Hortyfruta desmonta los falsos mitos en torno a los invernaderos
21 de enero de 2010
En su ánimo por aclarar estos aspectos y romper con esas falsas creencias, la Organización Interprofesional de Frutas y Hortalizas de Andalucía, Hortyfruta, que representa al 70% de la producción y comercialización de productos hortofrutícolas bajo abrigo, ha elaborado un documento en el que se aclaran ciertos prejuicios sobre los cultivos de invernadero:

Diariamente, las autoridades públicas a nivel nacional e internacional, llevan a cabo exhaustivas y minuciosas campañas de control en las que analizan productos agrícolas en todas y cada una de las etapas, desde la recolección hasta la puesta a disposición del consumidor final; lo que implica que el uso de sustancias químicas no autorizadas resulte inviable no sólo legal, sino también comercialmente.
2. Los productos cultivados en invernaderos carecen de sabor. Precisamente, la evolución en los métodos de cultivo experimentada por el campo andaluz ha venido motivada por la aplicación del control biológico, es decir, la utilización de insectos beneficiosos para acabar con las plagas que amenazan a los cultivos. Según opiniones recabadas de técnicos agrícolas, el 86% coinciden en señalar que la calidad de los frutos obtenidos gracias al control integrado es mucho mejor que la de cultivos tratados con productos químicos y proporcionan hortalizas más sanas y sabrosas que las cultivadas con los métodos tradicionales.
4. Los productos son menos naturales porque se controla la luz y el calor que reciben para que crezcan más deprisa. Andalucía es la mayor reserva invernal de luz solar de Europa. El sol, fuente inagotable de energía, es el motor principal de la producción agrícola andaluza. Luz y temperatura, dos de los elementos climáticos básicos para el desarrollo óptimo de una buena fruta y hortaliza, se reciben en cantidad adecuada en los invernaderos directamente del sol y sin necesidad de recurrir a calefacción o iluminación artificial.
5. Se hace un uso inadecuado del agua. Si en alguna zona de España el agua se valora como un bien preciado, ésta es Andalucía, donde tradicionalmente los productores andaluces han sido grandes gestores de este recurso tan limitado. Por este motivo, en la totalidad de los cultivos que se llevan a cabo en el suelo de las superficies invernadas, la capa más superficial está compuesta por varios centímetros de arena con el objetivo de romper la capilaridad y evitar la evaporación del agua. Además, hoy por hoy, todas las explotaciones andaluzas bajo abrigo de frutas y hortalizas disponen de modernos sistemas de fertirrigación controlados por ordenador, para hacer un aprovechamiento óptimo de cada gota de agua.

En los últimos 25 años, la temperatura de la comarca Litoral del Poniente almeriense ha descendido 0,3º centígrados gracias a las cubiertas de plástico de los invernaderos. Esta bajada contrasta con el incremento de la temperatura global del planeta, que ha subido 0,7 ºC y en la Península Ibérica 1,5 ºC. Pero no sólo el efecto albedo da fe de que los invernaderos se han convertido en una potente arma contra el cambio climático, también ha quedado demostrado que los cultivos eliminan una cantidad importante de CO2 al ambiente porque las plantas absorben este gas para su crecimiento. De hecho, este estudio constata que las plantas de los cultivos de invernadero absorben unas 10 toneladas de CO2 por hectárea y año.
7. Se trata de un sector poco modernizado. Bajo los plásticos herméticamente cerrados abundan los últimos avances tecnológicos convirtiéndose en un ejemplo de I+D para otras zonas productivas, también muy avanzadas tecnológicamente, como Holanda. La imperiosa necesidad de hacer de las explotaciones unas superficies más productivas y de rentabilizar al máximo el uso de la energía ha propiciado la aparición de avances como nuevos invernaderos de alta tecnología. Este salto tecnológico, de importantísimas proporciones para este sector, ha posibilitado la disminución de productos fitosanitarios, la mejora de los cultivos, y un mejor aprovechamiento de las aguas pluviales.
9. Los invernaderos se nutren de mano de obra ilegal. La inmigración ilegal es, sin duda alguna, la mayor lacra que sufre el sector primario por su estrecha relación con la economía sumergida y la contratación de trabajadores irregulares. Actualmente, la industria de invernaderos emplea a 110.000 personas en las explotaciones agrícolas, comercializadoras e industria auxiliar; y la presencia de trabajadores ilegales es absolutamente residual.
10. La mujer carece de representación en el sector de los invernaderos. En los últimos años se ha visto una evolución en el papel de la mujer en este sector tomando un rol mucho más activo y relevante. Si hace algunos años, su representación se ceñía a ayudar a sus maridos en las labores agrícolas, ahora han pasado a administrar una de cada tres explotaciones agrarias. Pese a que su trabajo esté más limitado en las labores estrictamente agrícolas, la presencia de las mujeres en las tareas de envasado y manipulado es muy elocuente.