulso a pesar del entorno desafiante y la transformación del mercado. A ello contribuye el ingente trabajo de investigación, desarrollo e innovación que llevan a cabo muchas empresas, como es el caso de Genesal Energy, una compañía gallega que se muestra optimista respecto al futuro y afronta cada desafío a golpe de revolución tecnológica, con la mirada puesta en la necesidad de cada usuario.
La empresa fabrica grupos electrógenos partiendo de cero en lugar de introducir variaciones en modelos estándar. Y hacer equipos a medida a partir de las necesidades del cliente no es habitual en el sector energético. Por eso esta firma se ha convertido en un referente en la fabricación de modelos fuera de serie, que ya en la actualidad representa más del 40 % de su producción. “Un grupo especial es único porque es fruto de un trabajo en exclusiva. Quien lo adquiere no verá otro igual en el mercado”, explica el ingeniero Alejandro Estévez desde el Centro Tecnológico de Energía Distribuida (Ceted), punto neurálgico del área de I+D+i de esta compañía que apuesta por la innovación en cada diseño.
Grandes infraestructuras, hospitales, instalaciones militares, centrales nucleares o de ciclo combinado suelen demandar grupos especiales, aunque también hay proyectos de menor envergadura que los solicitan. Cuando los equipos superan las 1.800/2.000 kVA de potencia solo hay tres o cuatro empresas en el mundo capaces de competir en el mercado de las licitaciones, en las grandes ligas, y una de ellas es Genesal Energy.
El área de grupos especiales de la firma está formada por un equipo de once ingenieros que se encarga de cumplir los deseos de cada cliente. En el Ceted estudian al milímetro cada fase, desde el diseño hasta la producción, y el proceso es muy diferente al estándar.
El trabajo de ingeniería
Desde Genesa destacan que “en un grupo electrógeno especial, el diseño íntegro, tanto desde el punto de vista eléctrico como mecánico, siempre es a medida y hasta el más mínimo detalle, como el color, que se puede realizar a gusto del cliente. Los controles de calidad son distintos a los habituales y las pruebas finales también. El modelo se prueba dónde, cuándo y como quiera el cliente. Y no solo el nivel de calidad supera los estándares normales, ya de por sí exigentes. La fase de ingeniería es compleja y meticulosa, hasta el punto de que el tiempo invertido en un proyecto de estas características llega a ser cuatro veces superior a lo habitual. Se trata de hacer un producto único”. “Un grupo especial tiene muchas ventajas: se adapta al cien por cien a la instalación a la que va destinado y cumple todas sus necesidades. Esto no es posible con uno estándar, que puede dar respuesta a muchas necesidades, pero no a todas”, concluyen desde la empresa gallega.