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Celso Anka: “Hay empresas españolas de demolición trabajando ya en otros países y ampliando el mercado con un éxito envidiable”.

Redacción ProfesionalesHoy06/04/2011

Fundada el 3 de abril de 1981 con objeto de defender los intereses de los empresarios del sector de la demolición, la Asociación Española de Empresarios de Demolición (AEDED) ha crecido de forma importante y se ha posicionado como un referente en el sector de la construcción después de su ingreso en la CNC (Confederación Nacional de la Construcción). En el ámbito internacional, AEDED, junto a sus afiliados, son miembros de la European Demolition Association (EDA) que constituye el foro más importante a nivel Comunitario dentro de los sectores de la demolición y la valorización de residuos de deconstrucción.
Celso Anka Méndez, (Jerez de los Caballeros, Badajoz 1949), empresario del sector desde 1987, es el presidente de la asociación desde el año 2004. Según Anka, se ha avanzado mucho en los últimos años, pero todavía queda mucho por hacer. Las metas marcadas para el futuro de la asociación pasan por el continuo crecimiento y fortalecimiento del sector, la denuncia del intrusismo profesional, el proseguir con la defensa de los intereses de los asociados, así como marcar nuevos estándares de seguridad para una práctica más segura y productiva.

Después de siete años en la presidencia de AEDED, ¿cómo valora su gestión al frente de la asociación?
Jamás estaré totalmente satisfecho con lo que hemos hecho; pero habrá que reconocer que estamos bastante mejor que al inicio. Tenemos más asociados; participamos activamente en la organización de eventos, ferias y actividades del sector;, estamos en la mesa de negociación de borradores de leyes y reales decretos; nos hemos integrado en la CNC y hemos dado un paso adelante a nivel internacional con la llegada de varios miembros de la asociación española al board director de EDA.

¿Qué objetivos se marcó en su elección?
El objetivo en aquellas fechas era aunar esfuerzos, luchar contra el intrusismo y regular el mercado. Como se puede ver, hoy por hoy, somos una asociación muy unida, el intrusismo es menor y la regulación está en marcha. La llegada de nuevos asociados de regiones que no tenían representación (Asturias, Aragón), dar a conocer la Asociación a entidades locales, regionales, autonómicas, etc. y la externalización del secretariado ha dado más dinamismo a la Asociación.

¿Cuál es su opinión sobre la actual situación del sector de demolición en España?
Como sabemos, el sector está en sus horas más bajas desde hace muchos años, no sólo por la falta de actividad sino por la falta de financiación a la que el mercado financiero nos está sometiendo. Esto provoca que no salgan grandes obras y, por las pocas obras que salen, las constructoras entran en una lucha económica por conseguirlas que llega a superar las antiguamente conocidas como bajas temerarias. Con el cambio de legislación, estas bajas han quedado inútiles y la obra se convierte en una pelea de supervivencia en el mercado por conseguir trabajar, más que obtener beneficios. Por otro lado, al no disponer de ningún criterio de discriminación, nos encontramos luchando en los comparativos con albañiles, excavadores o incluso con estructuristas y carpinteros. Al final tendremos que dar gracias de poder seguir aún en el mercado.

¿Qué tiempo debe transcurrir hasta una próxima estabilización?
Hace algunos días tuve una reunión con la Asociación Europea de Demolición y, según me comentaron algunos participantes europeos, algunos países ya estaban saliendo de la crisis, por lo que debemos pensar que nosotros estamos también a punto de salir. Esperemos que el 2011 sea el último año que estamos así. De cualquier modo, seguiremos trabajando por dignificar el sector y prepararnos para futuras nuevas crisis.

Una de sus grandes preocupaciones ha sido la regularización del sector de las empresas dedicadas a la demolición en España para evitar el intrusismo de ciertos empresarios muy poco profesionales. ¿Se ha conseguido crear una norma referencial o estándar que sirva para certificara a las empresas?
Antes de entrar en crisis, las negociaciones con la Administración eran fluidas. Todos estábamos ilusionados, proponiendo ideas que nos llevarán a regular un sector tan profesionalizado como es este nuestro; pero ahora tengo la sensación que estamos avanzando muy lentamente. A modo individual, las empresas informamos a promotores, constructoras e instituciones de “las reglas del juego limpio” pero el campo no tiene puertas y la primera criba que tenemos que pasar es la del precio. A igualdad económica, que son las menos veces, síi nos dan la oportunidad de trabajar con ellos.

Por otra parte, AEDED también ha presentado a la patronal de la construcción una propuesta de cualificación profesional de los especialistas en demolición. ¿Cómo va este asunto? ¿Tan mal estaba el sector?
Como todos sabéis, la demolición tuvo que aguantar una gran presión en los años anteriores debido a la siniestralidad que la construcción soportaba en España; por todo ello, un grupo de personas tomamos la iniciativa de que nosotros teníamos que profesionalizar la demolición para frenar en parte tanto drama como suponía un accidente. A través de EDA tenemos un constante contacto con otras Asociaciones y, en este campo, la Federación inglesa está muy avanzada.. De momento hemos empezando a dar los pasos que esperemos nos ayuden a cualificar el sector y especializar al sector más diversificado y avanzado técnicamente, hoy por hoy en el ámbito de la construcción.

¿Son exportables nuestras empresas de demolición?
Por supuesto. De hecho, hay empresas españolas trabajando ya en otros países y ampliando el mercado con un éxito envidiable. Técnica y tecnológicamente estamos a la altura de los países más avanzados del mundo y casos como los terremotos de Turquía, la guerra de los Balcanes o el reciente plan de reconstrucción de Puerto Príncipe (Haití) son pruebas de que las empresas y los empresarios españoles estamos a la vanguardia en el sector de las demoliciones.

AEDED, junto al GERD, trabajan en un proyecto para la reconstrucción de Puerto Príncipe tras el terremoto del pasado año en Haití. ¿En qué situación se encuentra este proyecto? ¿Ha sido complicada la logística de máquinas y de personas?
El proyecto de Haití es el mayor reto a nivel mundial en cuestión de demolición. La asociación recibió una invitación para participar en el mayor proyecto de demolición a escala mundial que ha existido hasta el momento, y esperemos que no volvamos a tener que hablar de récords, y junto al GERD prepararon una memoria donde se informaba de los equipos necesarios para la realización de los trabajos solicitados. Más de 45 empresas trabajarían en UTE para demoler, retirar y reciclar 20 millones de m3 de escombros, chatarras, tierras y, por desgracia, cerca de 70.000 vidas humanas que a fecha de hoy siguen bajo los edificios caídos. Por desgracia para todos, la falta de fondos ha retrasado el proyecto y estamos a la espera de que se reactive en cualquier momento.

Por lo que hemos visto en estos años, una de sus muchas inquietudes ha sido el reunir y debatir con otras asociaciones del sector como los excavadores y de movimientos de tierras. ¿El Foro de Demolición celebrado el pasado año en Zaragoza fue el punto de partida de estos encuentros?
Así es. Hemos creado la Federación de Gremios, de la cual he sido recientemente presidente y, una vez más, estamos trabajando todos juntos para que nuestro trabajo sea un trabajo profesional y de responsabilidad. Al estar representando a un grupo de Asociaciones que tenemos unos fines comunes y unos intereses parecidos, obtenemos una mayor fuerza esperando que se nos escuche a niveles superiores. Con esta medida esperamos que se vean resultados en un periodo relativamente corto.

Otro de los grandes problemas del sector es la aplicación de las diferentes normativas en materia de la recuperación de residuos de deconstrucción. ¿Cuál es la situación actual? ¿Se ha avanzado algo en esta materia?
Afortunadamente no es un problema tanto la normativa como lo pueda ser la aplicación de la misma. Las administraciones deben ser conscientes que, si salen Leyes (10/1998), Reales Decretos (105/2010) o cualquier bando a nivel local, es para aplicarlo desde el primer día y con todas las consecuencias. Dado que tenemos adaptaciones autonómicas y las competencias en este aspecto están transferidas. El problema viene cuando tenemos que realizar un trabajo en una región, y por la ley de proximidad o simplemente por una cuestión de costes, la gestión de los residuos la hacemos en otra. Pero la normativa siempre que se cumpla beneficia y mucho a la dignificación del sector.

A primeros de enero se envió el texto del anteproyecto de Ley residuos y suelos contaminados al Consejo de Estado y, posteriormente al Consejo de Ministros. ¿En qué situación se encuentra?
En la actualidad ya ha sido aprobado por el Consejo de Ministros y se ha remitido a las Cortes Generales para su aprobación. Puede que algún texto del articulado se modifique ligeramente, pero ya parece bastante definitivo. En general, la futura ley se ajusta bastante al texto propuesto por la Directiva Europea de la que nace. Sin embargo, habrá que ver el alcance de la nueva legislación y su adaptación a la realidad. Estamos en 2011 y el R.D. 105/2008 sobre RCD todavía sigue siendo un gran desconocido, sin ser aplicado en buena parte del territorio español.

Uds participan activamente en otros foros internacionales, fundamentalmente en Europa. ¿Cómo contemplan desde la CE al sector de demolición español?
Hoy somos muy respetados en la Unión Europea ya que hemos presentado trabajos muy interesantes y hay empresas españolas liderando el mercado internacional. A modo personal, estamos representados en la dirección de la Asociación Europea tanto por Pilar de la Cruz (VOLADURAS Y DEMOLICIONES) en la vicepresidencia, como por Francisco Cobo (DETECSA) en la tesorería, y en el comité técnico por Pablo Budía (DELTAPUNT) y por Daniel Anka (ANKA DEMOLICIONES). España es el país que más miembros aporta a nivel europeo en las reuniones del board director, y de los países más activos en las reuniones anuales de EDA a nivel de exposición de trabajos y dirección de mesas.

Uno de los aspectos fundamentales que cualquier asociación empresarial debe cuidar es el de la formación. ¿Qué tipo de estrategia han desarrollado en este ámbito estos años?
El simple hecho de conseguir que tengamos un epígrafe específico y que parte del dinero que la Fundación Laboral de la Construcción lo destinen a cursos de demolición es un paso, pero no es suficiente. Suelen ser cursos adaptados, nada concretos y poco trabajados. No se han tenido en cuenta a los especialistas y dejan muchas lagunas. De momento sirven para cubrir el expediente. AEDED, como hemos comentado anteriormente, trabaja en crear un curso integro y exclusivo para la demolición. Desde el antiguo pinche a la mayor máquina que se haya fabricado, pasando por el clásico pico hasta llegar a los últimos robots teledirigidos. Afortunadamente es un sector tan variado que, para la realización de un trabajo, se pueden utilizar hasta siete métodos diferentes y todos ellos tan válidos como aconsejables. Se están creando guías. Recientemente hemos presentado la Guía de brazo largo, y seguiremos trabajando para cubrir las necesidades de todos y cada uno de los métodos y herramientas empleadas en nuestro sector.

Las excavadoras de cadenas con brazo de largo alcance han experimentado una gran evolución debido, fundamentalmente, a la creciente demanda de este tipo de máquinas. ¿Por dónde cree que irán los próximos desarrollos tecnológicos en esta tipología de máquinas?
El brazo telescópico, la colocación de cámaras de video y superar los 90 metros de altura son las últimas presentaciones que hubo a nivel europeo en Estocolmo el invierno pasado y seguro que durante la conferencia que tendrá lugar en Londres el próximo mes de junio, los fabricantes de máquinas nos sorprenderán con el desarrollo de algún implemento o la presentación de un nuevo “arma” de demolición. Por lo que veo una de las cuestiones que más están desarrollando es la seguridad. Ese creo que será el mayor avance.

Este año termina su mandato como presidente al frente de la AEDED, ¿se presentará a una próxima reelección?
No. Creo que siete años son suficientes para desarrollar un proyecto; ahora espero que venga gente nueva con ilusiones renovadas. Seguiré ligado a la Asociación y seguiré acudiendo a los eventos y convenciones que se celebren tanto a nivel nacional como internacional, pero el trabajo del día a día quedará en buenas manos, las manos de la nueva generación de demoledores que serán los que tengan que consolidar estos pasos que yo, junto a toda mi Junta Directiva, -a la cual estoy muy agradecido por su trabajo y colaboración-, hemos dado en el sector de la demolición.