ASAJA prevé una reducción del 21% en la cosecha de cereal en España
La cosecha de cereal en España caerá un 21% debido a las altas temperaturas y la falta de lluvia en el mes de mayo que han frustrado las buenas perspectivas de la campaña, según las previsiones de la sectorial de cereales de la organización agraria ASAJA, cuya estimación prevé que no se superen los 15,5 millones de toneladas (excluyendo maíz).
Reunida en Madrid, esta sectorial ha analizado los datos de avance de campaña con una previsión a la baja “especialmente preocupante“ para un país, España, deficitario en grano y que consume anualmente unos 36 millones de toneladas, en un ”contexto internacional actual de falta de materias primas”, ha detallado ASAJA en un comunicado.
Por cultivos, se espera una producción de 5,3 millones de toneladas en trigo blando; 600.000 toneladas en trigo duro; 7,6 millones de toneladas en cebada; un millón de toneladas de avena; 300.000 toneladas de centeno y 600.000 toneladas de triticale. Aunque en líneas generales la campaña será de producción medio-baja, en la zona sur se prevén recortes de producción “más significativos”.
Esta campaña, los agricultores han padecido los altos costes de producción como consecuencia del encarecimiento de los precios de la energía, las semillas, los abonos y los productos fitosanitarios, una realidad que ha elevado los costes de producción “hasta cotas nunca vistas”, ha recordado la organización agraria.
ASAJA ha alertado de que, en este contexto, la posibilidad que con carácter excepcional se ha abierto este año para realizar siembras en tierras de barbecho “no ha tenido la respuesta esperada“ ya que los costes de los inputs ”han echado para atrás a muchos productores”.
Y a los daños climáticos, ASAJA ha sumado los registrados como consecuencia de la fauna silvestre, conejos fundamentalmente aunque también corzos, jabalíes y palomas que, según sus cálculos, “han diezmado la cosecha y que están provocando el abandono del cultivo cerealista en algunas zonas”.
Otro problema detectado es el aumento de las plagas y enfermedades de los cultivos de invierno “que no se pueden atajar con el uso de productos fitosanitarios, por la paulatina retirada de estas materias activas, y la prohibición de la quema controlada de rastrojos”. En esta línea, ASAJA reitera la “imperiosa necesidad” de que se autoricen por parte de la Administración como "única medida efectiva de control de plagas".