Transgénicos: un conflicto continúa
23 de agosto de 2003
Argentina, Canadá y los Estados Unidos han presentado frente a la Organización Mundial de Comercio (WTO) una solicitud de panel de mediación en el conflicto que les enfrenta en la comercialización de productos obtenidos mediante organismos genéticamente modificados (GMO´s).
Argentina, Canadá y los Estados Unidos han presentado frente a la Organización Mundial de Comercio (WTO; www.wto.org ) una solicitud de panel de mediación en el conflicto que les enfrenta en la comercialización de productos obtenidos mediante organismos genéticamente modificados (GMO´s).
El procedimiento de panel de mediación de la WTO se estructura de la siguiente manera: comienza con un período de consultas entre las partes litigantes. Si tras sesenta días de contactos - o falta de ellos - no se ha arribado a un acuerdo, la parte reclamante puede solicitar a la WTO la constitución de un panel de arbitraje. Este panel está compuesto normalmente por tres expertos procedentes de países no implicados en la disputa, y tienen un plazo máximo de seis meses para expedirse. Los organismos de la Organización tienen luego un palzo de 60 días para adoptar el informe, y la parte demandada dispone de un período de tiempo razonable para adoptar las recomendaciones del panel, si cabe. Se considera razonable un máximo de quince meses. En caso de que no haya implementación, las partes pueden negociar una indemnización, y si no se obtiene un acuerdo, la WTO autoriza la aplicación de medidas comerciales punitivas, que pueden ser muy severas. O sea que el proceso iniciado por los reclamantes puede extenderse durante dos o tres años.
El reclamo y las respuesta europea están teñidos de actitudes emocionales. El detonante inmediato del mismo ha sido la aprobación de las dos reglamentaciones para comercialización y etiquetado de transgénicos, que entrarán en vigencia en la UE en septiembre 2003. Una de ellas introduce reglas para el etiquetado de alimentos y piensos procedentes de GMO´s. La segunda obliga a fabricantes de alimentarios a documentar el origen y "camino" de los componentes que utilizan, declarando de esta forma la presencia de ingredientes biotecnológicos "escondidos" en sus productos. Paralelamente se abre el camino para la autorizar la comercialización de nuevos productos modificados en la UE, congelado desde 1998 (ver "Productos transgénicos: nuevas reglas, viejo conflicto", en Horticultura 171, septiembre 2003).
Los países reclamantes sostienen que pese a esta apertura, las reglas europeas son demasiado complicadas, su aplicación demasiado costosa y las barreras técnicas demasiado altas. Por otra parte, el etiquetado es innecesario, dado que no se han constatado riesgos para la salud humana o animal procedente del consumo de alimentos genéticamente modificados, argumenta Robert Zoellnick, ministro de Comercio de los Estados Unidos. A lo que Pascual Lamy, comisario de Comercio europeo, replica que lo que es innecesario es la queja norteamericana, dado que la reglamentación clara, transparente, razonable y no discriminatoria.