La industria láctea pierde “músculo financiero” y espera un año 2023 “más difícil”
Luis Calabozo, director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), cree que, a día de hoy, “nada hace prever” que 2023 vaya a ser mejor, “e incluso hay idea de que puede ser más difícil” para esta industria. Una situación que sería “muy parecida” aún sin conflicto bélico en Ucrania porque el encarecimiento de los costes de producción viene desde antes del inicio de la guerra, aunque es cierto que la contienda le ha dado “fuerza” al problema.
El eje central radica en que la industria láctea lleva ya tiempo sin lograr trasladar al siguiente eslabón de la cadena el aumento del precio de la leche que le compra al ganadero. El precio en origen ha subido un “62%” en el último año (datos año móvil a noviembre 2022) mientras que el de venta al público fue del “30%” por lo “no se ha conseguido trasladar ni la mitad” de la subida entre el punto inicial y final de la cadena y “no digamos ya si nos fijamos en el precio de cesión de la industria a la distribución”.
La leche, como recuerda, es su principal materia prima y supone el “80%” de los costes para una industria, pero también hay que sumarles las subidas en energía, gas y envases. A todo ello se añade la nueva legislación, que conlleva “mayores costes”, y en la lista Calabozo incluye otros como los gastos laborales. Precisamente, en materia normativa lamenta que España ya tenga vigente su impuesto al plástico cuando otros países como Italia lo han aplazado debido al contexto actual. “Todo esto demuestra la erosión del margen comercial y financiero de las industrias”, incide.
Un margen que “muchas pymes no pueden asumir” y es un sector mayoritariamente (el 99%) compuesto por pequeñas y medianas empresas, algunas de las cuales ya no han aguantado y han dejado de producir temporalmente o están reduciendo su actividad. En esta situación, la reformada Ley de la Cadena, asegura, no está consiguiendo el propósito que persigue de repartir “costes efectivos” entre todos los eslabones. “Actualmente las condiciones las ha puesto el mercado que, en estos casos, arrolla a la ley” pero estima que sí podría funcionar cuando el mercado recupere su actividad “clásica”.
El año acabó además con un cambio de tendencia en la producción nacional de leche porque bajó, por primera vez “desde hace décadas”, aunque no de una manera relevante. Una situación “difícil” ante la que la industria “optó por asegurar el abastecimiento a sus clientes”.
Es una industria, subraya, en la que “prácticamente el 100%” de lo que produce se hace con leche española, desmontando así la idea de que España tiene que comprar de fuera al ser deficitaria. Lo que sí ocurre es que la distribución importa productos lácteos, especialmente queso, pero no la industria nacional, recalca.