Un correcto encalostrado de los corderos como factor fundamental para el sistema inmunológico
El calostro se define como la primera secreción formada en la glándula mamaria de las hembras de los mamíferos unas semanas antes del parto. En cuanto a las funciones del calostro, cabe destacar que es la primera fuente de energía para los rumiantes neonatos, estimula la eliminación de los meconios y por último y más importante, participa de forma activa en la transferencia de inmunidad pasiva desde la madre al neonato, protegiendo a este frente a infecciones durante las primeras semanas de vida, según señala un artículo publicado en el último número de la revista Consorcio Manchego.
Por esto, los rumiantes neonatos son considerados hipogammaglobulinémicos (corderos y cabritos) al nacimiento, siendo la ingesta de calostro extremadamente importante en estas especies, ya que de ello depende la absorción de proteínas esenciales para conseguir una correcta transferencia de inmunidad pasiva, lo cual contribuye a mejorar el estado de salud de los corderos, disminuyendo por tanto los porcentajes de mortalidad perinatal.
Sin embargo, un correcto encalostrado no es solo fundamental para reducir la mortalidad perinatal, sino también para contribuir al óptimo desarrollo del potencial productivo del animal adulto. Los corderos encalostrados de forma inadecuada son más susceptibles a padecer alguna enfermedad que condicione su crecimiento y desarrollo. Dichos animales crecerán menos y más lentamente que sus congéneres encalostrados de forma adecuada, y pese a que sean capaces de llegar a la edad adulta, no serán capaces de desarrollar todo su potencial productivo. Por lo tanto, un correcto encalostrado es esencial no solo para garantizar bajas mortalidades perinatales sino también para optimizar las producciones en la edad adulta.
Se recomienda alimentar a los corderos con un calostro de buena calidad (concentración de IgG > 50 mg/ mL) en una cantidad equivalente a 8 gramos de IgG/ kg de peso vivo al nacimiento, distribuido en 3 tomas de calostro durante las primeras 24 horas de vida (p.ej. a las 2, 12 y 24 horas de vida). También se recomienda criar a los corderos en lactancia artificial, ya que esta reduce muchísimo el stress durante el destete y por lo tanto reduce las pérdidas de peso. Además, la lactancia artificial disminuye la transmisión de enfermedades infecciosas desde los adultos a los recién nacidos y reduce el deterioro de la glándula mamaria, aumentando así la vida útil de la oveja.
El artículo está firmado por Lorenzo E. Hernández Castellano, Anastasio Argüello Herníquez y Noemí Castro Navarro. El primero pertenece al Departamento de Ciencia Animal de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), mientras que los otros dos trabajan en el Instituto Universitario de Sanidad Animal de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.