Entrevista a Alberto J. López, director Comercial y de Marketing de Feria de Zaragoza

40 ediciones de la Feria Internacional de Maquinaria Agrícola (FIMA) y no para de crecer. Este año vuelve a mejorar todos los registros anteriores de superficie expositora y marcas participantes. "Crecemos en cantidad y calidad", asegura el director Comercial y de Marketing de Feria de Zaragoza. Alberto López considera que su capacidad de adaptación, flexibilidad y polivalencia son las claves de un éxito que no ha cesado desde su creación, en 1964.

Sí, porque se trata de la edición más grande realizada hasta la fecha, con 162.000 m² de superficie y 1.550 marcas expositoras. Estamos muy satisfechos porque ha crecido cuantitativa y cualitativamente, con expositores de 38 países y un 22% de incremento de nuevas marcas. Esa dimensión sitúa a FIMA como un certamen impresionante en equipamiento y servicios, donde el visitante profesional encontrará una oferta diferenciada y muy necesaria para el desarrollo de su actividad. Estamos en un gran momento porque el sector agroalimentario lo está y FIMA es un referente de lo que ocurre en el sector. Lo que procuramos en FIMA es reinventarnos permanentemente, ofrecer novedades, intentar ser los mejores anfitriones, trabajar con ilusión y humildad, pero con la ambición de mejorar día a día, de lo contrario no sería factible mantener un producto tan vivo durante 54 años. Y si seguimos creciendo es porque el sector lo apoya y valora, porque siente FIMA como una marca propia en la que desempeña un papel protagonista.

Las cifras lo demuestran. Por supuesto que hay más ferias e iniciativas, y así debe ser, de hecho apoyamos y asesoramos a muchas de ellas, pero ninguna tiene el posicionamiento y la dimensión de FIMA, con tal volumen y con la capacidad de concentrar la oferta y demanda nacional e internacional, con visitantes de 48 países en la pasada edición. Trabajamos en la línea de lo que necesitan las empresas y los agricultores, y así lo reconocen, desde el comité organizador y las diferentes alianzas estratégicas con diferentes agentes sectoriales, un hecho que se refleja en el resultado de las encuestas de satisfacción. La marca FIMA va más allá de la organización. Todo el mundo se siente bien, la acoge como propia y comparte tanto sus recuerdos como sus proyectos, porque siempre hablamos de tecnología, de evolución, del mejor presente para desarrollar el futuro.

Conocimiento del sector, adaptación, flexibilidad y polivalencia. FIMA ha ido evolucionando a lo largo de sus respectivas ediciones y se adapta a las necesidades del sector, con un gran valor aportado (equipos, servicios, presentaciones, jornadas técnicas, análisis de temas de actualidad, logística adaptada, acuerdos con las universidades y centros de formación, bolsa de empleo, club junior, etc.) que se convierte en valor percibido y, sobre todo, por la capacidad de transferencia tecnológica de las novedades presentadas edición tras edición. Se han ampliado y acondicionado las instalaciones del recinto para gozar de más capacidad y han crecido el alojamiento y los servicios en la ciudad, con una oferta de gran calidad. En definitiva, tanto la logística interna en Feria de Zaragoza como la gestión del entorno han mejorado sustancialmente, acompañados del trabajo de un equipo profesional de expertos en organización de eventos y en conocimiento del sector agroalimentario.

Aragón, Zaragoza, vive la cultura del Agro como identidad propia y un gran sentido de la hospitalidad. Un gran enclave, en el Valle del Ebro, con territorio extenso y variedad de prácticamente todos los cultivos representativos de la agricultura en la Península ibérica: hortofrutícola, cereal, forraje, viña, olivar, etc., tanto en secano como en regadío. Hay una importante valoración de la tierra y del ciclo integral del agua. En 300 km a la redonda se encuentra el 70% de la industria española y más de 20 millones de consumidores. FIMA se encuentra en un eje geográfico estratégico, muy bien comunicados tanto por carretera como por el AVE y el aeropuerto, además de muy próximos a Francia, con quien nos une vínculos geográficos y culturales y tenemos numerosas sinergias en agricultura.

Hablamos del Valle del Ebro y de su entorno acogedor, pero cuando hablamos de una marca como FIMA nos referimos a la Península ibérica, no hay localismos. Cada edición hacemos promoción especial en una región de la península, además de la intensa promoción internacional. En esta ocasión la hemos realizado en Galicia, quien el último año creció un 25% en agricultura ecológica, tiene más 400 bodegas, o por ejemplo, es la segunda Comunidad en explotaciones ganaderas, con un tipo de agricultura capaz de ofrecer productos de la máxima calidad. Nuestra obligación es llevar nuestra promoción a todo el sector, y no solo con FIMA, sino con todas nuestras destacadas ferias agroalimentarias, tales como Figan, Tecnovid, Oleotec, Fruyver, Enomaq, Oleomaq o Smagua, con la visión siempre puesta en el desarrollo sectorial y la cadena de valor.

Siempre estamos en ello. FIMA nació en 1964 como marca propia y en los años 80, Feria de Zaragoza cambió de recinto para poder seguir acogiendo la exposición. Ahora, con 11 pabellones, está preparada para seguir creciendo, aunque buscamos ferias sostenibles, porque conviene subrayar que FIMA tiene un contenido sectorial y analizado previamente desde la organización, por lo que solo participan empresas que pueden aportar valor al mundo agrícola. FIMA ha evolucionado mucho, la ciudad también, especialmente desde 2008, con el AVE, nuevas vías de comunicación, desde el propio recinto y fuera de él. Ahora, además, sumamos más servicios digitales, una mejora de la conectividad, una nueva restauración, un mayor desarrollo de logística, etc. Desde nuestra app, el visitante puede acreditarse y acceder a toda la información del certamen.

La colaboración de Agragex y las empresas españolas siempre ha sido muy alta para la internacionalización de FIMA. Con Jaime Hernani en la presidencia del Comité Organizador hemos querido reconocer la importancia de las empresas exportadoras, pero no debemos olvidar que hace muchos años que la asociación de exportadores colabora con Feria de Zaragoza, organiza jornadas inversas y trabaja en coordinación con el Comité Organizador para buscar países nicho con posibles compradores.

Tanto Agragex como Ansemat, la confederación de cooperativas, las organizaciones agrarias, asociaciones europeas, las instituciones, los colegios de Ingenieros Agrónomos y numerosos colectivos, colaboran de manera muy eficaz y comprometida para el permanente desarrollo de FIMA.

Siempre trabajamos de manera diferenciada el arco mediterráneo y América Latina, sin olvidar otras áreas geográficas. Lo que nos diferencia de otras ferias importantes es nuestra mayor oferta en sectores concretos muy extendidos en estas áreas, como por ejemplo los cultivos hortícolas o leñosos, muy típicos de zonas cálidas. Hemos apostado por la agricultura del mediterráneo, sin despreciar para nada otro tipo de equipos presentes en el certamen. Este es un hecho diferencial que ha permitido poner el foco en estos países, con quienes también nos unen lazos culturales. En esta edición también hemos hecho especial hincapié en África, no solo en el Magreb, sino también en otras regiones del continente, porque las posibilidades son tremendas, y es un mercado próximo y de un desarrollo exponencial.

Es una manera de situar la realidad de la maquinara agrícola de nuestro país. En ocasiones se nos posiciona al nivel de Alemania, Francia e Italia, que multiplican por mucho el número de fabricantes, y que cuentan con un PIB superior. Ellos nos respetan y valoran mucho porque sin tener en nuestro país tan gran número de empresas y/o empresas multinacionales, somos capaces de hacer una feria muy importante a nivel mundial, tanto en metros cuadrados como en número de equipos y marcas. Pero hay que tener cuenta la dimensión país y su impacto internacional, cifras de exportación, el número de matriculaciones, la población activa, la renta agraria, y, a la hora de comparar, hay que hacerlo de forma justa. Italia, por ejemplo, es muy fuerte en componentes y sistemas de riego además de fabricación de tractores y otros numerosos equipos, Alemania lo es en grandes máquinas, Francia incluye un espacio propio a la ganadería, cuando en Feria de Zaragoza celebramos una feria específica de la importancia de FIGAN, con 82.000 m² de superficie de exposición. Hay que valorar el tipo de producto y nosotros somos, tanto o más potentes en cultivos diferentes cultivos; todos estos factores, sumados a algunos otros, determinan mucho las dimensiones de la agricultura en nuestro país y su proporción a los eventos que se celebran. FIMA es un instrumento del sector y es un fiel reflejo de lo que es la agricultura en España, desde un punto de vista de la fabricación y de la distribución y de las ventas.

Sí, absolutamente. Es un hecho que la Agricultura 4.0 está aquí y el tiempo de reacción es fundamental, por lo que utilizamos la digitalización para mejorar nuestra capacidad estratégica y operativa. Pero una feria aporta otras ventajas para las empresas, es un punto de promoción complementario y que debe buscar siempre el retorno de la inversión. Los visitantes pueden visualizar, en poco tiempo y de manera sectorizada, el panorama del sector y la tecnología que ofrece. Se trata de un espacio ideal para realizar contactos comerciales y, sobre todo, personales. Para las empresas, además una feria las sitúa junto a su competencia y ayuda a conseguir un mejor posicionamiento. Lógicamente, antes y después se podrá ampliar información en internet, pero en una cita como FIMA se encuentran numerosas actividades paralelas donde transferir conocimientos, tecnología y experiencias, a lo que hay que añadir un factor clave, que es el perfil social. En una feria presencial el profesional añade la gestión de las emociones, algo que no tiene un ordenador o un dispositivo móvil. Hace más de 2.000 años que se organizan ferias, y aquí seguimos. Y las ferias agrícolas más importantes siguen creciendo, eso es porque son útiles y el sector las considera necesarias.

Son complementarias. No hay superficie en el mundo que pudiera acoger una FIMA en movimiento. En Argentina o Brasil las exposiciones a cielo abierto son diferentes, con otro tipo de cultura y con una logística diferente. En EE UU, o en Australia, por ejemplo, tienen además un componente de espectáculos añadidos y una duración mayor que en Europa, algo que no se contempla en Europa por cuestiones culturales y por su visión del ratio coste/eficacia. Hay que pensar en el usuario y en cada marca, y en como las empresas desarrollan su estrategia de marketing. Siempre se han hecho demostraciones, y es un elemento importante y necesario, si bien tienen una dimensión limitada por cuestiones de capacidad y logística. En un recinto cubierto, además, solventamos los posibles problemas de climatología, temperatura y favorecemos la logística (conexiones, restauración, alojamiento, parking, aseos, etc.).

Como una feria que sirvió para reforzar nuevamente la importancia del sector agroalimentario, que ayudo a que la sociedad valore como se merece tanto la agricultura como sus profesionales. Que ayudemos a ser más conscientes y a pensar en clave de futuro. Que se insista en la parte social, en la vertebración territorial, porque la agricultura no se deslocaliza. Hay que hacerla atractiva para que los jóvenes no se marchen del campo. La mejora de la tecnología es clave, pero necesitamos más jóvenes, ideas nuevas, proyección de futuro, que nuestros pueblos crezcan, porque hablamos también de cuidado del medio ambiente y de sostenibilidad. Somos el alimento, la agricultura es vida y, como tal, hay que valorarla en su justa medida, conociendo su realidad y compartiendo sus valores.

Somos un instrumento del sector. Estamos preparados para continuar mejorando el modelo y la apuesta. Somos flexibles y polivalentes, estamos en constante movimiento, analizando, atentos a las inquietudes que nos transmiten todos los agentes del sector, en cualquier país del mundo. Nos interesa ponerlo en común y que sea punto de encuentro para compartir experiencias, ver nueva tecnología y transferencia de conocimiento. Y que sirva para adaptarse a las necesidades. Cada edición desde 1964 se ha ofrecido lo que el sector demandaba, lo que el mercado ofrecía, desde los primeros tractores, cosechadoras, hasta la agricultura de precisión, la modernización y mejora de los regadíos, la agroenergía, el mundo de los drones…; siempre adaptándonos para ser útiles. Nuestro reto es que FIMA se siga manteniendo en el subconsciente de la agricultura, como espacio propio y en el que todos se puedan sentir identificados.