El Parque Güell, Patrimonio de la Humanidad
15 de enero de 2001
A finales del siglo XIX, el conde Güell compró una extensa finca con la intención de crear una urbanización según el modelo de las ciudades jardín, entonces tan de moda. Encargó las obras al arquitecto Antonio Gaudí, pero el proyecto no encontró eco y en 1914 se interrumpió, cuando ya estaban construidas algunas de las dependencias colectivas: la entrada monumental, la gran plaza con el banco de trencadis y la sala hipóstila que tenía que servir de mercado. También estaba hecha la red de caminos, de tres kilómetros de largo, con viaductos, escaleras y muros. En 1922, seis años después de la muerte de Eusebi Güell, el Ayuntamiento de Barcelona compró la finca para convertirla en parque público. El conjunto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.
El principal atractivo del Parque Güell continúa siendo la parte construida por Antonio Gaudí, que dejó la huella de su imaginación desbordada y de un oscuro simbolismo hoy todavía difícil de descifrar. La naturaleza parece quedar en segundo plano, pero lo cierto es que el arquitecto la tuvo muy en cuenta para conseguir una perfecta simbiosis entre piedra y verde. La perspectiva del viaducto, coronado de palmeras y revestido de arbustos y plantas trepadoras, plasma bien esta complicidad entre naturaleza y arquitectura.
Gaudí preservó la vegetación espontánea del lugar, que hoy constituye una extensión forestal donde abundan algarrobos, robles y encinas, envueltos en un sotobosque espeso, con el agregado de algunos árboles plantados posteriormente.
www.bcn.es/parcsijardins