Y ahora, ¿hacia dónde vamos?
En esta época, acabando el año, echamos la vista atrás y hacemos repaso de lo que hemos logrado, lo que nos queda por conseguir y, sobre todo, cómo llegar hasta ahí. Nos planteamos nuevas metas (o retomamos aquellas que, por una razón o por otra, no pudimos alcanzar) y hacemos examen de conciencia para detectar cuáles son los escollos que nos dificultan para lograr nuestros objetivos.
Juan José Torres, presidente de Aseamac.
En el sector del alquiler, como en la mayoría de sectores productivos, uno de nuestros principales quebraderos de cabeza sigue siendo las formas de pago. Sé que es un tema recurrente y desgastado, pero si sigue ahí, es porque aún no se han conseguido aplicar las medidas necesarias para que los pagos y procedimientos se regularicen. Dicho de otra manera más mundana, el dinero de nuestros clientes no llega y la gran favorecida es la banca, con todo tipo de productos para solventar esta situación. Nos encontramos a la espera de un posible avance en el Reglamento Sancionador que empuje a determinados clientes a mejores prácticas.
Y en el otro lado del negocio, estamos los alquiladores. Tampoco ayuda que se mantengan los precios bajos para captar clientes de manera inmediata porque, a largo plazo, repercute negativamente no sólo en la propia empresa sino en el resto de los integrantes del sector del alquiler, que se ven obligados a trabajar por debajo de sus estándares. Parece del todo innecesario en un momento donde una parte importante de nuestras familias de producto están en ocupaciones cercanas o superiores al 90%, algo que los alquiladores llamamos “falta máquina”. El mantenimiento de esos precios durante un periodo tan prolongado de tiempo como ha sido desde el año 2008 hasta ahora, ha disminuido de forma durísima nuestros resultados anuales. Llegado a este punto, parece razonable dar un pase adelante y abordar mejores rendimientos.
En un siguiente nivel de mejora se encuentran el mal uso de los equipos y la recuperación de los denominados atípicos del negocio. Ambas son preocupaciones constantes de los alquiladores, como se refleja en el Estudio del alquiler 2018 donde se sitúan entre las cinco primeras cuestiones que más inquietan a los alquiladores. De hecho, estos dos temas se mantienen de manera constante en los datos que recoge el estudio tanto en 2016 como en 2017.
Hasta aquí las cosas que nos gustaría cambiar, pero debemos reiterarnos en las ventajas del alquiler en distintos sectores e industrias. El argumento más fuerte es que permite a los clientes tener un mejor control de los gastos, ya que se reducen los costes fijos (que en el caso de la compra de material incluye el desembolso inicial, las reparaciones/mantenimiento, la logística y los seguros) y se minimizan los riesgos financieros, además de otorgar ventajas fiscales. La disponibilidad inmediata de maquinaria y equipos de última tecnología y en perfecto estado, listo para su uso, es otra de las grandes bazas de nuestro sector.
Los clientes, al alquilar maquinaria y equipos, deben sentir la tranquilidad de poder centrarse en su propio negocio mientras saben que su flota de equipo queda correctamente gestionada, además de tener la certeza de que las maquinas están revisadas por expertos. De esta manera, los clientes saben que mañana, su personal no estará desocupado por la falta de una máquina o equipo. A esta situación, se une la seguridad que les aporta saber que, en casos de picos de trabajo, el alquiler les ayuda a absorber esa carga extra, mejorando la competitividad.
Para poder seguir ofreciendo esta calidad y seguridad a nuestros clientes, debemos tener muy presentes ciertos retos tecnológicos que mejoran el servicio prestado. El incremento de la tecnología en los equipos nuevos optimiza su uso pero lleva implícito una actualización de la formación del personal que mantiene y repara dicha maquinaria (otra de las preocupaciones en la que coinciden los profesionales del sector). Igualmente, el usuario final también necesita un reciclaje sobre cómo utilizar adecuadamente estas innovaciones, esta formación no siempre está en nuestra mano realizarla por la poca voluntad de los clientes. Y aquí nos encontramos con una paradoja porque si no les formamos aumentan las averías por mal uso (incremento de costes para el alquilador) y el cliente no puede aprovechar al máximo las ventajas que le aportar la implementación de dicha tecnología (pérdida de rentabilidad para el usuario). De nuevo deberemos tirar de nuestra capacidad de convicción para mostrarle al cliente las ventajas de la formación tecnológica a sus empleados.
En esta misma línea y llevándolo al extremo está el cumplimiento de la normativa europea Stage V sobre las emisiones que obliga a establecer un mantenimiento mucho más continuado de los motores, para controlar la emisión de partículas, que se suma al encarecimiento de los motores. Sencillamente, o cuidamos el equipo o se va a parar hasta que lo hagamos, con los enfados habituales por un presunto mal servicio…
Toda esta revisión del sector nos lleva a una palabra clave para poder seguir desarrollando nuestra actividad no sólo bien sino cada día mejor: incrementar. El aumento de las flotas es fundamental para poder llegar a cubrir la demanda actual de todo el territorio nacional. Debido a la disminución de los equipos y maquinaria que hubo durante la crisis, algunas zonas de España ya empiezan a acusar la falta de equipos y ahí es donde tenemos que incidir. Aparece una nueva oportunidad de negocio para algunos alquiladores que no disponen de determinadas líneas de negocio. Y si la demanda es grande, los precios deben crecer. Al menos lo contrario nos explicaron determinados gurús financieros hace no demasiado: “Como no hay demanda, los precios bajan”. Y nos lo creímos. Tomemos este nuevo viento favorable.
Y, por último y por encima de todo, queremos aumentar y fomentar el alquiler en todos los sectores para concienciar a los usuarios de que es un medio eficaz en la solución de muchos de los problemas que comparten, sin saberlo, empresas con actividades muy dispares.
Con esta hoja de ruta delante, ya no hay duda de hacia dónde queremos ir ni de cómo llegar hasta allí. Haga lo que haga, el alquiler es una buena opción.