Perspectiva de los países en desarrollo sobre la biotecnología de las plantas
18 de febrero de 2003
Diez representantes de países en desarrollo han dado a conocer en Bruselas sus puntos de vista sobre oportunidades y retos de la Biotecnología de plantas en sus países. "Para nosotros, la biotecnología es una herramienta importante para combatir el hambre y la malnutrición" afirma James Ochando, coordinador del Laboratorio de Biotecnología de la Universidad de Nairobi".
Diez representantes de países en desarrollo han ido a Bruselas a dar a conocer sus puntos de vista sobre las oportunidades y retos que ofrece la Biotecnología de plantas en sus países. "Estamos aquí para contar nuestra parte de la historia. En Europa la biotecnología parece ser una cuestión más ideológica que una elección racional. Para nosotros la biotecnología es una herramienta importante para combatir el hambre y la malnutrición" afirma el profesor James Ochando, coordinador del Laboratorio de Biotecnología de la Universidad de Nairobi (Kenia) y director del Foro de Apoyo a la Biotecnología en África.
"No queremos ser un peón en la disputa comercial transatlántica. Tenemos nuestra propia voz y deseamos tomar nuestras propias decisiones sobre cómo usar esta nueva tecnología".
Los datos actuales muestran que una cuarta parte de la superficie mundial de cultivos modificados genéticamente (MG) está en los países en vías de desarrollo, aumentando los recursos de los agricultores más pobres.
En 2002 estos pequeños productores representaron el 75% de los casi 6 millones de agricultores que sembraron cultivos MG, unos cultivos que mejoran la calidad de vida de las familias de estos agricultores. "Podemos preocuparnos de otras cosas en lugar de pasar todo el tiempo en nuestras tierras", dice T. J. Buthelezi, un productor de algodón de la zona de Makhatini Flats (Sudáfrica). "Nuestro nivel de vida ha mejorado mucho y gracias a que los beneficios económicos son mayores tenemos dinero para enviar a nuestros hijos a la escuela".
Según el ISAAA (Servicio Internacional para la Adquisición de las Aplicaciones de la Agro-Biotecnología) en 2002, los agricultores de China que cultivaron algodón Bt aumentaron sus ingresos en 500 euros por hectárea, lo que equivale a 750 millones de euros en todo el país. Sudáfrica, donde la mitad de los agricultores son mujeres, ha logrado ganancias similares.
Los gobiernos europeos deberían reflexionar sobre la creciente demanda de cultivos biotecnológicos en países del Tercer Mundo y sobre cómo esa tecnología puede ofrecer a los agricultores de estos países una herramienta importante para aumentar la producción nacional de alimentos. Hay una relación directa entre la legislación de la Unión Europea y las decisiones que toman los países en desarrollo. "Europa parece mirar hacia adentro cuando desarrolla la legislación sobre biotecnología. Pero hay leyes dispuestas por Bruselas que afectan a un pequeño agricultor de África o de La India", señala Simon Barber, director de la Unidad de Biotecnología de Plantas de EuropaBio.
Para más información: micarton@fundacion-antama.org o www.fundacion-antama.org