Entrevista a José María Bello Dronda, jefe de producto de ovino y caprino de Nanta

José María Bello Dronda.

En estos momentos este subsector se encuentra inmerso en varios desafíos. Por un lado, la situación geopolítica que tiene su epicentro en el conflicto de Ucrania, con el aumento de los costes de las materias primas y de la energía; por otro lado, la amenaza de las enfermedades que han irrumpido recientemente en la Península y que restringen los movimientos de animales y la actividad comercial. Además, queda pendiente todavía la adaptación del sector a los nuevos escenarios aparecidos en el contexto de la reducción antibiótica. Asimismo, la situación de la sequía en nuestro entorno es absolutamente crítica en este momento, no solo para la actividad agropecuaria en general, sino muy particularmente para el ovino. Todas estas circunstancias ponen en jaque a este sector, merman gravemente sus posibilidades de cara al futuro y amenazan seriamente su viabilidad económica No podemos olvidar que la actividad del cebo de corderos tiene una implicación comercial muy importante, que incluso trasciende a la propia actividad ganadera. A menudo, las decisiones que condicionan la viabilidad de estas empresas se toman bajo premisas más comerciales que zootécnicas. A pesar de las dificultades del ovino de carne, el subsector de cebo tiene evidentes fortalezas. Es un sector pujante, inquieto y unido, que sabe ver y aprovechar las oportunidades y que está amalgamado por una activa interprofesional.

Como ya hemos adelantado en cierta medida, la subida de los costes ha impactado de forma relevante en la economía de las ganaderías de origen, abocando a muchas de ellas al cierre y sin posibilidad de relevo generacional. Ello supone una menor oferta de corderos, con la consiguiente subida de los precios de los animales que van a entrar a cebadero, provocando dudas y recelos a la hora de llenarlos. Por otra parte, este incremento de precio del cordero, que alcanza cotas casi históricas, coincide con una mermada capacidad de gasto por parte del consumidor, sumido en la crisis económica que afecta a todo nuestro entorno. Además, esta subida de precios hace menos competitivo al cordero español en el canal de exportación. Aparte de estos aspectos descritos, que inciden en la actividad comercial de los cebaderos, hay que añadir el impacto de esta subida de los gastos en la propia actividad zootécnica, con aumento de costes en la alimentación y en la energía.

Han sido muchos los esfuerzos y las inversiones realizadas por las empresas ganaderas para la mejora de las instalaciones, el manejo y por consiguiente el bienestar. Se han establecido dos pliegos de certificación del bienestar en corderos vigentes y disponibles en España. En Nanta llevamos trabajando con nuestro modelo desde el año 2005 y hemos mejorado y ampliado dicho modelo para implementarlo en ‘Granja Circular’, nuestro pliego de certificación de las granjas en sostenibilidad integral. Según nuestros datos, los aspectos del bienestar que más inciden en la mortalidad en los cebaderos de corderos son la carga amoniacal, la densidad de animales, la calidad de la cama y la limpieza de la capa. Por otra parte, los aspectos que más se deben mejorar son los relacionados con el suministro de agua (sobre todo en dimensionado y limpieza de bebederos), el aislamiento de la cubierta (por la importancia que tiene) y en los aspectos relacionados con la ventilación (principalmente el movimiento de aire en verano, ya que los factores relacionados con el volumen estático y las entradas y salidas de aire están bastante bien conseguidos, al menos según las estadísticas). La mejora del bienestar (en todos sus aspectos, es decir, instalaciones, ventilación, manejo y alimentación) en un cebadero vendría acompañada con una mejor sanidad de los animales y con mejores resultados técnicos. En este sentido y según nuestros estudios, el mayor o menor grado de bienestar podría explicar cerca de un 40% de la patología, el resto vendría dado por la sanidad del cordero a la entrada (sanidad en granjas de origen) y el manejo del periodo de transición (detección de orígenes problemáticos y lucha contra los estresores) y también por la idoneidad de los tratamientos realizados, el manejo y detección de enfermos y la preservación de la salud ruminal e intestinal.

Se trata básicamente de las conclusiones extraídas en varios estudios complementarios realizados en los últimos 25 años, con 717 ensayos de crecimiento y cebo con el concurso de 85 ganaderos, con piensos procedentes de 29 empresas que abarcan todas las etapas productivas del cordero, en sus vertientes de comercialización nacional y de exportación. Con estudios estadísticos realizados en el CSIC de León, analizamos las relaciones entre diferentes aspectos y parámetros del cebo de corderos, extrayendo las claves que nos dan las pistas para actuar en la práctica según la edad y el peso de los corderos y su destino de comercialización. Asimismo, actualizaremos nuestra propuesta de monitorización de aspectos relacionado con la alimentación en cebaderos de corderos en condiciones comerciales.

A corto plazo estamos asistiendo a una evolución muy marcada por las situaciones coyunturales del mercado, que van en la línea de producir alimentos baratos —esto no quiere decir que el kilo de carne salga más barato— orientados a la disminución de los gastos totales. Hay otra tendencia a la utilización de piensos sin paja (Nanta lanzó en 2009 su gama Komplecor, avalada por sus correspondiente es ensayos y sus publicaciones científicas) debido a la situación crítica provocada por la sequía y los altos costes de la paja. De una forma más estructural y a medida que los ganaderos dispongan de medios de monitorización sistemática y digitalización, la alimentación será más profesional y de precisión, más orientada a los objetivos productivos (eficiencia, salud ruminal, rendimiento, calidad de carne…) y a los periodos específicos del cebo (transición y acabado). En nuestra opinión, se buscarán opciones menos dependientes de los cereales y de su volatilidad y surgirán criterios de salud intestinal y de sostenibilidad —en realidad ya han surgido, pero no se han acabado de generalizar— con el objeto de consolidar la reducción antibiótica, tener en cuenta las emisiones y la huella ambiental de los piensos, así como aquellos criterios relacionados con la economía circular.