Estudio del efecto del transporte sobre parámetros sanguíneos en terneros mamones
Romera-Recio, E.1, Ramos-Morales, E.1*, Belanche, A.2, Hassan, M.I.1, Gómez, A.1, Llanes, N.3, Torra, J.3, Arnau, E.3 y Yáñez-Ruiz, D.R.1
1 Estación Experimental del Zaidín, CSIC, C/ Profesor Albareda, 1, 18008, Granada.
2 Departamento de Producción Animal y Ciencia Alimentos, Universidad Zaragoza, C/ Miguel Servet, 177, 50013, Zaragoza.
3 Cooperativa d’Ivars, Carrer de Lleida, 2-8, 25260 Ivars d'Urgell, Lleida.
* eva.ramos@eez.csic.es
La industria de la carne de vacuno tiene un importante papel como mercado secundario de la industria láctea, siendo la UE uno de los principales productores a nivel mundial. Dentro del contexto europeo, en 2022 se produjeron 6,64 millones de toneladas de carne de bovino, de las que España aporta el 11,0%, situándose como cuarto productor comunitario, por detrás de Francia (21%), Alemania (15%) e Italia (11,3%).
En España se reciben anualmente unos 700.000 terneros mamones, originados de explotaciones lecheras de la UE, para su crecimiento y engorde, siendo Francia el principal origen (64,2 % del total). El transporte de animales constituye, por tanto, un eslabón fundamental dentro de este tipo de producción ganadera. Según la UE, el 63% del transporte de animales entre los Estados miembros en el periodo 2017-2021 consistió en viajes cortos de hasta ocho horas, seguidos por viajes largos (33%) y viajes muy largos de más de 24 horas (4%). En los últimos años, se ha hecho evidente la creciente preocupación de la población por el bienestar animal. El informe de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) de 2022, sobre el transporte de animales vivos indica que, el bienestar animal mejora cuanto menor sea el tiempo de transporte al que se someta a los animales, así como que estos deben contar con más espacio y temperaturas adecuadas.
Según el Real Decreto 1053/2022, de 27 de diciembre, por el que se establecen normas básicas de ordenación de las granjas bovinas, en el ámbito de centros de concentración de ganado bovino, la normativa destaca la importancia de limitar a 14 días el plazo desde la salida del animal del establecimiento de origen hasta que sale del centro de agrupamiento. Los movimientos de animales en explotaciones de ganado bovino están regulados por normativas de la Unión Europea y nacional (Real Decreto 990/2022, de 29 de noviembre, sobre normas de sanidad y protección animal durante el transporte), abordando aspectos como sanidad animal, intercambio intracomunitario e identificación. Además, la normativa destaca que las explotaciones deben asegurar condiciones mínimas de bienestar, garantizando instalaciones permanentes cómodas y diseñadas para permitir el movimiento libre de los animales. Así mismo, el Sistema Integral de Gestión de Explotaciones Bovinas (SIGE) incorpora la implementación del Plan Sanitario Integral en la gestión ganadera.
En la granja lechera, la separación de los terneros de sus madres generalmente ocurre inmediatamente después del nacimiento. Posteriormente, cuando los terneros tienen entre 14 y 20 días de edad, se recogen de diferentes granjas lecheras y se transportan a un centro de recepción, seguido de otro transporte a la granja de engorde (Marcato et al., 2018). Durante estas fases, los terneros de diferentes granjas se distribuyen en grupos y están expuestos a nuevas condiciones ambientales y prácticas de manejo. Todos estos desafíos ocurren en edades tempranas, cuando el tracto gastrointestinal y el sistema inmunitario aún están en desarrollo. La combinación de los factores mencionados, junto con los períodos de restricción de alimento a los que se someten los animales y un sistema fisiológico inmaduro, puede explicar la alta susceptibilidad de los terneros a padecer diversas infecciones. Como consecuencia, los terneros pueden desarrollar enfermedades, entre las que se observan con mayor frecuencia las de tipo respiratorias y digestivas (Pardon et al., 2013). Por lo tanto, es fundamental establecer un protocolo que indique las prácticas adecuadas de manejo y alimentación en los centros de recepción de animales, así como durante el transporte, con el fin de prevenir patologías no deseadas.
El tipo de placenta en el que se desarrolla el ternero no permite la transferencia de inmunidad de la madre, lo que resulta en rumiantes recién nacidos agamaglobulinémicos. Por consiguiente, el consumo suficiente de calostro de calidad (5-6 L, con IgG > 50 mg/mL) en las primeras horas tras el nacimiento es crucial para el desarrollo de un sistema inmunológico óptimo (Devant y Marti, 2020). Sin embargo, en numerosas ocasiones, no se realiza un adecuado encalostramiento en los terneros destinados a la producción cárnica. Esto da lugar a lo que conocemos como ‘fallo de transferencia de inmunidad pasiva’, aumentando la incidencia de diarreas e hipotermias en animales recién nacidos, lo que puede empeorar su estado sanitario.
Estudio de impacto del transporte
Según un trabajo de revisión reciente (Goetz et al., 2022), el estudio de los parámetros sanguíneos es el método más utilizado para la evaluación del impacto del transporte sobre la salud y bienestar de los terneros. La respuesta hematológica de los terneros al transporte puede aportar información, tanto para la mejora del manejo y condiciones de transporte de los animales, como para la identificación, en edades tempranas, de aquellos terneros con mayor probabilidad de desarrollar enfermedades, con el consecuente riesgo de bajo rendimiento en las instalaciones de crecimiento y engorde. Sin embargo, la interpretación de los resultados de estos parámetros es complicada, principalmente debido a la variabilidad de datos sobre los rangos de referencia, sobre todo asociados a los cambios que se producen en estos parámetros en edades tempranas (Knowles et al., 2000). Aún así, la evaluación de la respuesta de parámetros hematológicos al transporte debe hacerse sobre el cambio de las variables a lo largo del tiempo, para un mismo animal (Fisher et al., 2014), o combinar su uso con parámetros clínicos adicionales.
Numerosos estudios han documentado que la movilización de energía debido al transporte prolongado del ganado se manifiesta mediante un aumento en las concentraciones de parámetros indicadores del metabolismo energético, como los ácidos grasos no esterificados (NEFA) y el beta-hidroxibutirato (BHBA) en el plasma sanguíneo, acompañado de una disminución de la glucosa (Marcato et al., 2018). Esta situación se agrava aún más en terneros lactantes, que cuentan con reservas energéticas limitadas en comparación con animales de mayor edad. Sin embargo, se ha observado que después de recibir alimentación y descansar durante 24 horas tras el transporte, los animales pueden reestablecer el equilibrio energético (Marti et al., 2019). El volumen de células empaquetadas (PCV) y proteínas totales (PT) en suero se emplean como indicadores de hidratación (Marcato et al., 2018). La concentración de urea está también relacionada con la deshidratación y la descomposición de proteínas en los músculos como resultado del ayuno prolongado y el aumento de las concentraciones de cortisol como una señal de sufrir estrés ambiental (Knowles, 1999). Parámetros como la creatina quinasa (CK), la haptoglobina, la IgG y el colesterol se han asociado con la morbidez futura, la mortalidad y la ganancia media diaria en terneros de carne (Renaud et al., 2018; Goetz et al., 2021). Terneros con bajos niveles de colesterol y IgG a la llegada al centro de recepción presentarían un mayor riesgo de mortalidad temprana (Renaud et al., 2018). Se han observado incrementos en la concentración de haptoglobina tanto en casos de aumento de riesgo por enfermedad/mortalidad, como en respuesta a estrés por el transporte (Renaud et al., 2018). Además, los bajos valores de hemoglobina y hematocrito pueden indicar la presencia de procesos como la anemia, que se agravan con la malnutrición, la presencia de úlceras gástricas o una posible infestación de parásitos. No obstante, se debe puntualizar que, aunque estos parámetros pueden proporcionar información sobre el bienestar de los animales, no se pueden hacer inferencias sobre el estado mental o afectivo de los mismos.
En nuestro estudio, se tomaron muestras de sangre de 66 terneros de raza Montbéliarde de 21 ± 7 días de edad, y aproximadamente 50 Kg de peso vivo, en el centro de recepción en origen (Les veaux des frères Drevon, Francia), y a su llegada en las instalaciones ganaderas de la Cooperativa agroalimentaria d’Ivars (Ivars d'Urgell en Lleida), durante los días 4 y 5 de octubre de 2022, respectivamente. El transporte, con una distancia de 750 km y duración de 12 horas, se realizó en el mismo vehículo para todos los teneros, en el que se proporcionó cama de paja. Siguiendo la normativa del Consejo Europeo para la protección de los animales durante el transporte y las operaciones conexas (Reglamento (CE) No 1/2005 del consejo de 22 de diciembre de 2004), los terneros tuvieron acceso a agua dentro del camión durante la hora de descanso después de 9 horas de viaje. Los terneros recibieron leche maternizada 4 horas antes de la salida en el origen. La temperatura y humedad dentro del camión se registró de manera continua y oscilaron entre 22-25°C y 30-50%, respectivamente (Figura 1). La toma de muestras se realizó antes de salir del centro de recepción y a la llegada a la granja, en ayunas, mediante venopunción en la vena yugular, para análisis de parámetros bioquímicos y hematológicos. El efecto del transporte se evaluó mediante análisis T-test para muestras pareadas ANOVA.
No se observaron signos de deshidratación, puesto que la concentración de proteínas totales (6,22 vs. 6,14 g/dL) y la de urea (35,6 vs. 31,0 mg/dL) fueron similares antes y después del transporte (Tabla 1; P>0,05). Sin embargo, el hematocrito tendió (P=0,019) a aumentar tras el transporte (Tabla 2; 30,3 vs. 32,7 %), lo que nos indica una alta concentración de glóbulos rojos en el torrente sanguíneo posiblemente por una ligera falta de hidratación.
En relación con los indicadores del metabolismo energético, se observó una disminución del 60% en la concentración de glucosa en suero, que estaría relacionada con el ayuno durante todo el período de transporte, así lo muestran los niveles de insulina (Tabla 1; 4,12 vs. 2,84 µUI/mL). La disminución en la concentración de colesterol también podría estar asociada con el ayuno. Sin embargo, no se observaron cambios en la concentración de NEFA ni de BHBA antes y después del transporte (Tabla 1; P>0,05). Como se ha comentado anteriormente, cuando se agotan las fuentes de energía procedentes de la dieta se observa un aumento en BHB y NEFA, lo que resulta en un balance energético negativo (Adewuyi et al., 2005). En terneros más jóvenes, la falta de aumento del BHB en plasma, puede estar relacionada con las menores reservas de grasa corporal en comparación con los terneros de mayor edad (Bell, 1981).
En cuanto al estado inmunológico, no se observó un incremento de neutrófilos o disminución de linfocitos (Tabla 2), por lo que no se evidenció respuesta inflamatoria. Igualmente, no se observaron cambios en la enzima CK (Tabla 1; 227,4 vs. 222,8 U/L), que se puede asociar con lesión o fatiga muscular, lo que pudo haber estado relacionado con la disponibilidad de cama para el confort de los terneros, y de una densidad de animales adecuada dentro del camión. Los niveles de cortisol tendieron (Tabla 1; P=0,066) a aumentar tras el transporte (1,00 vs. 1,06 µg/dL), pero solo en 9 terneros de los 66, lo que puede relacionarse con el estrés asociado a la descarga del camión en estos animales.
Conclusiones
Agradecimientos
Este estudio ha sido realizado dentro del proyecto HOLORUMINANT (N° 101000213), financiado por la Unión Europea dentro del Programa Marco Horizonte 2020.
Referencias bibliográficas
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