Mitos y realidades del agua mineral en España
El último informe técnico del Ministerio de Sanidad asegura que el 99,5% del agua que sale de nuestros grifos es potable. El otro 0,5% son incumplimientos puntuales de determinados servicios. Es un recurso que tenemos de forma segura, asequible y sin necesidad de desplazarnos. ¿Qué sentido tiene entonces consumir agua mineral envasada?
Qué es el agua mineral
Los minerales son sustancias inorgánicas que se encuentran en los estratos terrestres. Como en el caso de las vitaminas, el cuerpo los utiliza para llevar a cabo distintas funciones. En base a esto existen dos tipos de minerales: aquellos beneficiosos para nuestro organismo y que juegan un papel clave en muchos procesos metabólicos, como el calcio, el magnesio, o el potasio, y aquellos poco recomendables, como el plomo, el arsénico o el bario.
Los minerales descritos arriba se pueden encontrar en el agua mineral y en agua del grifo, cuya fuente original son las montañas, ríos, aguas subterráneas o acuíferos. El agua del grifo puede contener por tanto los mismos minerales que el agua embotellada. La cantidad y tipo vendrá determinada por la fuente original y el proceso de potabilización que haya seguido.
Riesgos del agua desmineralizada
Dada la necesidad de minerales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, los investigadores de la Organización Mundial de la Salud llevan tiempo alertando sobre los riesgos de beber agua desmineralizada. El agua destilada, algunos sistemas de filtrado como la osmosis inversa que eliminan buena parte de los minerales del agua, así como algunas aguas embotelladas de mineralización débil podrían no ser tan saludables.
En España, donde la alimentación es variada y suficiente, y cuenta con los nutrientes necesarios, el agua del grifo y el agua mineral están a la par ‘mineralmente hablando’. Lo que nos lleva a tratar otro asunto: ¿por qué algunas aguas de grifo saben tan mal y suelen ser la razón más común para comprar agua embotellada?
¿El agua tiene sabor?
Contrariamente a la creencia popular, el agua tiene sabor y aroma. Esto viene determinado por el número de minerales presentes y su cantidad, lo que suele medirse según la cantidad de residuo seco (los minerales que quedan cuando se evapora el agua). Hasta 50 miligramos por litro sería un agua de mineralización muy débil y, a partir de 1.500, mucho más fuerte. A más mineralización, más sabor, siendo el calcio su principal responsable, además de otros elementos como los bicarbonatos (responsable de la intensidad del sabor) o el pH (cuanto más alto sea el pH, menos sensación de frescura proporcionará el agua).
¿Y si no me gusta el sabor del agua mineral del grifo?
De acuerdo al estudio que llevamos a cabo desde TAPP Water, un 62% de los españoles evitamos el agua del grifo por su sabor. Como solución un 40% bebe agua mineral embotellada en sus hogares. Sin embargo, uno de los asuntos más polémicos sobre el agua embotellada es precisamente el que le da nombre: su envase. El 90% del precio del agua embotellada es la botella, a lo que hay que sumar una huella ecológica brutal. Si el agua embotellada y el agua del grifo tienen los mismos minerales beneficiosos para nuestro organismo, ¿qué sentido tiene entonces pagar más y a la vez perjudicar al medioambiente?
Desde TAPP Water llevamos tiempo promoviendo un consumo de agua responsable que evite este desbaratamiento de plástico a través de un simple gesto: beber agua del grifo. Para aquellos a los que no les gusta su sabor, la solución más sencilla, ecológica y económica es utilizar un filtro de agua que respete los minerales beneficiosos para el organismo como TAPP 1, que absorbe más de 70 contaminantes tales como el cloro, metales pesados y pesticidas pero respeta los minerales beneficiosos. Se consigue así un agua con buen sabor, rica en minerales, más económica y libre de residuos plásticos, dando un necesario respiro al medioambiente.