Andalucía confirma la incidencia en rumiantes salvajes del brote de fiebre hemorrágica epizoótica
Los técnicos de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta de Andalucía han constatado que varios ciervos han muerto debido a la fiebre hemorrágica epizoótica, una enfermedad infecciosa no contagiosa, transmitida por mosquitos que afecta a animales rumiantes silvestres y domésticos, pero que en ningún caso afecta a los humanos.
La fiebre hemorrágica epizoótica es una patología que afecta especialmente a los ciervos, aunque también a los corzos y gamos aunque en menor medida, en tanto que no hay riesgo para los venados grandes debido al grosor de su piel, más resistente a la picadura de estos mosquitos.
La Consejería está llevando a cabo trabajos de seguimiento y especial vigilancia de esta situación para evitar la propagación de esta fiebre hemorrágica tras detectarse varios positivos en explotaciones de vacuno en los municipios cordobeses de Cardeña y Villanueva del Rey. En el ganado vacuno puede producir clínica moderada y autolimitante durante unas dos semanas, pero se trata con antibióticos y antiinflamatorios y los animales se curan.
Asimismo, se han detectado focos con muerte de ciervos en Adamuz y Cardeña, en Córdoba, así como en El Pedroso (Sevilla) y en Zufre (Huelva), por lo que los responsables de la Junta piden la colaboración ciudadana para frenar la expansión de esta enfermedad que afecta a la fauna silvestre.
La administración reclama a los cazadores y titulares de los cotos y fincas que informen a las delegaciones territoriales de Medio Ambiente, así como a sus agentes, si detectan algún animal enfermo o con los síntomas de esta enfermedad.
Los titulares de los cotos de caza, en casos en los que los ejemplares están seriamente afectados, pueden hacer uso de la autorización excepcional de caza selectiva de ciertas especies cinegéticas establecida en la Resolución de 30 de mayo de 2023, de la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad, con objeto de parar el sufrimiento y limitar la expansión de la enfermedad.
Los técnicos de la Junta no recomiendan medidas de bioseguridad que minimicen el riesgo de exposición de la fauna silvestre a los mosquitos transmisores de la enfermedad, que sólo sería recomendable en algunos casos muy concretos en los que los ciervos estén en zonas restringidas, bien por cría o por vivir en un cercado.