Colona controla la calidad de producción en continuo y en línea de sus salsas gracias a Endress+Hauser
“Además de los controles microbiológicos y el valor nutricional de los productos, el valor del pH es esencial en nuestro proceso de producción. El mismo indica, por ejemplo, si trabajamos con la dosis correcta de vinagre, que es un ingrediente importante para garantizar una prolongada conservación de las salsas", dice Philippe Colon, administrador delegado de Colona. Durante el control de calidad, el valor del pH es un parámetro de importancia crucial. Es por eso que se debe medir con exactitud y fiabilidad. Un requisito adicional: se excluye el uso del vidrio.
La solución
Un análisis del proceso de producción demostró que el sensor de pH sin vidrio Ceramax CPS341D que incorpora la tecnología digital Memosens era la solución ideal. En efecto, gracias a su construcción higiénica, este instrumento se adapta perfectamente a las aplicaciones específicas de la industria agroalimentaria. A continuación, se visualiza el valor del pH medido usando el Liquiline CM442R de Endress+Hauser, que presenta grandes ventajas:
- Funcionamiento sencillo, integridad máxima del proceso y de los datos.
- Resistencia a la corrosión y a la humedad.
- Posibilidad de realizar la calibración en laboratorio.
- Medición del pH de alta precisión gracias al diseño del electrodo (acero recubierto y esmalte sensible al pH).
Mediciones continuas en línea (inline) sin pasar por el laboratorio
“En el pasado, el control del pH tenía lugar después de la producción, utilizando muestras", explica Chantal Courtejoie, responsable del departamento de Calidad. "Con el fin de mejorar la fiabilidad de nuestros productos y reforzar así la confianza de los clientes en nuestra empresa, hemos optado deliberadamente por una medición continua del pH durante el proceso de producción”.
Medición continua del pH (online) en un medio viscoso con un sensor sin vidrio
“La medición del valor del pH de los alimentos viscosos es un verdadero desafío”. Estos productos tienden a adherirse al diafragma del sensor, con el riesgo de obstruirlo, amenazando la precisión de la medición. ”El sensor de pH denominada convencional es normalmente de vidrio. Una herramienta que usábamos anteriormente en nuestro laboratorio", dice la colaboradora. “Con un electrodo de vidrio, siempre hay un riesgo mínimo de rotura, lo que queríamos evitar al cambiar a las mediciones en línea. Es por eso que hemos elegido el sensor Ceramax, realizado en acero y recubierto con esmalte sensible al pH. Debido a su elevado estándar higiénico, este aparato es muy adecuado para aplicaciones en la industria alimentaria”.
Izquierda: El valor del pH medido se visualiza usando el Liquiline CM442R. Derecha: Ceramax CPS341D en acero recubierto y esmalte sensible al pH.
Tendencia ‘lab to process’: una inversión rápidamente rentable
“La rentabilidad de la inversión (ROI) nunca fue nuestra preocupación principal cuando hicimos la elección, al contrario. Este paso orientado a la seguridad tiene como objetivo reforzar la confianza de nuestros clientes. Para ellos y para nosotros, la optimización de la medición del pH ofrece una certeza adicional, además de un valor añadido en términos de trazabilidad”, subraya Chantal Courtejoie.
Por último, “la robustez del material que compone el electrodo fue también esencial cuando tomamos nuestra decisión. La naturaleza irrompible del material que compone el electrodo es primordial. Con un electrodo de vidrio, siempre se corre el riesgo, por mínimo que sea, de encontrar restos en los alimentos”, concluye.
Los dispositivos de medición de proceso ‘lab to process’ se están desarrollando a un ritmo trepidante. Observamos un cambio en las mediciones realizadas en laboratorio (en muestras) hacia la implementación de sistemas de medición directamente en los procesos de producción. La medición del pH en Colona es un buen ejemplo. Las mediciones de conductividad, densidad, viscosidad, concentración, oxígeno disuelto, turbidez, color, temperatura, etc. son igualmente posibles. ¿El resultado? Un seguimiento más preciso de la calidad del producto y una corrección rápida en caso de desviación, o al menos una notificación de alarma más rápida. El ahorro en costes es evidente: menor pérdida de producción, mano de obra de laboratorio y material. Además, el ROI es generalmente muy alto.