Empresas de agua urbana en lucha contra el cambio climático
Cada vez consumimos más recursos
El “Día de Sobrecapacidad de la Tierra” (“Earth Overshoot Day”), tuvo lugar el 29 de julio. Esta fecha, señala el momento a partir del cual, el planeta comienza a consumir más recursos naturales de los que produce anualmente.
La evolución de los últimos años es alarmantemente negativa en este aspecto. Si en 1970 el día de sobrecapacidad fue el 23 de diciembre ahora la fecha llega antes de que finalice el segundo cuatrimestre.
Es importante señalar que, el 29 de julio, es la media de los países estudiados. Si se analiza país por país, en el caso de España, estamos en déficit ecológico desde el 28 de mayo, es decir, si todos los habitantes de la Tierra viviesen como un español medio, se consumiría el equivalente a 2,5 planetas por año. Esta cifra asciende a 5 planetas por año, si se estudia el caso de EEUU.
Esto no es sino una muestra más, de que la defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático necesitan actuaciones de calado y que éstas se ejecuten ya.
El agua: bien básico y derecho humano a proteger
Todas las empresas de agua urbana y en especial las públicas, mixtas y privadas que forman parte de AGA, están totalmente concienciadas con el medio ambiente. No puede ser de otra forma, pues la materia prima de los operadores es el agua: bien básico esencial considerado como derecho humano, que es además de titularidad pública y, por tanto, de uso subordinado al interés general. El compromiso del sector del agua urbana con el cambio climático es total.
La mayoría de los efectos más evidentes del cambio climático, tienen que ver directamente con agua: sequías, lluvias torrenciales, aumento del nivel del mar, deshielo, pérdida de biodiversidad fluvial y marina, etc. En consecuencia, es un tema que preocupa mucho al sector del agua urbana y que está claramente definido en los condicionantes diarios de su gestión.
En el caso particular del agua, hay motivos suficientes para estar alerta. Un informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente publicado en 2016, ya señalaba a España como el país más vulnerable frente al cambio climático de toda la Unión Europea. Esto es así, por nuestra posición geográfica, la escasez generalizada de agua y el estrés hídrico. Al anterior, se suma otro informe del Centro de Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) publicado en 2017, que indica una reducción drástica de los caudales fluviales en la Península en los próximos años.
Economía circular: la clave del presente y del futuro
Ante esta situación, es importante que se hagan políticas públicas que apoyen el nuevo concepto de economía circular del agua, aunque el sector ya viene trabajando históricamente en este sentido.
El potencial de la economía circular en la gestión de los recursos hídricos es enorme: el agua es fuente de energía renovable; bebiendo agua de grifo se evita el uso de plásticos de un solo uso; a partir de los distintos procesos del ciclo urbano del agua se pueden obtener subproductos como abono, agua regenerada y un larguísimo etcétera.
Se quiere insistir en el compromiso del sector del agua urbana en la lucha contra el cambio climático. La alineación de las empresas con los Objetivos de Desarrollos Sostenible (ODS) y la Agenda 2030, es total. Desde hace décadas estamos transformando nuestras instalaciones para que sean más eficientes energéticamente y verdaderas garantes de la economía circular.
El ejemplo más paradigmático son las Estaciones Depuradoras de Agua Residual (EDAR) que poco a poco se están comenzando a conocer como “bio-factorías”. El motivo es que, con el agua residual que llega a las plantas, el sector es capaz de producir agua depurada que se devuelve en buen estado al cauce; agua reutilizada; fósforo en forma de estruvita para su uso como fertilizante; abono; biogás que puede ser utilizado para cargar flotas de vehículos; y energía eléctrica para el consumo propio de la planta (llegando incluso al 100 %) o ser introducida en la red general.
Herramientas adecuadas: caminos hacia el éxito
En ocasiones, la técnica va por delante de la normativa y nos encontramos con trabas administrativas y legales que ralentizan el pleno desarrollo de las actividades con las que se consigue una verdadera economía circular. Por ello, AGA viene reclamando insistentemente la alineación de todas las políticas públicas, que permitan la consecución de los objetivos medioambientales, sociales y económicos que nos demanda actualmente la sociedad a la que servimos y en la que estamos inmersos.
Por otro lado, las economías de escala que se crean al prestar el servicio de agua urbana de forma mancomunada, son necesarias para favorecer no sólo un mejor servicio, sino una infraestructura más lógica y ajustada a las necesidades reales y, por tanto, más respetuosa con el medio ambiente.
Indispensable también es aplicar innovación y tecnología y, en definitiva, apostar por I+D+i, para hacer frente a los retos del agua, como se viene insistiendo desde AGA.
El cumplimiento de los objetivos ambientales expuesto, exige un gran despliegue de capacidad inversora que no puede ser cubierto de forma íntegra por las administraciones públicas. Por ello, la colaboración público-privada será actor esencial en el futuro del agua urbana y su camino hacia la descarbonización y el mantenimiento de la excelencia del servicio.