La salinidad en cultivos sobre sustratos
- Modelo de respuesta del cultivo a la salinidad.
- Acumulación de sales en el sustrato donde crecen las raíces.
- Niveles de salinidad requeridos y aceptables.
- Fertilización en relación a la salinidad.
- Requisitos de lixiviación y producción sostenible.
- Sobre el efecto de otros factores importantes para el manejo de la salinidad, se presentará solo una breve revisión de los últimos estudios.
Modelo de respuesta del cultivo a la salinidad
Bajo estas condiciones, los niveles de nutrientes de las plantas deben ser incorporados para calcular los niveles de salinidad, así como se muestra en la Figura 1B. El modelo allí propuesto de líneas discontinuas para valorar la relación existente entre la CE de la solución del suelo y el rendimiento de los cultivos, podría sustituirse por un modelo exponencial, que representaría mejor la respuesta de la planta a la salinidad. Eso quedó demostrado en una reciente investigación que incluyó al crisantemo entre los cultivos de invernadero estudiados (Figura 2). En ese modelo, el nivel de fertilización se incorpora a la CE de la solución de sustrato, ya que un nivel demasiado alto aumenta el nivel de la CE de la solución del suelo y reduce el crecimiento de los cultivos, tal como sucede con la acumulación de sales residuales.
Aparentemente el ion Na es más frecuente que el ion Cl. Dentro de los efectos causados por una salinidad específica, solo aquellos debidos a iones osmóticos serán analizados. Por lo tanto, la toxicidad de micronutrientes no se incluye en este documento. Los modelos propuestos hasta ahora se centran en la relación entre salinidad y rendimiento, expresada como el crecimiento de la planta. Otros efectos de la salinidad, como sería la calidad, tienen su propia trayectoria. Las respuestas de calidad, por ejemplo, no siempre están relacionadas con valores bajos de la CE del suelo y la solución de sustrato.
Acumulación de sales en la rizosfera
- La composición iónica del agua de riego, que puede contener concentraciones altas de sales residuales, como Na, Cl, SO4, etc.
- Las características propias de los cultivos, pues entre ellos existen diferencias en la absorción iónica, no solo para nutrientes sino también para sales residuales como Na y Cl.
- El valor de los diferentes iones en la solución del suelo. La mayoría de los cultivos absorben cantidades grandes de ciertos iones cuando sus concentraciones alrededor de la raíz son más altas. Eso no sucede si la concentración de todos los iones se incrementa en proporciones iguales. Algunos cultivos pueden excluir algunos iones residuales en forma efectiva, como es el caso del pimiento con el Na.
- Las condiciones climáticas. El consumo de agua por el cultivo está fuertemente estimulado por las condiciones de un clima cálido y seco; no sucede lo mismo con la absorción de iones. Todo eso promueve la acumulación de sal alrededor de la raíz.
La Tabla 1 muestra las concentraciones de absorción de algunos elementos principales en cultivos de tomate y rosas. Las diferencias entre ambos cultivos son considerables. Por ejemplo, la concentración de la captación del tomate es mucho mayor que la de las rosas. De otro lado, la incorporación de Na por las rosas es casi nula, lo que significa que casi todo se acumula en la rizosfera de dicho cultivo. La acumulación de iones diferentes en la rizosfera se ven fuertemente afectados por la fracción de lixiviación, la cual puede ser calculada por la siguiente fórmula:
Niveles de salinidad requeridos y aceptables
Los valores de CE superiores a los requeridos para absorber nutrientes suelen producirse no solo debido al suministro extra de nutrientes sino también por la acumulación de sales residuales. Si las plantas no son sensibles a ciertos iones, los valores serán los mismos en ambos casos.
Cuando los valores de CE son mayores a los óptimos mostrados en la tabla anterior, disminuyen tanto el crecimiento como el rendimiento de los cultivos. La reducción del rendimiento se expresa en porcentajes sobre el rendimiento máximo y es diferente para todos los cultivos. En algunos se han encontrado reducciones de un 5-10% por cada valor de CE de la solución de sustrato que se encuentre por encima del valor umbral de salinidad. En el ejemplo de la Figura 2, el máximo rendimiento del crisantemo se obtuvo a una CE de 2,25 dS m-1 y este disminuyó en un 72% por cada valor de CE de 5,8 dS m-1, lo que significa una reducción de rendimiento del 28% sobre un aumento de la CE de 3,6 dS m-1, de acuerdo a un 8% por unidad de CE. Sin embargo, se acepta una reducción en el rendimiento de algunos cultivos para lograr una mejora en la condición de la planta y la calidad de sus frutos.
Fertilización en relación a la salinidad
Para evitar valores de CE superiores a 5 alrededor de la raíz (rizosfera), se requiere aproximadamente el 20% de la fracción de lixiviación. En este caso, la composición se muestra en la última columna de la tabla 4. Muchos de los iones están fuera del intervalo óptimo de las concentraciones deseadas, sin embargo, son valores que constituyen las mejores opciones para los problemas surgidos por el uso de agua salina subterránea. Previendo un control insuficiente de los niveles bajos de los nutrientes, son recomendables el muestreo frecuente y el análisis de la solución alrededor de la raíz. El suministro de K y N se encuentra por debajo de la concentración de absorción, porque con el agua extra también se están proveyendo nutrientes.
La concentración de nutrientes en el agua de drenaje será baja sin llegar a cero. En esas condiciones no es posible la prevención completa de la lixiviación de nutrientes ni el lavado de sales residuales. Una oferta demasiado baja de Mg no es recomendable debido al nivel elevado del calcio en el agua de riego y a la fuerte competencia con la absorción de Mg. El cultivo de tomate es sensible a la deficiencia de Mg. El suministro de P es bajo, pero no demasiado, al considerar que parte del P queda precipitado en formas de sales en la rizosfera.
La distribución de la sal alrededor de la rizosfera podría representar un riesgo cuando utiliza agua de riego salina. En estos casos, es bastante grande la diferencia de concentraciones de sal en el fluido fertiriego en comparación al drenaje. Se ha encontrado que las plantas reaccionan mucho mejor en la zona de baja concentración salina, como las inmediaciones de las entradas del gotero de fertirriego, que en puntos de alta concentración salina, como los agujeros del drenaje. Los efectos de una distribución de salinidad tan desigual solo se han estudiado para algunas hortalizas. Se requieren más investigaciones para conocer, por un lado, un sistema que interprete adecuadamente la distribución desigual alrededor de la raíz y, por el otro, los requisitos de los sistemas de acumulación de sal para restringir al máximo el daño de la salinidad.
Requisitos de lixiviación y producción sostenible
La producción de los invernaderos durante las últimas décadas ha variado de un mercado de suministro a un mercado de consumo. Ya no ofrece lo que no está disponible; ahora el campo produce lo que se demanda, pero más barato y de mejor calidad. Muchos productos de invernadero suelen ser considerados como lujos relacionados a ciertos estándares de vida. Son productos que reúnen altas normas de calidad, para el gusto y la apariencia, y que buscan ser obtenidos a través de sistemas de producción respetuosos con el medio ambiente. Se considera una industria: la industria de los invernaderos. Esta está cambiando a métodos de producción sostenible y uno de los principales factores en este proceso es la restricción de minerales que salen al medio ambiente. La calidad del agua de riego, la posibilidad de reutilización de las aguas de drenaje y las exigencias del cultivo, determinan el volumen aproximado de minerales que se terminan sin control en el medio ambiente. La demanda de los cultivos es importante para determinar la absorción de minerales y los valores aceptables de la CE. La reutilización de las aguas de drenaje está estrechamente relacionada con la proporción de sales disueltas considerando cada ión individualmente, y en su conjunto (presión osmótica), debido a que una distribución desigual del agua de riego en la mayoría de sistemas de crecimiento fomenta una sobredosis, y como consecuencia, un flujo de drenaje independiente de la calidad del agua de riego. Una producción sostenible, consecuentemente, debe incluir la reutilización de aguas de drenaje, cuya captura es posible en los sistemas de sustrato.
De acuerdo a lo anterior se concluye que la producción sostenible de los invernaderos es factible solo cuando se emplee agua de riego de la máxima calidad, en combinación con sistemas en los que el agua de drenaje se pueda reutilizar.
- Emplear el agua de riego, con una concentración salina por debajo de la correspondiente a la absorción del cultivo, en la denominada concentración de absorción, en un sistema en el cual el agua de drenaje se reutilice. Es una práctica que evita la filtración de minerales al medio ambiente.
- Desalinizar el agua de riego a concentraciones de sal por debajo de la correspondiente a la absorción del cultivo.
- Restringir el uso del agua en los invernaderos. El mejor ejemplo de este concepto es el invernadero cerrado. Es un sistema en el cual el aire se enfría artificialmente y una parte importante del agua evaporada es condensada y puede ser reutilizada. Esta condensación de agua es libre de sales y añadiéndola al agua primaria tendrá una concentración salina muy baja.
- Usar agua de salinidad leve o una acumulación restringida de sal, ocasiona cierta reducción del rendimiento. Esta se refiere al rendimiento total. Mientras que es previsible un aumento de la calidad de la misma, es decir, mayor presencia de sustancias organolépticos, en cultivos aprovechables por sus frutos, o bien presencias en esencias o aceites en cultivo que se explotan por sus aromas (perfumes o culinarias). A través de un buen manejo en el fertirriego, la eliminación de los residuos contaminantes puede ser limitada a menos del 20%, con lo cual supone un incremento sustancial de la eficiencia de los nutrientes; a la vez que se produce un ahorro de agua de un 10% hasta un 50%.
- Utilizar agua salina induce a la acumulación de sales alrededor de la raíz, una reducción del rendimiento y un drenaje superior al 50%. La producción sostenible es objeto de debate, aunque sigue siendo válido el punto 4 sobre su efecto en la calidad de la producción.
En todos los modelos considerados, es necesario el diseño de un plan para el manejo correcto de los nutrientes, que se ajuste a los cultivos, las condiciones de crecimiento y la calidad de agua. Durante la etapa de crecimiento de los cultivos, el manejo debe centrarse en la gestión y el control de los nutrientes alrededor de la raíz:
- Emplear soluciones nutritivas adaptadas a los cultivos y al agua de riego que se utiliza.
- Realizar análisis periódicos de la solución nutritiva o sustrato alrededor de la raíz. Un laboratorio profesional debe encargarse de ello.
- Calcular frecuentemente los valores de pH y CE alrededor de la raíz, usando instrumentos portátiles disponibles en el vivero.
Este documento ofrece directrices generales sobre sustratos de crecimiento y salinidad. Algunas publicaciones recientes han ampliado el tema así como las referencias de consulta, que no se incluyen en el presente texto.
- Sonneveld C 2000. Effects of salinity on substrate grown vegetables and ornamentals in greenhouse horticulture. Thesis Wageningen University, Netherlands, 151 pp. (http://www.gcw.nl/dissertations/ 2765/dis2765.pdf).
- Sonneveld C Van den Bos A L y Voogt W 2004, Modelling osmotic salinity effects on yield characteristics of substrate grown greenhouse crops. J. Plant Nutrition 27, 1931-1951.
- García, M. y Urrestarazu, M. 2000, Modelling electrical conductivity management in a recirculating nutrient solution under semi-arid conditions. J. Plant Nutrition 23, 457-468.
Sonneveld C. 2004. Salinidad en los cultivos sin suelo. En: Tratado de cultivo sin suelo. Coord. Miguel Urrestarazu. Ed. Mundi-Prensa. Madrid.
- Sonneveld C y Voogt W 2009. Plant Nutrition of Greenhouse Crops. Springer, Dordrecht Heidelberg London New York, 431 pp. Especialmente en los capítulos 6, 7 y 8.