Un estudio de Axema revela que la industria podría necesitar un periodo de transición de 5 años para adaptarse a la nueva demanda
El sector de la maquinaria agrícola en Francia se prepara para sustituir al glifosato en el control de malas hierbas
La falta de financiación y de mano de obra cualificada han puesto en alerta al sector ante un posible y repentino aumento de la demanda, como consecuencia de la retirada de este herbicida del mercado. Las alternativas para el manejo de las malas hierbas pasan por la utilización de la escarda mecánica, para lo que es necesario contar con maquinaria agrícola específica cuyo precio medio puede oscilar entre los 2.000 y 10.000 euros por equipo.
La Unión francesa de fabricantes de maquinaria agrícola (Axema) ha emitido un informe, a petición del Ministerio de Agricultura y Alimentación de Francia y de la Agencia de Seguridad Alimentaria nacional (ANSES), con el fin de evaluar la capacidad industrial del sector de la maquinaria agrícola en este país.
El objetivo es dar respuesta en caso de que los agricultores se puedan ver obligados a implementar métodos alternativos para el control de las malas hierbas en sus explotaciones —control mecánico— a consecuencia de la retirada del mercado del herbicida glifosato. La administración francesa quiere suprimir este producto y su aspiración podría hacerse efectiva en 2023.
En concreto, este estudio se centra en los sectores de la viña y la arboricultura, para los que este cambio podría suponer un periodo de adaptación mínimo de 5 años desde la supresión del glifosato. Ante este posible escenario, Axema considera imprescindible que se pongan a disposición del sector medidas extraordinarias de financiación, de formación para los agricultores y usuarios finales de las máquinas, así como la contratación de personal cualificado.
Una oportunidad para dinamizar el sector de la maquinaria agrícola en Francia
La prohibición del glifosato puede convertirse en una nueva oportunidad para el sector fabricante de maquinaria agrícola en Francia, después de la transformación que acometió para adaptarse al modelo de producción agro-ecológica que se ha extendido por buena parte del país durante los últimos años. No obstante, los industriales creen necesario un plazo razonable de tiempo para poder adecuar su ritmo de producción a una demanda que podría surgir 'de golpe' si finalmente se elimina del mercado el herbicida en cuestión.
La fabricación de nuevos equipos alternativos para el control de malas hierbas en estos sectores de la agricultura, es todo un reto según Axema dado el aumento en el tamaño medio de las explotaciones en Francia.
Actualmente, la capacidad productiva de esta industria en el país galo es de 3.600 máquinas al año, en un mercado -el del control mecánico de malas hierbas- que representa el 10% en el conjunto del sector. Frédéric Martin, presidente de Axema, ha constatado que en el más estricto corto plazo (3-6 meses) sería "imposible" responder a una eventual demanda de máquinas por la prohibición del glifosato. En su opinión, sería necesario un plazo de al menos 5 años para ajustarse a la demanda, "incluso en el supuesto de que pudiéramos multiplicar por 2 ó 3 veces nuestra actual capacidad productiva", ha señalado. Axema calcula que en Francia existen un total de 50.000 explotaciones dentro de los sectores de la viña y la arboricultura.
Según el estudio, existen dos condicionantes que podrían limitar el aumento de producción de las industrias francesas en un plazo de tiempo reducido, tratándose principalmente de pequeñas y medianas empresas. Por un lado, la falta de recursos propios y de financiación para afrontar un aumento significativo y rápido de la producción y, por otro, la escasez de personal cualificado tanto para la fabricación como para la venta de estos equipos. Precisamente, según difunde el informe, este problema de la falta de formación en competencias técnicas es algo que afecta a la mayoría de los sectores industriales en Francia.
De forma paralela, los empresarios agrícolas de los dos sectores que se han analizado creen que necesitan también un periodo de adaptación para asimilar las nuevas prácticas culturales que sustituyan al control químico de las malas hierbas. De hecho, el estudio de Axema subraya que los usuarios finales necesitan adquirir conocimientos sobre nuevas técnicas y equipos, así como asesoramiento en la elección de la tecnología más adecuada a sus necesidades a través de dispositivos como guías, distintivos, etc.
Axema también muestra su preocupación por la capacidad financiera real de los agricultores para poder invertir en estas máquinas, cuyos precios varían de media entre los 2.000 y 10.000 euros por equipo.
La financiación de las industrias y la formación de los agricultores, claves en esta transición
Fruto de este estudio y de recoger las demandas de los fabricantes de maquinaria y los agricultores, Axema ha identificado y definido cuatro medidas que considera van a ser claves en este proceso de cambio:
- Apoyar el tejido industrial nacional ante el desafío de aumentar la capacidad de producción y distribución. En las circunstancias actuales, las empresas tendrán que forjar asociaciones industriales para desarrollar la producción mediante subcontratación en Francia o en el extranjero, o para confiar en un grupo industrial más poderoso, con las herramientas de producción o medios financieros para lograr su ambición de transición. Un tercer camino sería consolidar los actores del mercado a través de fusiones y adquisiciones.
- Fomentar el atractivo del sector industrial para estimular la contratación de puestos de trabajo cualificados. Esto podría implicar la creación y el apoyo de un "empleo agro-eco responsable" asistido a la contratación para cualquier aumento neto de la plantilla en los departamentos de investigación y desarrollo, producción, formación y comercialización.
- Creación de una etiqueta de eficiencia de "Rendimiento Técnico" para todos estos equipos alternativos.
- Acompañar y capacitar a los usuarios finales. La etiqueta de eficiencia debe ir acompañada de un componente de formación obligatorio; el equipo por sí solo no es suficiente para un buen uso, según los fabricantes.
Frédéric Martin ha declarado que "las empresas del sector agroalimentario llevan varios años invirtiendo en las tecnologías del mañana para apoyar la transición agroecológica. Pero para ello, debemos dar los medios a los industriales para que los produzcan y a los agricultores para que puedan equiparse con ellos. Esto requiere un apoyo económico decidido del Gobierno. Sólo bajo esta premisa el mercado podrá desarrollarse realmente. Se trata de una transición eficiente hacia un modelo más sostenible que se reorienta a los fundamentos de la agroecología".