El uso de aguas no convencionales para la seguridad alimentaria
La escasez de agua dulce ya afecta a todos los continentes y se espera que se intensifique con el tiempo debido a un aumento en la demanda de todos los usuarios de agua, un aumento de la población, un desajuste de los recursos hídricos e inversiones focalizadas insuficientes en infraestructura. Todos estos factores se ven exacerbados por el cambio climático y los patrones erráticos de lluvia. Se espera que la agricultura sea la más afectada por la escasez de agua con impactos en la seguridad alimentaria en las regiones con escasez de agua. Las estimaciones de ONU-Agua indican que para 2025, 1.800 millones de personas vivirán en regiones con escasez absoluta de agua, y reducir las pérdidas de agua y desviar el agua a regiones estresadas requerirá grandes inversiones y el uso de aguas no convencionales.
La comunidad global del agua en general apoya los esfuerzos en países y comunidades con escasez de agua para ir más allá del uso de los recursos hídricos convencionales y planificar el suministro de agua no convencional. Este apoyo se deriva del objetivo de reducir la brecha de oferta y demanda de agua; y para alcanzar específicamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2 y 6, haciendo un llamado, respectivamente, para lograr el hambre cero y para lograr agua limpia y saneamiento para todas las personas para el año 2030.
La atención se está desplazando hacia la búsqueda de soluciones innovadoras, como el uso de recursos hídricos no convencionales, incluidas las aguas residuales recuperadas, la desalinización, la recolección de niebla y sus tecnologías asociadas. El uso no convencional del agua requiere cambios en los marcos tradicionales de asignación de agua, estructuras de financiación, establecimiento de normas de calidad del agua, marcos regulatorios y mandatos institucionales. Requiere una gobernanza efectiva y coordinada en todos los niveles con una gestión integrada y políticas consistentes dirigidas a la eficiencia económica, la equidad social y la sostenibilidad ambiental. Los planes de asignación de agua deben satisfacer las necesidades de múltiples usuarios de agua y al mismo tiempo involucrar a las partes interesadas mediante un proceso participativo.
Síguelo en directo aquí