Cepesca reivindica una nueva política marítima
La Confederación Española de Pesca, Cepesca, con motivo de la celebración del II Día Marítimo Europeo, reivindica una nueva política marítima cuyos objetivos se orienten al logro de un uso y desarrollo sostenible del medio marino, tanto medioambiental como social y económico, generador de empleo y riqueza en la Unión Europea, y valora la integración política de las diferentes actividades relacionadas con los mares y océanos para coordinar los diferentes sectores que tienen en común el ámbito marítimo.
Hablar de una Política Marítima Integral en la Unión Europea supone hablar de medidas que afectan a cuatro mares y dos océanos (Mar del Norte, Báltico, Negro, Mediterráneo, Ártico y Atlántico,), a más de seis millones de km2 de medio marino, lo que supone cerca del 50% del territorio de la Unión Europea, y a 22 Estados comunitarios ribereños que superan los 70.000 km de costa.
Todos estos Estados cuentan con flotas que desarrollan la actividad pesquera dentro y fuera de las aguas comunitarias, 90.000 buques, y, teniendo en cuenta que la Unión Europea es el tercer productor mundial de pescado y uno de los principales consumidores con 24,5 kilos de pescado per cápita, cifra muy superior a la media mundial que ronda los 16 kilos por persona y año, y que uno de los objetivos de la Política Pesquera Común, según el Tratado, es garantizar el abastecimiento de la Unión, parece claro que el sector pesquero debe de estar plenamente integrado en la Política Marítima Comunitaria. Habida cuenta de que es un sector regulado desde el inicio de la CE por una política comunitaria debe ser fácilmente integrable.
El Secretario General de Cepesca, Javier Garat, ha destacado hoy, durante su participación en Roma en los actos conmemorativos del II Día Marítimo Europeo, que, además de la función productiva de la actividad pesquera hay que resaltar su importancia socioeconómica en los Estados ribereños, ya que, además de los más de medio millón de empleos directos que genera, se relaciona con otros 54 sectores económicos diferentes de la Unión Europea, por lo que cualquier medida reguladora de la actividad debe atender al impacto que tendría sobre el conjunto de la sociedad, especialmente en las regiones altamente dependientes de la pesca.
Garat ha insistido en que hay que tener en cuenta que el medio marino está siendo alterado, no sólo por la sobrepesca o por el impacto de las artes pesqueras sobre el fondo o sobre la fauna bentónica, sino por el cambio climático y otros factores antropogénicos, como la contaminación. “Estamos hablando de actividades que se afectan mutuamente: la acuicultura, la pesca, los puertos, el transporte marítimo, la contaminación marina, la protección civil ambiental marina, la gestión de estuarios y de zonas marítimo costeras, la seguridad marítima, la construcción naval, la energía y los recursos petrolíferos, el turismo costero y marítimo, las energías renovables y la ciencia y la investigación marina”.
En este sentido ha incidido en que la Política Pesquera Común, cuya reforma empezamos ahora a debatir, debe tratar de buscar el equilibrio entre la viabilidad socioeconómica de un sector como el pesquero, fuente de abastecimiento de los mercados de pescado, con la protección de los recursos marinos, y, para que el esfuerzo que realiza el sector pesquero comunitario tenga un verdadero impacto positivo en la preservación de los recursos marinos y la conservación del medio ambiente, “es necesario que la Unión Europea sea capaz de internacionalizar su modelo de gestión de las pesquerías y de la política marítima”, bien a través de las ORP, luchando contra la pesca ilegal (IUU), potenciando los controles de las importaciones y exigiendo a la mercancía procedente de terceros países las mismas condiciones de explotación de los mares, “solo de esta manera se podrá evitar el dumping social, económico y medio ambiental y se garantizará la competitividad del sector pesquero europeo y la calidad y seguridad alimentaria que demanda la sociedad”.
















