De la imaginación al PC
1 de julio de 2008
Seguro que quien comience a leer estas líneas imaginará en cierta manera que relación pueden tener estos dos términos incluidos en el título, pero trataré de darles un “nuevo” sentido.
En el siglo pasado (que aunque suene muy lejano no fue hace tanto tiempo), los “buenos profesionales” se distinguían por una formación integral que les hacía destacar sobre otros miembros de su mismo sector. Dentro de mi experiencia laboral, al “buen profesional” siempre se le exigía una formación ética (que se ha revelado fundamental en estos tiempos), comercial, técnica y financiera. Por si fuera poco, si quería dominar el sector en el que desarrollaba sus actividades, también debía añadir un conocimiento del país (al menos del territorio donde iba a desarrollar su trabajo), las características especiales del producto y del mercado que deseaba trabajar, así como una serie de condiciones externas que podrían influir, aunque no sean básicas para el sector, influyen en el desarrollo y los resultados de ese mismo trabajo.
Con todo lo citado anteriormente se podía llegar a ser un gran profesional, preparado, atento a las necesidades de su mercado. Pero si de verdad se quería llegar a triunfar, era necesario ejercitar y desarrollar al máximo la imaginación. Este ‘plus’, que no se logra con la formación pero quizá sí con el trabajo, aporta ventajas dentro del mercado al producto que se comercializaba o a los futuros productos próximos a lanzar al mercado logrando que se mantuvieran o lograran ser líderes del mismo.
¿Y cómo se trasladaba todo esto al sector de la mecanización agraria?.
Hasta hace unos años, las fábricas recibían con la antelación pertinente las programaciones y las solicitudes de pedidos de las redes comerciales y, sobre ellas y con la proyección de su motivación e iniciativa, basaban su producción, logrando alcanzar el mejor suministro en el tiempo adecuado, en función de la demanda y solicitudes de sus clientes. Bajo este sistema de trabajo muchas fábricas crecieron y se consolidaron, alcanzando dimensiones y cifras impresionantes en el día de hoy. El reflejo de todo ello es la presencia de marcas mundialmente conocidas que lograron implantarse en todos los continentes gracias a este sistema de trabajo.
¿Los contras?. Admito que esta organización de trabajo ofrecía un alto riesgo, pero las posibles fluctuaciones de los diferentes productos lograban compensarse unos con otros, compensando incluso las posibles pérdidas de unas campañas con los beneficios de las anteriores o de las futuras. Si lo resumiéramos de alguna manera quizá debería pensar en que prevalecía más la idea comercial sobre la financiera. Pero estamos en el presente y las cosas han cambiado. Nos encontramos ante lo que podríamos denominar (y así se hace habitualmente con otros muchos aspectos de la sociedad) la era del PC.
El cambio social ha tenido un reflejo en el terreno laboral dando lugar a diferentes estrategias, pero volviendo a nuestro ejemplo anterior, el trabajo ha cambiado. Las programaciones y planificaciones son estudiadas y determinadas por la fábrica o casa madre basándose en una serie de parámetros o estudios generales: beneficios a obtener, número de empleados a ocupar como dos hechos fundamentales en el estudio y en función de estos mismos se lograrían deducir fácilmente el número de unidades a fabricar. Esta previsión se realiza de forma independiente al estado del mercado en ese momento, ya que se valoran cifras, estudios e informes que en ocasiones no tienen caras ni se identifican con una zona determinada. Los designios de la firma los dirige un alto ejecutivo que determina las unidades que asignará a cada mercado basándose en experiencias exitosas quizá del mismo mercado pero no de la misma época o quizá incluso en los éxitos de otros mercados diferentes, sin tener en cuenta que cada lugar posee características especiales. En el mejor de los casos ese alto ejecutivo habrá visitado uno o dos días al año, como máximo, esas zonas.
Afortunadamente aún hay fabricas, empresas, directivos con “mentalidad”, que piensan en el comprador final al que dirigen sus desvelos, pero hemos de lamentar que cada vez son menos de las que desearíamos las que mantienen stocks permanentes para suministrar el material a todas las solicitudes que les son planteadas.
En la mayoría parece repetirse una frase que se hizo muy popular en nuestro país hace algunos años: “vuelva usted mañana “, o, lo que es lo mismo, “acépteme el pedido en firme hoy y cuando lo haya fabricado se lo entregaré”.
Recuerdo que hace bastantes años, las mentes preclaras en algo que con el tiempo se ha demostrado fundamental, el marketing, dictaron una premisa de obligado cumplimiento que hicieron suya la mayoría de campañas publicitarias de fábricas y marcas: “Customer Satisfaction”, lo que a mi entender y traducido no literalmente deseaba indicar: “Lo primordial es dar satisfacción al cliente actual para que éste sea siempre nuestro cliente y nos acerque a otros posibles clientes”
Dejo una pregunta para que cada uno la responda, si lo desea, desde su posición de cliente: ¿Qué sistema prefiere el de la imaginación o el del PC?