No desintegrar lo integrado
La protección medioambiental hace necesario desfasar el uso de un producto clave - bromuro de metilo -, el cual tiene sustitutos eficaces, aunque no extremadamente numerosos. Los más eficaces de todos ellos, los fumigantes, no presentan particulares dificultades, si se aplican siguiendo normas de buena práctica agrícola.
Existió una época feliz en la Historia, en la que los humanos éramos relativamente pocos y podíamos darnos el lujo de compartir nuestros cultivos con todo tipo de plagas sin sentir demasiado las pérdidas. Verdad era que por aquellos entonces un agricultor sólo estaba en condiciones de alimentarse a si mismo y a unas pocas personas y animales más - animales que le eran indispensables para labrar, dicho sea de paso -, con lo cual las posibilidades de liberar mano de obra desde el campo hacia otras actividades - comerciales, artesanales, industriales, artísticas - eran muy limitadas.
Hacia fines del siglo XIX, el desarrollo de la industria química, primero en el área de los fertilizantes, luego de los fitosanitarios, más tarde, ya en el XX, de las obtenciones vegetales, dio sucesivos impulsos a la productividad, permitiendo que un agricultor moderno esté en condiciones de alimentar a cientos de sus conciudadanos. No es una Revolución Verde, son una serie de revoluciones verdes sucesivas y permanentes, realizables, en buena parte, como consecuencia directa de la aplicación de agroquímicos.
En este momento, nos encontramos frente a otra encrucijada. En buena hora se ha percibido que algunos de estos agroquímicos - productos que desde siempre se sabe que encierran ciertos peligros - , aplicados de forma poco informada o irresponsable, pueden acarrear también perjuicios para el medio ambiente, las personas o las propias cosechas. Por ello es que de unos cuantos años a esta parte, el ingenio de los agricultores y los conocimientos de los científicos han permitido ajustar la forma de trabajar "integrando" diversos factores mecánicos, biológicos y químicos para minimizar los riesgos de esos efectos negativos. Impulsada también por las inquietudes de los consumidores, había nacido la Producción Integrada
Desinfectantes de suelo
El caso de los desinfectantes de suelo es un ejemplo de libro de texto de este proceso: la protección medioambiental hace necesario desfasar el uso de un producto clave - bromuro de metilo -, el cual tiene sustitutos eficaces, aunque no extremadamente numerosos. Los más eficaces de todos ellos, los fumigantes, no presentan tampoco particulares dificultades, siempre y cuando se apliquen siguiendo normas de buena práctica agrícola, y son además sumamente efectivos cuando se incluyen en programas de agricultura integrada, como son recomendados por numerosos fabricantes. Pero para que esos programas funcionen, el agricultor debe tener opciones en el momento de planificar sus tratamientos: opciones técnicas y económicas. La eliminación poco reflexiva de productos probados sólo conducirá a pérdidas de productividad y/o a incrementos de costos; dos cosas que ningún agricultor puede permitirse hoy día.