¿A qué huelen las nueces?
¿Por qué algunos insectos depositan sus huevos en unas nueces y no en otras? La respuesta se encuentra en el olor que desprenden estos frutos cuando están rotas y, por ello, es importante diferenciar los aromas de las nueces enteras y de las dañadas. El departamento de Química Analítica de la UPV/EHU, en colaboración con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, California), ha identificado en nueces dañadas los compuestos volátiles de los aromas atractivos para los insectos que amenazan las cosechas de estos frutos en California. Son los primeros estudios que se llevan a cabo en nueces con el fin de localizar los componentes del aroma que sirvan para controlar de manera más sostenible las plagas de polillas, y, también, con el objetivo de contribuir a disminuir el uso de pesticidas y plaguicidas.
El equipo investigador de la UPV/EHU, formado por la profesora catedrática de Química Analítica Rosa María Alonso, la doctora Itxaso San Román, junto con el apoyo del técnico del Servicio Central de Análisis de Bizkaia (SGIker) el doctor Luis Bartolomé, ha analizado los datos procedentes de cultivos de nueces en California. El trabajo se ha desarrollado en colaboración con el investigador doctor John James Beck, de los Servicios de Investigación Agrícola del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Fruto del estudio, el equipo ha identificado los aromas que diferencian las nueces intactas de nueces dañadas y que pueden atraer a plagas de insectos perjudiciales para los cultivos californianos. Esta investigación pionera abre camino para realizar otros estudios sobre control de plagas en cultivos autóctonos.
Del valle central de California proceden dos tercios de las nueces consumidas a nivel mundial y más del 80% de las que se consumen en España. En los últimos 50 años dos plagas de polillas—codling moth (Cydia pomonella) y navel orangeworm (Amyelois transitella, Lepidotera, Pyralidae)— amenazan, cosecha tras cosecha, la producción de nueces. Depositan sus huevos en los frutos dañados y favorecen la propagación del hongo Aspergillus con consecuencias tanto en el mantenimiento de la seguridad alimentaria como en el desarrollo comercial y económico.
Las estrategias del último siglo para controlar las plagas han estado centradas en el uso de pesticidas y plaguicidas a los que ciertos insectos se han hecho resistentes. Esta investigación avanza en la búsqueda de los compuestos aromáticos que les atraigan de manera natural en momentos claves, como su reproducción y alimentación, y que, combinados con técnicas medioambientales sostenibles, den la posibilidad de sintetizar productos agroquímicos más selectivos y eficientes.
El equipo de la UPV/EHU ha analizado los datos procedentes de nueces enteras y previamente dañadas para, tras identificar y comparar sus compuestos volátiles, determinar si había algún aroma exclusivo en los frutos dañados. Las muestras se seleccionaron entre mayo y septiembre de 2014 en cinco etapas fenológicas, cinco momentos climáticos y biológicos del nogal. Como resultado del tratamiento de datos aplicado a las muestras el equipo de la UPV/EHU identificó 92 componentes aromáticos. De ellos, ocho compuestos (pinocarvona, αα-canfolénico aldehído, chrysanthenone, trans-pinocarveol, trans-ββ-farneseno, trans-ββ-verbenol, αα α-terpineno y αα α-terpinoleno) son característicos de las nueces dañadas. La combinación de estos compuestos volátiles permitirá sintetizar una mezcla atractiva para los insectos y que sirva para controlar y hacer un seguimiento de las plagas que afectan a las nueces.