La devaluación de la lana agrava la crisis de rentabilidad de las explotaciones ovinas
Las cuadrillas de esquiladores, principalmente uruguayos y de Europa del Este, las cooperativas y las explotaciones ganaderas llevan trabajando desde primeros de abril en la esquila de las ovejas, esencial desde el punto de vista sanitario y del bienestar animal para el ganado ovino. Sin embargo, la irrupción de las borrascas y el retorno del frío en abril han ralentizado un primer arranque que hubo en marzo cuando el tiempo fue más seco.
No es el único contratiempo, porque la materia prima que se obtiene con la esquila, la lana, lleva varios años devaluada, con una industria textil que demandó menos al reducir su producción por la pandemia y ahora con la complicación de que una de las zonas de mayor entrada a China (el área de Shanghái) se encuentra paralizada por los confinamientos, según informa el secretario general de la Asociación Española de Criadores de Raza Merina, Felipe Molina.
La incertidumbre es tal que la Lonja de Extremadura, referente para la lana merina, no ha cotizado hasta ahora y es previsible que las primeras tablillas opten por reflejar, en este contexto, los precios similares a los del año pasado en los que la lana merina fina costaba algo menos de un euro por kilo. Molina recuerda que hace “cinco años se llegaba a pagar hasta 2,40 euros el kilo de esa categoría de lana” por lo que los ganaderos conseguían unos “3-4 euros” de beneficio por cada oveja que pelaban.
En la cooperativa Comercial Ovinos, con sede en Villanueva de la Serena (Badajoz), ya están preparados para recibir los 3,5 millones de kilos de lana merina pura o cruzada procedentes del millón y medio de ovejas de sus socios. Es un referente europeo en la selección, transformación y comercialización de lana cuya área de influencia se extiende a Cáceres, Badajoz y zonas de Portugal, Córdoba, Sevilla, Ciudad Real, Cádiz, Huelva y Salamanca, según recuerda su gerente, Marco Antonio Calderón. Confirma también la previsión de que los precios de esa lana sean “bajos”, en la línea de la campaña anterior y que no lleguen a superar la barrera del euro por kilogramo.
Reconoce que la lana ha ido perdiendo protagonismo en el mundo de la moda y ya no supone “ni el 3 % de las fibras textiles” usadas. Es una materia prima que se puede vender en sucio (China es el principal comprador) o bien ya lavada, cardada y peinada, cuya mayor demanda se encuentra en varios países europeos.
El responsable de esquileo de Grupo Pastores, Carlos Bernúes, también confirma que la campaña se ralentizó en abril por las lluvias, el frío y la nieve que han hecho acto de presencia en su zona de influencia, principalmente Aragón, Navarra y la provincia de Castellón. Esperan por lo tanto que el buen tiempo se imponga y darle un impulso fuerte al esquileo, que suele durar hasta primeros de julio. Grupo Pastores gestiona una cuadrilla de 50 esquiladores que se encargan de pelar 600.000 ovejas de raza Rasa Aragonesa, cuya lana tiene un valor en el mercado que apenas alcanza los cinco céntimos por kilo e incluso hay zonas donde se le cobra al ganadero por retirársela.
Los esquiladores
La esquila es un nicho de empleo y genera un negocio al que se dedica también Alfonso Suárez, que dirige junto a otro socio la empresa Esquiladores Montaña de León. Contratan a 60 esquiladores, normalmente llegados de Uruguay, que desempeñan su labor por toda Extremadura y Castilla y León.
En las jornadas más intensas cada esquilador pela 150 ovejas de media, es decir, la cuadrilla hace 9.000 animales al día y cada oveja se cobra a 1,40-1,70 euros en función de la raza. Es un sector donde es “complicado” encontrar mano de obra nacional y por eso se echa mano de la extranjera. Se trata de un trabajo “muy sufrido” en el que el relevo generacional “se ha perdido”, apunta Suárez.