Buenas prácticas para evitar la deriva en la aplicación de fitosanitarios

La calidad de la distribución de los productos fitosanitarios es fundamental para conseguir una buena eficacia biológica y para minimizar el riesgo sobre el medio ambiente durante la aplicación. La utilización de las técnicas y de las tecnologías adecuadas para la aplicación de productos fitosanitarios es un requisito de la máxima importancia para conseguir la eficacia deseada en el control de plagas, enfermedades y malas hierbas, a la vez que se reduce el riesgo de impacto ambiental de los tratamientos fitosanitarios.

Que un producto sea bueno depende mucho de su aplicación, por lo que es importante saber cómo aplicarlo adecuadamente para lograr una eficacia óptima. En este sentido, desde Syngenta se recomienda seguir las recomendaciones de la Figura 1 que ayudan a minimizar la deriva de los productos mientras se aplican en campo.

La deriva puede estar causada por el tipo de equipo que utiliza para aplicar los productos en su campo. Las boquillas convencionales pueden ser la causa principal de una deriva excesiva porque tienden a producir gotas más pequeñas. El aire transporta estas gotas más lejos y, por tanto, tienden más a la deriva de los productos, por lo general, sufren mayores pérdidas por la deriva y tienen menos energía para penetrar en los cultivos.

Las boquillas anti deriva le ayudan a que los productos lleguen donde se les necesita, garantizando la eficacia de la aplicación. Además mantienen el producto alejado de los cursos de agua y cultivos no objetivo.

Para reducir el riesgo de deriva, es recomendable utilizar siempre la boquilla que reduzca más la deriva de aerosoles para el producto que aplique (se aconseja utilizar boquillas con reducción de deriva de entre el 90% y el 95%).

A la hora de comprar las boquillas, hay que tener siempre en cuenta los siguientes aspectos que se pueden encontrar en el catálogo: tipo de boquilla, de baja deriva o convencionales y tamaño de la gota.

Conocer el entorno de los campos y la presencia de zonas sensibles, como cursos de agua o campos con otros cultivos, puede ayudar a planificar mejor el trabajo y ajustar la aplicación evitando exposiciones indeseadas de estas zonas para los productos de protección de cultivos.

Producir muchos cultivos diferentes en la misma zona a veces es complicado. En algunas circunstancias, aplicar al mismo tiempo que el vecino cosecha sus campos puede conllevar problemas puesto que el producto que usted utiliza puede desplazarse y aparecer en otros cultivos. Esto puede tener consecuencias en:

• La calidad del cultivo colindante, si el producto no es compatible.
• La capacidad para comercializar el producto, si el producto que deriva no está registrado para ese uso específico.
• La futura disponibilidad del producto que utiliza, puesto que su detección podría causar restricciones de uso.

Como buena práctica general, se aconseja hablar con los vecinos agricultores para tener en cuenta los periodos de aplicación y evitar sus épocas de cosecha.

Por otro lado, para evitar cualquier efecto negativo en zonas sensibles es preciso elaborar mapas del entorno agrícola, marcando puntos de agua, bosques y otras zonas con riqueza de biodiversidad. Si el tratamiento lo llevan a cabo contratistas externos o trabajadores temporales, hay que asegurarse de que tienen acceso a mapas agrícolas y que conocen el terreno. Respetar la banda de seguridad que marca la etiqueta del producto y no tratar si el viento sopla hacia zonas sensibles o cultivos no objetivo.

Syngenta recuerda que aplicar el producto cuando haga demasiado calor o cuando el viento sea demasiado fuerte, afecta a la eficacia y puede contaminar el medio ambiente por la deriva. Al planificar la aplicación, es necesario considerar los siguientes puntos:

• Compruebe siempre la previsión meteorológica antes de aplicar y planifíquese en consecuencia.
• No aplicar cuando la temperatura sea superior a 20-25º y la humedad sea inferior al 40%.
• No aplicar si el viento sopla hacia cultivos no objetivo u otras zonas sensibles (por ejemplo, cursos de agua).
• Aplicar temprano por la mañana o por la noche cuando las temperaturas son más bajas.
• Aplicar cuando el viento esté entre 1-2 en la escala de Beaufort.

La medida de velocidad del viento puede variar de unos países a otros. La mejor forma de medirla es a la altura del cultivo con un anemómetro manual. Para más ayuda, se puede utilizar la Tabla de Conversión antes de aplicar.

Como consideración final se recomienda leer atentamente la etiqueta y seguir las indicaciones adicionales para reducir el riesgo de deriva y evitar efectos negativos en zonas sensibles o cultivos no objetivo de la aplicación.