Entrevista a Fernando Díaz, codirector general ejecutivo de Olipes
Olipes, especialista en el desarrollo de lubricantes, grasas y productos especiales de máxima calidad y alto valor añadido, está este 2023 de enhorabuena ya que celebra su 30º aniversario. Repasamos con su codirector general ejecutivo, Fernando Díaz, algunas de las claves que han convertido esta empresa, fundada en 1993 por Arturo Oliver, sus hijos y un gran equipo de profesionales, en todo un referente internacional con presencia en 47 países.
¿Cómo está siendo el 2023 para la compañía?
2023 está siendo un año de transición. A pesar de las dificultades ocasionadas por la pandemia y por la invasión de Ucrania, Olipes cerró el periodo 2020-2022 con un crecimiento acumulado por encima de las expectativas, gracias a la diversificación de la compañía en 47 mercados y en 75 sectores.
Tras este periodo tan convulso como fructífero en resultados económicos, debemos ser conscientes de los profundos cambios estructurales a los que tendrán que enfrentarse los gobiernos y las empresas europeas en el corto y medio plazo, derivados de los cambios geopolíticos que se están produciendo a nivel global y de una transición energética que se presenta errática y con grandes fallos estructurales.
Por estos motivos, ante un cambio de paradigma a nivel mundial, 2023 es un año de reflexión, en el que se está gestando el plan estratégico de la compañía para el periodo 2024-2029.
Entre los numerosos sectores industriales en los que estáis presentes, ¿en cuáles estáis más consolidados o estáis experimentando mayor crecimiento?
Sin duda alguna, la minería y la lubricación de maquinaria pesada, tanto estática como rodante, son los sectores en los que Olipes está penetrando con más fuerza a lo largo de estos últimos años y donde los clientes profesionales están valorando más la calidad de nuestros productos y el valor añadido de nuestro servicio de asistencia técnica 24/7.
Específicamente, en el sector de la obra pública, ¿qué resultados estáis teniendo?
En España, todavía no hemos recuperado los volúmenes de venta que teníamos en 2008. El crecimiento es lento, pero consolidado, y nuestros resultados van al ritmo del sector.
Los últimos meses han estado marcados por el incremento de precios del transporte, materias primas, combustibles… Siendo la vuestra una industria tan ligada a estos sectores, ¿qué impacto está teniendo esta situación en Olipes y en su cuenta de resultados?
Las subidas del transporte y de las materias primas esenciales han tenido en Olipes los mismos efectos que en otras compañías ligadas a nuestro sector: doblar el esfuerzo financiero y la reducción drástica del EBITDA de la compañía. Quizás la diferencia entre Olipes y otras empresas es que nos ha cogido con unas cuentas muy saneadas y un bajo apalancamiento, que nos han permitido seguir invirtiendo en los momentos más difíciles y no interrumpir en ningún momento el suministro de producto acabado al canal de distribución, ni nuestras aportaciones a los proyectos de RSC que están tan arraigados al ADN de Olipes.
Debo decir que es en estos casos cuando sale a relucir la calidad de gestión de una empresa como Olipes.
Las sucesivas normativas de reducción de emisiones de maquinaria, equipamiento y vehículos tienen sus principales implicaciones en los motores y, por extensión, en lubricantes y aceites. ¿Cómo afronta un fabricante como Olipes estos cambios en la normativa?
En Olipes venimos experimentando estos cambios desde 1993. Lo cambios no son nuevos para nosotros, aunque sí es cierto que, a cada quinquenio, estos cambios duplican su velocidad. Hace 30 años, un producto podía mantenerse sin cambios durante diez o más años. Actualmente, lo normal es que un producto no se mantenga en el mercado más de tres años e incluso que, durante su vida útil, su formulación se actualice hasta dos veces por año para incorporar mejoras continuas en su rendimiento o para reducir su impacto ambiental.
¿Trabajáis directamente con los fabricantes de motores para el desarrollo de productos con las nuevas especificaciones o vuestra producción responde más a las necesidades del profesional del taller?
El contacto con los fabricantes de motores durante el proceso de concepto y diseño de un nuevo motor, una transmisión o una bomba hidráulica es continuo, bien directamente, bien a través de terceras compañías del sector químico, que desarrollan la tecnología en aditivos de la que luego bebemos todos los fabricantes de lubricantes, por lo que debo responder que sí, de un modo u otro, tenemos contacto con los OEM; pero donde radica nuestro mayor valor es precisamente en el contacto que seguimos manteniendo luego con los profesionales de la mecánica, tanto en los talleres como en los departamentos de mantenimiento de las industrias, para transmitir el feedback al departamento de I+D y así seguir mejorando todas y cada una de las formulaciones. Porque una cosa es lo que prevés encontrarte cuando diseñas un motor o un equipo, y otra es la que te encuentras cuando estos están operando en las diferentes partes del mundo.
¿Qué volumen de inversión en I+D lleváis a cabo en Olipes y hacia dónde se están dirigiendo estos desarrollos?
En Olipes reinvertimos, como mínimo, el 75% de nuestros beneficios –y en algunos años hemos reinvertido hasta el 90%–, pues dejamos siempre un mínimo del 10% para aportaciones a proyectos de RSC vinculados con la infancia, a través de la Fundación Abriendo Caminos, construyendo escuelas, pozos de agua potable, instalaciones fotovoltaicas e implantando planes de educación y desarrollo para niños y jóvenes en riesgo de exclusión social en todo el mundo.
Las inversiones en I+D+i se destinan cada año al desarrollo de nuevas tecnologías, especialmente en grasas lubricantes y aceites industriales, fluidos para transmisiones y aceites de motor, y también –y no menos importante– al desarrollo de nuevos procesos de fabricación más efectivos, más rápidos y menos contaminantes.
Hoy, Olipes no solo exporta lubricantes al resto del mundo desde España, sino que nos hemos convertido también en exportadores de Know-How.
El proceso de electrificación no termina de consolidarse en la automoción, no digamos ya en la maquinaria de construcción y obra pública. Incluso vemos a fabricantes trabajar en proyectos con hidrógeno para los vehículos del futuro. ¿Cómo ves esta situación?
La electrificación impuesta políticamente, no desde la industria, no es viable tal y como se ha concebido y se nos ha presentado, ni tecnológica ni económicamente hablando.
Es una parte importante de la solución para construir maquinaria y vehículos más eficientes y menos contaminantes y, no nos olvidemos, para reducir la dependencia energética de Europa de otros países, entre ellos Rusia, pero no es la única solución.
Los motores ICE, de combustión interna, seguirán incrementando su venta a nivel mundial, en unos casos como apoyo, o apoyados por un motor eléctrico (vehículos híbridos eléctricos), y en otros propulsados por nuevos carburantes, entre ellos el hidrógeno en todas sus versiones, la Ammonia o los combustibles alternativos.
Estos cambios acarrearán también importantes reformas fiscales, a las que los gobiernos, empresas y ciudadanos tendremos que adaptarnos.
¿Cómo os afecta esta indefinición a la hora de desarrollar y producir productos específicos para estas tecnologías?
Para hacer frente a esta indefinición, trabajamos desarrollando diferentes modelos predictivos, aplicando metodologías ágiles o 'agile', que nos permiten adaptar la forma de trabajo a las condiciones de cada proyecto de investigación, consiguiendo flexibilidad e inmediatez en la respuesta para amoldar el proyecto y su desarrollo a las circunstancias específicas del entorno en cada momento.
La lucha contra la proliferación de marcas blancas y el incumplimiento de los etiquetados es una de vuestras grandes luchas desde hace tiempo. ¿En qué situación se encuentra este problema?
En Olipes no luchamos contra la proliferación de marcas blancas ni de marcas de distribución. De hecho, en nuestras instalaciones, producimos lubricantes para más de 80 marcas, si bien la mayoría de nuestros clientes son refinerías para las que fabricamos grasas, aceites biodegradables y lubricantes industriales de alto valor añadido.
Lo que sí denunciamos es la proliferación en el mercado de productos 'low cost', cuyos niveles de calidad no cumplen con su etiquetado, suponiendo un fraude y un riesgo para el usuario. Productos que están incrementando su venta cada año a través de las redes de recambios, especialmente en el canal de automoción o de vehículo ligero.
En el sector del transporte profesional o de la maquinaria pesada, la penetración de estos productos adulterados es menor, pues las averías surgen en plazos de tiempo generalmente inferiores a un año y los mecánicos detectan rápidamente cuál es el origen de la avería, algo muy diferente a lo que ocurre en el sector del mantenimiento de los automóviles de particulares.
En cuanto a los canales de venta, ¿qué importancia tiene actualmente el canal online para una compañía como Olipes?
El canal de venta on-line todavía no ha madurado lo suficiente como para ser significativo en nuestro sector; pero no nos equivoquemos, ese momento llegará y, por ello, las compañías como Olipes hace ya años que tenemos creada una estrategia de venta on-line, a través de plataformas especializadas, que se da la mano con una estrategia de distribución, enmarcada en nuestro 'programa partner', al que se adhieren nuestros principales distribuidores y puntos de venta.
Tenemos que facilitar que cualquier comprador de lubricantes pueda adquirir un producto de Olipes en cualquier parte del mundo de forma rápida y sencilla. Hasta ahí es fácil; la complejidad está en hacerlo de forma organizada, sin romper el canal de distribución y aportándole valor. Este es nuestro secreto mejor guardado después de las fórmulas de nuestros lubricantes.
Este 2023 estáis de celebración por el 30º aniversario de la fundación de Olipes. ¿Cuáles son los mayores cambios que ha experimentado tanto el sector del lubricante como la compañía durante estas tres décadas?
En 30 años no hemos dejado de cambiar, como un niño desde que nace hasta que alcanza su edad madura, al mismo tiempo que ha ido cambiando nuestro entorno. Vivimos la entrada en la UE, la expansión a otros continentes, la irrupción de los lubricantes sintéticos y, posteriormente, de los biodegradables.
Ahora estamos muy centrados, ilusionados e involucrados en la construcción de nuevas instalaciones dentro y fuera de España y en el desarrollo de grasas y aceites lubricantes de conciencia ambiental (EAL). Productos totalmente sintéticos, derivados de aceites vegetales, de alto rendimiento, diseñados para lubricar más, mejor, durante más tiempo y con el mínimo impacto ambiental.
¿Cómo es Olipes hoy como compañía y cómo ha evolucionado en estos treinta años desde su fundación como una empresa familiar?
Olipes es una compañía que cuenta con 60 empleados directos en España, más 40 colaboradores en diferentes países, con una capacidad de producción de más de 20.000 toneladas/año en grasas lubricantes y 100.000 toneladas/año en aceites lubricantes y otros fluidos relacionados con el mantenimiento de los vehículos y la maquinaria industrial. Presente en 47 países y en constante crecimiento.
El mayor reto al que se enfrentó esta compañía en sus 30 años de historia fue el saber transformarse de empresa familiar a multinacional, sin perder la esencia de la compañía, claramente identificada en su misión, visión y valores.
Uno de los grandes hitos en la historia de la compañía es el centro de producción de Campo Real, en Madrid. ¿Qué supuso esto para Olipes, su crecimiento y su expansión internacional?
El centro de producción, investigación y gestión de Campo Real, en continuo crecimiento, supuso un salto importante para Olipes a comienzos de los 2000, pues reunía las condiciones necesarias para permitir su expansión interna y externa tanto en instalaciones de producción como logísticas, de laboratorios y de oficinas.
20 años después de su inauguración, en poco o nada se parece a la instalación inicial, salvo en su estética exterior, que ya es un icono para la marca; y, lo mejor de todo, es que no deja de crecer y de cambiar. Esa es la estrategia de la empresa, permanecer en continuo movimiento.
Habéis manifestado los planes de comenzar a producir también en otros países. ¿Qué plazos manejáis para dar este nuevo paso?
Actualmente, algunos de nuestros productos ya se están produciendo en Suiza y, para el periodo 2024-2029, tenemos ya trazada la hoja de ruta para comenzar a producir en el norte de África, Oriente Medio, Centroamérica y Sudamérica. El proyecto es muy ambicioso, pero nos hemos preparado durante 30 años para ello.
Por último, ¿cómo imaginas los próximos 30 años de Olipes?
Me quedo con la mítica frase de 'la realidad supera la ficción', atribuida al poeta irlandés Oscar Wilde, cuya lucidez sigue encandilando a las nuevas generaciones, a las que tenemos que dar paso para que eleven nuestra empresa a dimensiones y lugares que nosotros jamás imaginamos hace 30 años.
