El sector pesquero tendrá que hacer frente a más burocracia y costes adicionales tras la inclusión del tiburón marrajo dientuso en el Apéndice II de CITES
El sector pesquero europeo agrupado en Europêche tendrá que hacer frente a más burocracia y costes adicionales tras la inclusión del tiburón marrajo dientuso en el Apéndice II de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), aprobada ayer en el Plenario de la décimo octava reunión (COP18) de las partes de CITES, que se celebra desde el pasado 17 de agosto en Ginebra.
La patronal europea, y su homóloga española, la Confederación Española de Pesca (Cepesca), recuerda así mismo que la decisión no cuenta con verdaderas evidencias científicas de que la especie cumpla con los criterios para su inclusión en esta lista y sienta, por tanto, un precedente peligroso. De hecho, esta carencia de evidencia científica ha sido reconocida tanto en el informe del Panel Asesor de Expertos de la FAO, que afirma que no es un animal en “peligro de extinción”, como por parte de la propia secretaría de CITES, ya que la población de la especie no está por debajo del umbral del 30 % necesario para su inclusión en el Apéndice II.
La inclusión de esta especie en el Apéndice II de CITES, en el que figuran aquellas que, sin estar necesariamente amenazadas de extinción pueden llegar a estarlo sin un control estricto de su comercio, implica que éste requerirá de un permiso de exportación o un certificado de reexportación. Las exportaciones de esta especie tendrán que contar, por tanto, con un nuevo certificado -informe de extracción no detrimental-, lo que se traduce para la flota de palangre de superficie en más burocracia, una ralentización de las operaciones y un nuevo incremento de los costes.
El sector pesquero europeo recuerda que la flota europea de palangre de superficie realiza una pesca dirigida a la tintorera y al marrajo dientuso, dos de las 500 especies de tiburón existentes, siguiendo las normas y recomendaciones de las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP) responsables de la gestión de estas especies en los diferentes océanos (ICCAT, IOTC, IATTC y WCPFP). En concreto y para revertir una potencial mortalidad por encima de RMS (Rendimiento Máximo Sostenible), el marrajo dientuso en el Atlántico Norte está sujeto a las recomendaciones y medidas de gestión aprobadas en 2017 por ICCAT para su conservación (Recomendación 17-8), lo que ha implicado una reducción de las capturas en 2018 hasta las 1.120 Tn.
Cepesca también subraya el importante trabajo que realiza desde hace años el sector pesquero para garantizar la pesca sostenible y basada en un enfoque ecosistémico a través de iniciativas como FIP Blues, el primer Proyecto de Mejora de Pesquería (FIP) para pez espada y tiburón a escala mundial. En el FIP Blues participan 160 barcos pesqueros, es decir, el 95 % de los palangreros comunitarios en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico, así como 13 empresas de transformación y comercialización.
Según el secretario general de Cepesca y presidente de Europêche, Javier Garat, “con la inclusión del marrajo en el Apéndice II de CITES, los grupos ecologistas logran, una vez más, imponer a través de los gobiernos una visión que carece de argumentación científica y que supone cargas adicionales para una de las flotas europeas referente en el desarrollo de una pesca sostenible. El discurso de los grupos ecologistas, –añade Garat–, traslada a la sociedad mensajes apocalípticos y alejados de la realidad puesto que los barcos pesqueros de esta flota operan de forma completamente legal, cuentan con licencias de pesca, están sometidos a un estricto control y colaboran estrechamente con la comunidad científica dentro de un programa nacional con observadores a bordo”.
Así mismo, Garat considera que “es una vergüenza que la UE haya apoyado y patrocinado la propuesta, en contra del criterio del Panel de Expertos de la FAO y de la Secretaría de CITES, demostrando, una vez más, lo poco que le interesa la pesca y cediendo a las presiones de algunos grupos ecologistas. La UE, –apostilla el secretario general de Cepesca– debería apoyar y reforzar el papel de las OROP en vez de buscar atajos que lo único que conseguirán es que la flota de la UE tenga más trabas mientras que las flotas incumplidoras seguirán campando a sus anchas”.
El sector pesquero reclama a los grupos ecologistas que dediquen sus esfuerzos en las OROP a exigir a las flotas asiáticas el mismo nivel de cumplimiento que tiene la flota comunitaria de palangre de superficie, en lugar de utilizar organismos como CITES para poner trabas e imponer restricciones a una actividad que se realiza de forma sostenible y regulada, y que generó un valor asociado, solo en España, de 10 y 8 millones de euros en 2017 y 2016.