Entrada en aplicación del nuevo Reglamento Europeo de Fertilizantes

El pasado 16 de julio ha sido un día clave para marcar en el calendario, la entrada en aplicación del Reglamento UE 2019/1009. Una fecha muy esperada para un sector, el de los bioestimulantes, que lleva muchos años esperando una legislación que los reconozca como insumo y establezca unas normas justas y competitivas que permitan la circulación de los productos agronutrientes especiales, bioestimulantes y microorganismos por el territorio europeo.

La responsabilidad adquirida por la sociedad de obtener un sistema agroalimentario sostenible ha dejado patente la necesidad de incluir cambios en la agricultura actual. La Unión Europea, como muestra de su compromiso con el medio ambiente y encabezando este cambio, presentó en diciembre de 2019 la Comunicación sobre el Pacto Verde Europeo, que incluye la estrategia de la Granja a la Mesa como principal paquete de medidas que afectan al sistema agroalimentario. En ella, se marcan una serie de objetivos muy exigentes como son la reducción del 50% en el uso de fitosanitarios químicos, de al menos un 20% en el uso de fertilizantes nitrogenados y alcanzar el 25% de la superficie agraria destinado para producción ecológica. Para poder cumplir estos requisitos impuestos por la Comisión Europea es necesario disponer de herramientas que permitan un incremento en la eficiencia de las producciones pero que a la vez sean respetuosos con el medio ambiente, y los biostimulantes cumplen con esta definición, ya que son compuestos en la mayoría de los casos de origen natural, sin residuos, incluso subproductos de otras industrias transformados y reutilizados, que incrementen la eficiencia en el uso de los nutrientes y su disponibilidad, mejorando el vigor de la planta, sus mecanismos frente a los agentes abióticos externos, la absorción y su situación general.

El conflicto entre Rusia y Ucrania también ha puesto de manifiesto la importancia de contar con los bioestimulantes como una herramienta vital para tratar de reducir el efecto que puede generar el déficit de fertilizantes nitrogenados en Europa este año. La correcta utilización de estos productos mejora la absorción de nutrientes y supondría un importante ahorro tanto de N, como de carácter económico para los agricultores.

El inmenso futuro que tienen estos productos se confirma con datos como los que barajan los análisis de mercado de consultoras especializadas, que estiman una tasa de crecimiento anual de mercado del 12% en los próximos 5 años valorando el sector de los biostimulantes a nivel mundial en unos 3.600 millones de dólares en 2021. Además, cabe destacar que Europa es líder en el desarrollo y comercialización de bioestimulantes, principalmente por el trabajo de las empresas españolas, referente a nivel mundial en innovación Las ventas de las empresas asociadas de AEFA, solo en productos agronutricionales y de bioestimulación alcanzaron en 2021 los 620 millones de euros, un 14% más que en el ejercicio anterior.

Las grandes mutinacionales y empresas de fitosanitarios están incorporando en sus catálogos líneas de productos bioestimulantes y, en un sector que comenzó con empresas familiares que apostaban por la investigación están cada vez más presentes los grandes fondos de inversión, demostrando el interés que generan estos productos y la importancia que van a tener en los años venideros.

El conflicto entre Rusia y Ucrania también ha puesto de manifiesto la importancia de contar con los bioestimulantes como una herramienta vital para tratar de reducir el efecto que puede generar el déficit de fertilizantes nitrogenados en Europa este año

Los bioestimulantes están englobados en la normativa de fertilizantes, y para poder poner en el mercado un fertilizante, es imprescindible que cumpla con la legislación vigente nacional o europea. La ausencia de marco legislativo que se ha tenido en Europa hasta ahora, ha supuesto un importante handicap para los fabricantes.

En la Unión Europea, hasta el pasado 16 de julio, aplicaba el Reglamento UE 2003/2003 que solo regulaba la comercialización de fertilizantes inorgánicos, inhibidores y enmiendas, dejando fuera del mismo a los fertilizantes orgánicos, órgano-minerales o productos más novedosos como los bioestimulantes o los microorganismos. Por ello, las diferentes legislaciones nacionales de cada uno de los estados miembros de la UE eran la única vía que se disponía para tratar de poner a la venta los bioestimulantes legalmente, suponiendo ésto que cada fabricante tenía que estudiar las normativas, adecuar sus productos a los diferentes requisitos de cada país en el caso de que estuviesen aceptados allí, registrarlos en caso de que fuese necesario, preparar nuevas etiquetas y demás gestiones requeridas, suponiendo unos costes que empresas con pequeñas estructuras no podían asumir.

Reglamento UE 2019/1009

El nuevo Reglamento Europeo de Fertilizantes, el Reglamento UE 2019/1009, que ha entrado en aplicación el pasado julio, incorpora todos los productos fertilizantes y permite la libre circulación en todo el territorio europeo y estableciendo unas pautas comunes respecto a requisitos de calidad, seguridad y etiquetado de los fertilizantes. Publicado en 2019, y como parte fundamental del paquete de medidas del Plan de Acción de la UE para la Economía Circular, tiene como uno de sus objetivos fundamentales impulsar la utilización de residuos y subproductos de otras industrias y el desarrollo de productos tecnológicos e innovadores.

El planteamiento de esta normativa es diferente a sus predecesores: los productos fertilizantes se clasifican según su función en 7 categorías funcionales (CFP):

• CFP1: Abono o fertilizante (inorgánico, órgano-mineral y orgánico)
• CFP2: Enmiendas caliza
• CFP3: Enmiendas del suelo
• CFP4: Sustratos de cultivo
• CFP5: Inhibidores
• CFP6: Bioestimulantes de plantas
• CFP7: Mezcla de productos fertilizantes

Como materias primas para formular los productos se podrán utilizar los materiales componentes (CMC) definidos en el anexo II del Reglamento (a día de hoy hay detalladas 15 CMC) y se debe cumplir con los requisitos de etiquetado incluidos en el anexo III. Además, para poder poner en el mercado los productos, estos deberán pasar un control perfectamente definido que confirme el cumplimiento de los requisitos de la legislación y demostrar mediante ensayos estandarizados el cumplimiento de las funciones alegadas en la etiqueta. Esta evaluación, dependiendo del riesgo que implique el producto, será más o menos exigente y podrá precisar la intervención de un organismo evaluador independiente.

Gracias a estas novedades que trae el reglamento, los bioestimulantes (la nueva CFP 6) entran a formar parte real de los insumos regulados en Europa, y se les otorgará un valor añadido, ya que para obtener el marcado CE se deberán demostrar los efectos declarados del producto con unas reglas de juego iguales para todos los fabricantes de la UE, aportando seguridad tanto al fabricante como al consumidor.

La situación real es que, a la espera de que estas dificultades se vayan solucionando, dos meses después de la entrada en aplicación hay muy pocas empresas que hayan podido poner en el mercado bioestimulantes con el nuevo marcado CE

El camino que se abre con la aplicación del nuevo reglamento no es sencillo. Por ahora se ha abierto una puerta, y poco a poco hay que ir poniendo las piedras que formarán la vía que permitirá a los bioestimulantes y microorganismos circular de una manera sencilla por Europa.

Pese a cumplirse la fecha marcada por Europa hace ya dos meses, la aplicación real de la nueva normativa es compleja para los bioestimulantes, y se presenta una gran lista de dificultades que hace que la implementación de esta legislación vaya a ser más lenta de lo deseado por el sector, como pueden ser, entre otras:

• La escasez de Organismos Notificados necesarios para realizar los controles y conceder el marcado CE a muchos de los nuevos fertilizantes UE limita a los fabricantes la posibilidad de obtener las evaluaciones de conformidad imprescindibles para los bioestimulantes (dos meses después de la entrada en aplicación solo hay 9 organismos notificados en toda Europa, de ellos solo 5 autorizados para las evaluaciones de bioestimulantes, y ninguno en España).
• La lista de microorganismos incluida en la CMC7 para formular bioestimulantes es muy corta (el Reglamento solo autoriza la utilización de cuatro, mientras las normativas nacionales permiten la utilización de más tipos que han demostrado su eficacia y seguridad).
• Sigue sin publicarse el listado de subproductos de origen animal que podrán utilizarse como componentes en la CMC 10 (productos de demostrada seguridad y perfectamente implantados en el mercado como las proteínas hidrolizadas de origen animal), y en los borradores que van circulando se exigen a algunos de los productos unas garantías adicionales que suponen unas trabas importantes al sector.
• Los ritmos legislativos, como suele ocurrir, son muy lentos, y aunque el Reglamento EU 2019/1009 permite modificaciones mediante actos delegados, los plazos y procedimientos para muchas de las modificaciones son muy largos. Por ejemplo, si se incluyesen nuevos microorganismos en la CMC7, el plazo esperado para todo el proceso es aproximadamente de unos dos años.
• Aún quedan muchas indefiniciones dentro del texto legislativo que en ocasiones pueden dar lugar a diferentes interpretaciones. La CE tiene prevista la publicación de algunos documentos, como por ejemplo una guía de la documentación necesaria para la realización de las evaluaciones de conformidad, que será muy útil para el sector.

La situación real es que, a la espera de que estas dificultades se vayan solucionando, dos meses después de la entrada en aplicación hay muy pocas empresas que hayan podido poner en el mercado bioestimulantes con el nuevo marcado CE. Los fabricantes de fertilizantes de la CFP1 más sencillos y aquellos que únicamente necesitan pasar por el módulo A de autocertificación, sí que están adecuándose a la nueva normativa y actualizando la documentación y el etiquetado de sus productos para circular libremente por Europa, pero la mayor parte de la industria de los bioestimulantes aún se encuentra con muchas dificultades que solventar comercializando sus productos según las legislaciones nacionales y continúan conviviendo con los problemas que suponen las distintas normativas de cada uno de los estados miembros.

Las asociaciones nacionales y europeas, trabajando con la administración, esperan que la adaptación del sector a la nueva normativa pueda hacerse de una manera rápida y segura, teniendo en cuenta que los bioestimulantes son una herramienta vital para alcanzar los objetivos marcados por las políticas europeas para mejorar la eficiencia y el rendimiento de los cultivos y aumentar la disponibilidad de los nutrientes del suelo de una manera sostenible.