¿Qué hacer con nuestros antiguos silos y graneros?
El Colegio de Ingenieros Agrónomos de Andalucía y el Grupo de Investigación SilosyGraneros.es apuestan por la rehabilitación de los silos como una oportunidad de revitalizar la economía en zonas rurales, reutilizando estos edificios con nuevos usos, equipamientos y servicios que contribuyan a generar empleo. Ambos organismos hacen una llamada de atención para reutilizar estos edificios tras la puesta en venta por parte del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), del Ministerio de Agricultura, de 27 unidades de la histórica Red Nacional de Silos de España ubicados en 26 pueblos de 11 provincias de Aragón, Castilla León, Extremadura y Madrid.
Los silos fueron creados en España a partir de 1937, destinados a almacenar las cosechas de grano para asegurar el abastecimiento de la población y a paliar la irregularidad de los mercados, garantizando el precio a los agricultores. La llegada de la CEE marcó el inicio del abandono de la actividad de almacenamiento y el traspaso a manos de las comunidades autónomas.
Jerónimo Cejudo, decano del Colegio de Agrónomos de Andalucía, destaca: “la importancia de mantener y recuperar este patrimonio histórico, estas ‘catedrales del campo’, obra de Ingenieros Agrónomos, que forman parte de la infraestructura y el paisaje rural”. Carlos Mateo, miembro del Grupo de Investigación SilosyGraneros.es, indica que “la venta de estos edificios es una noticia que despierta cuando menos inquietud”. Del centenar que quedan en manos del FEGA ahora salen a subasta 27 unidades de los que configuraban la Red Nacional de Silos planificada tras la guerra civil española, ubicados en poblaciones de gran patrimonio arquitectónico y urbano como Trujillo (Cáceres), Soria, Benavente (Zamora), Cariñena (Zaragoza) o Frómista (Palencia).
El Colegio y el grupo de investigación ofrecen su colaboración para poner en funcionamiento o dotar de nuevos usos a estos edificios. Empresas públicas y empresarios privados han contado ya con asesoramiento y con sus servicios para el desarrollo de proyectos integrales, como el reconocido castillo-silo de Arévalo (Ávila), donde se rodó la famosa serie de televisión ‘Isabel’ y actualmente convertido en Centro de Interpretación de la Agricultura del cereal, o el silo de Fuentes de Andalucía (Sevilla) como Centro de Recepción de Visitantes y Mirador de la Campiña.
En todos los casos, la rehabilitación de silos ha supuesto la renovación de áreas urbanas obsoletas. Por lo que la subasta de 27 silos abre una nueva puerta a la iniciativa privada para que soluciones estratégicas se apoderen de estas catedrales del campo y resurjan en el paisaje como nuevos hitos urbanos del siglo XXI.
Agrónomos e investigadores abogan en su papel de técnicos e investigadores en la materia por buscar alternativas con el objetivo de crear empleo y reactivar la economía desde la creatividad. Destacan las oportunidades que ofrecen estos edificios para su reconversión como ecohoteles u hoteles con encanto, como parte de una experiencia turística ligada al rico patrimonio rural.
Estos edificios ofrecen otras posibilidades, como almacenamiento de otros bienes (archivos documentales, almacenaje robotizado, pellets, etc.), equipamientos públicos (deportivo, cultural, docente, religioso, turístico, etc.), oficinas, viveros de empresas, parque de bomberos, etc. Estos nuevos usos permiten ofrecer una segunda vida a los silos de forma rentable para nuevas iniciativas empresariales como ya se ha demostrado en nuestro país así como en otras experiencias de Europa y América.
Casos prácticos en España
Existen numerosas intervenciones de carácter internacional en silos de almacenamiento de cereal; desde la simplicidad de las pinturas o murales como obras de arte urbano que surgen en los grandes muros exteriores de las celdas, hasta los grandes alardes estructurales experimentales que coronan la parte superior de los contenedores de grano mediante enormes elementos volados que evidencian la gran resistencia estructural de los silos.
Sin embargo, el panorama internacional difiere en gran medida al que acontece en España. En nuestro país, la situación administrativa y burocrática de la Red Nacional de silos y Graneros ha derivado en una preservación ‘indirecta’ de estos edificios frente a derribos o intervenciones no deseadas en el momento donde el boom de la construcción requería de suelo para construir.
Es ahora cuando nuestros silos comienzan a salir a la luz, a la vista de que ya no es necesario su uso para almacenar grano. El Estado los vende, cede o traspasa. Los silos dependientes de las corporaciones locales, por el contrario, han dado lugar a un sinfín de usos de carácter austero, fruto de intervenciones cercanas en el tiempo y con escasos recursos económicos, debido a la situación burocrática mencionada anteriormente. En este sentido nos encontramos numerosas intervenciones en planta baja de los silos, ocupando sus naves y terrenos dejando las celdas para una posterior intervención.
Planta baja del silo y naves laterales rehabilitadas como Balneario y Centro Termal llamado ‘Centro Termal Los Pedroches' en Alcaracejos (Córdoba). Foto: Tere Cardador Fernandez.
Como ejemplos de estas numerosas intervenciones podemos citar Alcalá la Real (Jaén) donde se han utilizado naves laterales de silo rehabilitadas como Centro de Ocio Juvenil; Trujillo (Cáceres), donde la planta baja del silo ha sido reformada para el Centro Integral de Desarrollo llamado ‘i-Novo Trujillo’ (vivero de empresas); o Alcaracejos (Córdoba), lugar en que la planta baja del silo y las naves laterales se han rehabilitado como Balneario y Centro Termal llamado ‘Centro Termal Los Pedroches’.
Podríamos nombrar una veintena más de intervenciones de carácter económico en planta baja, pero cabe destacar la intervención de carácter integral realizada en la Albuera (Badajoz), donde se ha ubicado el Ayuntamiento de la localidad en el propio silo, al igual que hiciera el Ayuntamiento de Arroyo de San Serván.
Las intervenciones a nivel internacional demuestran que van por delante de España y que son posibles numerosos usos que permiten alargar la vida de estos edificios sin desvirtuar su concepción original para las generaciones futuras. Las nuevas y buenas intervenciones se implementan de forma respetuosa a modo de capa o estrato como si de una iglesia se tratara donde numerosos estilos pueden ser contemplados de forma superpuesta.