Prácticas agrícolas sostenibles en el cultivo de cereal para consumo humano
La Finca Zamadueñas, lugar donde están ubicadas las instalaciones del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL), fue punto de encuentro en una jornada de divulgación sobre el cultivo de cereales para consumo humano en el marco del Proyecto AGROGENERA. Este proyecto está impulsado por la multinacional francesa de la alimentación Danone y tiene como objetivo “trasladar a los agricultores proveedores una visión adaptada a las nuevas políticas y enfoques de las prácticas sostenibles en el cultivo de cereal”, afirma Arnaud Delbaere, Project Manager de Agricultura Regenerativa en Danone.
Vista del campo de ensayo de cereales en la Finca Zamadueñas (ITACYL).
En la provincia de Valladolid hay actualmente un grupo reducido de agricultores que producen cereal para la elaboración de productos destinados a la alimentación infantil. “Estos agricultores cultivan en su gran mayoría trigo y avena bajo criterios de calidad GlobalGAP”, señala Angélica Pérez, coordinadora de Calidad e I+D+i en Emilio Esteban. Unas normas de calidad que también se observan en la fase de almacenamiento y manipulación del grano para evitar la presencia de micotoxinas. La harinera vallisoletana es la empresa encargada de suministrar a Danone materia prima para sus productos.
Los agricultores vinculados a este esquema de producción tienen que seguir unas determinadas pautas agronómicas. “Son agricultores sobre todo de la zona de influencia de la harinera, muchos de ellos ingenieros agrónomos, con los que llevamos mucho tiempo colaborando y que están comprometidos y concienciados con la calidad que se les exige”, indica Laura Ruiz, directora de Desarrollo.
Juan Alberto García, técnico de campo de Emilio Esteban, explica que la práctica más controlada es el momento de aplicar los productos fitosanitarios, en especial los herbicidas. “Se siguen unos criterios específicos para evitar la presencia de determinadas sustancias en el cereal, intentando suprimir algunos tratamientos fungicidas o insecticidas si no son estrictamente necesarios”. En el caso del trigo, la rotación es otro de los aspectos clave en el manejo. “Los agricultores siembran tras un barbecho o una leguminosa lo que favorece al rendimiento del cultivo”.
Otro de los aspectos que se abordaron en la jornada es la posibilidad de utilizar abono orgánico en la fertilización de este tipo de cereales. No obstante, la variabilidad en la composición de estiércoles y purines hace “difícil” su aplicación hasta no disponer de métodos de análisis y caracterización de estos productos. En lo que respecta a la fertilización con abono mineral, los agricultores llevan a cabo una metodología similar a la seguida en un cereal convencional, salvo por el fraccionamiento de la cobertera que puede dividirse hasta en tres aplicaciones según el requerimiento del cultivo en cada campaña.
De izquierda a derecha: Arnaud Delbaere (Danone), Laura Ruiz (Emilio Esteban), Francesc Domingo (IRTA), Angélica Pérez (Emilio Esteban) y Juan Alberto García (Emilio Esteban).
Las claves del Proyecto AGROGENERA
La presentación del Proyecto AGROGENERA corrió a cargo de Jorge Álvaro-Fuentes, científico titular del CSIC-Aula Dei con una larga trayectoria en la divulgación de prácticas sostenibles en el manejo del suelo. La jornada de divulgación desarrollada en las instalaciones de ITACYL ha sido la primera fomentada por Danone en España, que espera organizar otra similar en Aragón en próximas fechas.
En el transcurso de la jornada se expusieron varias de las claves que giran alrededor del concepto de agroecología extendido en Francia y por el cual Danone quiere trabajar ahora con los agricultores españoles implicados en la producción de materia prima para sus fábricas en Europa.
Así, Carlos Cantero, de la Universidad de Lleida, dio una serie de recomendaciones prácticas para “cuidar el suelo en el cultivo de cereales”. El mínimo laboreo y la siembra directa son en este sentido dos de las prácticas que más beneficios generan en la estructura del terreno, mejorando su fertilidad y protegiéndolo ante la erosión.
Joan Serra (IRTA), junto con Nieves Aparicio y Gabriel Villamayor (ITACYL), hablaron sobre el potencial de las variedades antiguas de cereal adaptadas a las condiciones de estrés hídrico y tolerantes a plagas y enfermedades. Un material genético cuyos rasgos pueden ser aprovechados en la obtención de nuevas variedades de cereal mejor adaptadas a las condiciones de cambio climático.
El objetivo fundamental del proyecto auspiciado por Danone es “mejorar los aspectos relacionados con la sostenibilidad ambiental en el cultivo de cereales, y en concreto con aquello que está vinculado a la calidad del suelo”, apuntó Francesc Domingo, investigador del IRTA. En su intervención, disertó sobre el uso de las deyecciones ganaderas como fertilizantes y su efecto en la calidad del suelo.
“La mitigación y adaptación al cambio climático es uno de los mayores retos a los que se enfrenta este sector actualmente”, subrayó Francesc Domingo. El experto del IRTA cree que “hay cosas que ya están implementadas, como son las rotaciones de cultivos que han impulsado políticas como el greening de la PAC… pero siempre se puede afinar un poco más. Por poner un ejemplo, estamos buscando cuál es la secuencia más óptima en el orden de los cultivos que forman parte de la rotación”.
La jornada concluyó con un taller participativo entre asistentes y técnicos, con la finalidad de explorar la posibilidad y el modo de aplicación de las prácticas comentadas en las explotaciones de los agricultores participantes en este proyecto.