Más de 2.270 millones de personas no tienen instalaciones de lavado de manos en sus hogares
La Fundación We Are Water trabaja para combatir esta situación y ya ha ayudado a más de un millón de personas en el mundo
La crisis sanitaria provocada por la pandemia ha remarcado la importancia del lavado de manos como una de las claves para frenar la expansión del virus. Esta práctica es habitual en los países desarrollados, si bien el 40% de la población mundial -más de 2.270 millones de personas- no tiene instalaciones para ello en sus hogares, un porcentaje que asciende al 75% en los estados más pobres, según datos de Unicef, que indican también que esta deficiencia afecta en mayor medida a los niños.
La Fundación We Are Water ha ayudado, desde su creación en 2010, a frenar las enfermedades transmitidas por el agua en mal estado y la falta de saneamiento e higiene con 83 proyectos en 31 países. Para ello, ha impulsado instalaciones de saneamiento, pozos, manantiales y campañas de concienciación. Así, este 15 de octubre, Día Mundial del Lavado de Manos, esta organización sin ánimo de lucro quiere hacer un llamamiento a la población para explicar que un simple gesto como es lavarse las manos con agua y jabón puede salvar muchas vidas.
La ausencia de higiene, unida al consumo de agua en mal estado, provoca la muerte de más de 800 niños cada día. Un correcto lavado de manos evitaría cerca del 44% de los fallecimientos causados por enfermedades diarreicas y el 25% de las infecciones respiratorias agudas, que suponen la mayor causa de defunción de los menores de cinco años a nivel mundial. Por ello, en todos los proyectos de la Fundación We Are Water, que persigue paliar los efectos negativos de la falta de recursos hídricos, la instalación de letrinas se realiza simultáneamente a la de piletas lavamanos, que complementan la función sanitaria proporcionando un espacio higiénicamente completo.
En zonas de África, Centroamérica, Asia y Oceanía la ausencia de instalaciones para el lavado de manos es endémica. En este sentido, el director de la Fundación We Are Water, Carlos Garriga, señala: “La falta de espacios para llevar a cabo una buena higiene no es el único inconveniente en muchos lugares del mundo, sino que en la mayoría de los casos se suma la falta de agua y jabón, problemas que en algunas poblaciones es endémico y donde, como señala Unicef, muchas personas utilizan cenizas o arena para su aseo personal”.
We Are Water: higiene y saneamiento
Por ello, poner el foco en las escuelas, donde los más pequeños aprenden a lavarse las manos y las consecuencias para la salud de no hacerlo, resulta imprescindible. La Fundación está impulsando proyectos de saneamiento e higiene en las regiones de Matam, Ranérou, Thilogne y Kanel (Senegal), entre cuyos objetivos está la introducción de mejoras para los centros de salud comunitarios, y que prevén impactar positivamente hasta a 88.000 beneficiarios directos.
Por otro lado, otros proyectos de la Fundación We Are Water han permitido que, en tres escuelas de Nagekeo (Indonesia), mejorando las instalaciones de agua y los conocimientos de los alumnos sobre higiene y saneamiento, se impactara directamente a maestros y alumnos, e indirectamente, a niños y niñas menores de cinco años que en los próximos cursos accederán a las escuelas de primaria.
A través de su proyecto de saneamiento e higiene en ocho aldeas del distrito de Kurnool, Andhra Pradesh (India), la Fundación también ha logrado impactar a escolares de comunidades rurales de este país.
Impacto positivo en Ucrania
Una de las iniciativas clave que la Fundación ha llevado a cabo este año, desde el inicio de la guerra en febrero, es la de aprovisionamiento de agua y saneamiento para Ucrania. Junto con UNICEF, We Are Water ha conseguido recopilar 576.777 euros no solo para hacer llegar agua potable, sino también para invertir en dispositivos de saneamiento y lavado de manos en las zonas refugio del país.
Además, se ha realizado otra acción con la que, con una recaudación de otros 562.450 euros, se ha proporcionado saneamiento adecuado para los refugiados ucranianos en Rumanía y Moldavia. Esta acción ha conseguido beneficiar, directa e indirectamente, hasta 48.000 damnificados.