Entrevista a Christian Larrigaudière y Jordi Giné, investigadores del Subprograma de Fisiología y Tecnología Poscosecha del IRTA
Aunque llevan ya algún tiempo trabajando en él, fue durante el pasado SmartFruit International Congress de Barcelona cuando los investigadores del Subprograma de Fisiología y Tecnología Poscosecha del IRTA, Christian Larrigaudière y Jordi Giné, presentaron ante la comunidad científica el nuevo programa IFM (Integrated Physiopathy Management). En él se recogen, en analogía con los programas de gestión integrada, tanto las nuevas estrategias en el control no químico de las fisiopatías en poscosecha, como, y es lo que resulta más novedoso, técnicas de predicción que pueden determinar si un fruto acabará desarrollando o no tal fisiopatía.
¿Qué pretende exactamente el programa IFM? ¿Cuáles son sus estrategias?
El programa IFM es en la actualidad un concepto, una ideología, obtenida a partir de la analogía con el concepto IPM pero aplicado al control de las fisiopatías (alteraciones) en poscosecha. En realidad el concepto como tal debería definirse como IPPDM (Integrated Postharvest Physiological Disorders Management) pero pensamos que IFM era más directo y entendible para el sector. Al igual que sucede con el programa IPM, los pilares del concepto IFM residen en:
- Establecer los límites/umbrales a partir de los cuales se desarrolla la alteración para cada fruta
- Realizar un seguimiento poscosecha de cómo evolucionan dichas alteraciones
- Definir nuevos sistemas de control no químico de las alteraciones para limitar su incidencia
- Trabajar de forma integrada juntando los beneficiosos parciales que aportan estos sistemas para obtener finalmente un control total de la alteración.
El concepto IFM es aplicable a un número muy elevado de fisiopatías en poscosecha como son el escaldado superficial en peras y manzanas, los desordenes internos en peras, los daños por frío o harinosidad en fruta de hueso, etc.
Uno de los ítems más interesantes es la incorporación de nuevas técnicas de predicción. ¿Será posible saber si una fruta acabará desarrollando o no una fisiopatía? ¿Cómo?
Se trata de un proyecto a largo plazo. ¿Qué pasos se han dado hasta ahora y cuáles son los principales que han de comenzar a ofrecer resultados en los próximos años?
¿Se trata de un proyecto propio del IRTA o se está trabajando con otros centros de investigación para desarrollar las diferentes estrategias?
Aunque el estudio específico de soluciones puntuales para reducir las fisiopatias se abordan en general con proyectos/contratos de ámbito nacional o internacional con diversas empresas y/o centros de investigación, en la actualidad, los proyectos que tratan con el concepto o la filosofía IFM (tal como el proyecto INIA citado anteriormente) son propios del IRTA.
¿Hasta qué punto ha afectado a la conservación de frutas la eliminación de gran parte de los sistemas de control químico?
En los últimos años están ganando terreno las DCA (atmósferas dinámicas controladas), en las que los niveles de O2 se mantiene a un nivel ligeramente superior al punto de compensación anaeróbica (ACP) para garantizar la intensidad respiratoria más baja tolerada por el fruto. Fuente: IRTA.
¿El principal hándicap para el desarrollo de nuevos sistemas de control no químicos es su baja rentabilidad?
Durante las últimas décadas se ha abusado en parte de un número elevado de productos químicos que permitían controlar de forma muy eficaz ciertas fisiopatías y no se ha invertido lo suficiente para buscar productos alternativos no-químicos. Esta falta de inversión en la búsqueda de soluciones alternativas ha hecho que muchas de éstas sean aún, desde un punto de vista práctico, difícil de transferir y de baja rentabilidad por su eficacia parcial (si se aplican solas). En nuestro grupo estamos trabajando para aumentar esta rentabilidad justamente con la vista puesta en el concepto IFM (sistema integrado) pero también con determinados sistemas alternativos no químicos (como las atmósferas a muy bajo niveles de O2) que presentan una eficacia igual o incluso superior que la de sus antecesores químicos para el control de ciertas fisiopatías.
¿Existen diferencias en este sentido entre las diferentes especies de fruta?
Igual que cada persona responde de un modo distinto a un tratamiento o a un medicamento, en la fruta existe una gran variabilidad, no solo entre especies sino también entre variedades tratadas con un mismo producto o conservadas del mismo modo. La razón de dicha variabilidad está ligada a la fisiología del fruto, la cual difiere entre variedades o incluso entre frutos de una misma variedad. Es por este motivo, que en nuestro grupo tenemos muy claro que cualquier tratamiento para evitar las fisiopatías debe validarse de forma específica para todos los frutos en los que quiera aplicarse. La mejor forma para evitar la heterogeneidad inicial es desarrollar sistemas de predicción de sensibilidad a la cosecha tal como se contempla en un plan IFM.
¿Se ha contado con el apoyo por parte de una industria, primera interesada en que se desarrollen nuevos métodos y estrategias capaces de controlar fisiopatias sin alterar la calidad del fruto?
La verdad es que en este aspecto concreto de nuestra investigación, el apoyo por parte de la industria no ha sido muy amplio. Esto es debido a que la mayoría de los proyectos que hemos realizado con el concepto IFM, tienen un efecto directo sobre el sector de la conservación de la fruta en general y por eso son financiados a través de convocatorias públicas de investigación o proyectos sectoriales.