Agricultores y ganaderos siguieron avanzando sin apoyos en 2016
El año 2016 fue un año perdido en lo que a avances y reformas necesarias para el campo se refiere. El análisis pormenorizado del año agrícola y ganadero en 2016 elaborado por UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos) pone de manifiesto que, a pesar del incremento de la producción –que ha llegado a ser importante en algunos sectores–, “la falta de precios justos siguió ahogando” a gran parte de los productores de alimentos en España.
A pesar de ello, el sector agrario creó empleo en 2016, bajando un 8,36% el nivel de parados registrados en el sector entre enero y noviembre de 2016 respecto al mismo periodo del año anterior. Prueba para UPA de las posibilidades del sector primario en la generación de riqueza y empleo en zonas y regiones “especialmente necesitadas” de actividad. Además de su apuesta por un empleo agrario regulado, con derechos, formación y seguridad para todos los trabajadores y trabajadoras, para así reducir la siniestralidad y los accidentes laborales en el sector.
A UPA le preocupa especialmente la falta de avances en lo que se refiere a solucionar los desequilibrios de la cadena agroalimentaria, persiguiendo los abusos y prácticas como la venta a pérdidas, que el sector ha seguido denunciando. La organización ha pedido a las Administraciones que 2017 no vuelva a ser otro “año perdido”, tras casi tres años de funcionamiento de la Ley de la cadena alimentaria. En 2016 se siguieron produciendo abusos y “situaciones indeseadas” para los agricultores y ganaderos, como situaciones de venta a pérdidas que deben ser abordadas e impedidas por esta legislación. UPA ha exigido al Gobierno que aborde este problema y sea consciente de la importancia de obtener precios justos para todos los sectores agrícolas y ganaderos.
Las crisis de sectores como el lácteo, con una insuficiente y ligerísima recuperación que no llega al campo; el cunícola, que está tocando fondo tras una larga crisis en que los ganaderos llevan meses produciendo por debajo de los costes de producción, y el de la fruta de hueso son algunos de los problemas más importantes a los que han tenido que hacer frente los agricultores y ganaderos en 2016.
Se ha sufrido, también, una pérdida de renta en los cultivos herbáceos. Los precios actuales de los cereales han registrado una caída del 25%. El incremento de rendimientos de esta campaña no suple este descenso de precios, lo que junto al aumento de costes, supone una reducción de la rentabilidad muy acusada, principalmente en el caso del trigo. En el caso del arroz, las importanciones mantienen hundidos sus precios. El sector arrocero ha seguido influenciado por el aumento de las importaciones procedentes de terceros países, que de nuevo han inundado el mercado comunitario y mantienen los precios en un nivel extremadamente bajo. De la misma manera la dificultad para poder utilizar productos fitosanitarios limita la rentabilidad de los arroceros.
La enorme complejidad de la última reforma de la PAC ha supuesto un verdadero quebradero de cabeza para todo el sector. En este año se han consolidado los problemas sobre el proceso de asignación de derechos, ya que todavía hay agricultores y ganaderos que no tienen asignados sus derechos de pago básico, así como con el Coeficiente de admisibilidad en pastos, cuya aplicación ha sido muy problemática en muchas zonas.
En cuando a los seguros agrarios, se ha vivido, consecuencia de la prórroga de los presupuestos, una reducción de nada menos que de 10 puntos de la ayuda. Esto supone un incremento del coste de los seguros que va desde el 17 al 35% según líneas.
Además, las mujeres rurales y los jóvenes del campo son de los más preocupados con la pérdida de convocatorias de apoyo “muy necesarias” para avanzar en igualdad y en relevo generacional: dos de los principales retos para el mundo rural español en 2017. Para la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales, en este año España ha continuado retrocediendo en materia de igualdad, conciliación, sanidad y educación, así como en participación equilibrada en órganos de decisión.
Por el contrario, algunos sectores no han sufrido tanto. Ejemplo de ello es la buena campaña para el olivar, con un año aceptable para el sector de la producción de aceite de oliva. Los bajos niveles de stocks iniciales y la buena comercialización nacional y exterior han permitido mantener un nivel de precios a lo largo de la campaña bastante aceptable para los olivareros.
En cuanto al sector ganadero, el último año ha sido bastante favorable desde la perspectiva de la sanidad animal –aspecto fundamental para fomentar las exportaciones– que en el ámbito ganadero crecen año tras año manteniendo un buen nivel. Las exportaciones desempeñan una doble función: por un lado, aportan presencia de los productos en los mercados exteriores, y además permiten mantener un nivel más adecuado de precios en el mercado interno al aligerar la oferta en el mismo. Por su parte, el porcino mantiene su rentabilidad gracias a las exportaciones. Su buen ritmo, con incrementos importantes a China y otros países, ha permitido unos precios aceptables en el mercado interno. Además, los costes de alimentación se mantienen en niveles óptimos para los ganaderos, lo que garantiza la rentabilidad de las explotaciones.