Un universo de posibilidades más allá del zumo
Según la Ley 22/2011, “una sustancia u objeto, resultante de un proceso de producción, cuya finalidad primaria no sea la producción de esa sustancia u objeto, puede ser considerada como subproducto”. La misma ley considera residuo “cualquier sustancia u objeto que su poseedor deseche o tenga la intención o la obligación de desechar”. Podemos considerar los subproductos como aquellas sustancias que se obtienen de la transformación de materias primas en alimentos y que tienen posibilidad de de ser recuperadas y transformadas en otros productos con valor añadido.
El 35-55% de fruta procesada en los cítricos es subproducto.
En este sentido, la innovación goza hoy en día de una relevancia total en el sector de zumos y néctares. Prueba de ello son los datos desvelados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2011, los cuales reflejan que el porcentaje de empresas alimentarias innovadoras es sistemáticamente superior al registrado en el conjunto de sectores económicos con un 28,23%. Pese a encontrarnos ante un mercado repleto de opciones, la investigación no puede cesar. Por un lado, la industria tiene que ser capaz de responder a la demanda de productos con valor añadido, y por otro hacerlo de una manera sostenible, respetando el medio ambiente.
Para conseguir el aprovechamiento máximo de subproductos es básica la innovación y aplicación de las nuevas tecnologías a la conservación y procesado, mediante nuevas alternativas que nos permitan obtener así productos con valor comercial, a la vez que se disminuye el impacto ambiental que generan estos residuos. Este sector tiene un gran compromiso con el consumidor, satisfaciendo sus necesidades y estrechando la relación con los proveedores para proporcionar estas soluciones en el momento y lugar de consumo.
Existen varias opciones de valorización para las pieles, cortezas y pulpas de frutas.
En el caso de los cítricos, el 35-55% de fruta procesada es subproducto. Para otras frutas el porcentaje de residuos generado es inferior (8-10% en manzana, 10-20% para frutas con hueso). La corteza y la pulpa producidas en la transformación de frutas cítricas y el procesado de manzana, para obtención de zumo, tienen varias opciones de ser valorizadas. Se pueden utilizar para fabricar pectina que es empleada en la elaboración de otros alimentos como las mermeladas, pero también se obtienen a partir de ellas fibra dietética que se puede utilizar en la elaboración de otros alimentos. Las cortezas de las frutas cítricas son ricas en aceites esenciales, cuyo componente mayoritario es el limoneno, con ellas existe la posibilidad de recuperarlas y utilizarlas en cosmética y productos de limpieza. En el procesado de manzana, otra opción de sus pulpas obtenidas como subproducto es el secado para utilizarlas como pienso para alimentación animal.
Para Manuel Chico, colaborador técnico de Asozumos, “lo más importante es la prevención y las industrias del sector de zumos se centran en incrementar la eficiencia de los procesos y en la valorización de los subproductos, reduciendo así los residuos generados. Para esto, se potencia en primer lugar el uso alimentario tanto humano como para alimentación animal y a continuación estaría otros aprovechamientos industriales como el compostaje para uso en la agricultura o el aprovechamiento energético. En último lugar estaría el vertedero o la incineración”.
Los subproductos se valorizan, siempre que sea posible, para la alimentación humana y, en segundo lugar, animal.
Sin duda, la inversión en estas tecnologías puede aportar ventajas competitivas al sector ya que permiten incrementar la eficiencia de los procesos productivos y obtener productos de alto valor añadido. En ese sentido, mejorar la actuación en los aspectos sociales, ambientales y económicos y crear valor compartido en toda la cadena de suministro, así como la visibilidad y armonización de la Responsabilidad Social Corporativa de las diferentes empresas del sector y aunar los esfuerzos en mejorar la sostenibilidad, así como documentar los avances obtenidos.
En definitiva, es necesario facilitar un marco común para el compromiso y la comunicación de este tipo de productos apoyando la armonización con otras iniciativas como: principios propuestos basados en Global Compact de las Naciones Unidas (Principios para la Agricultura y la Alimentación FABs) y fomentar colaboración y seguimiento de las mejoras.