Innovación y tecnología revalorizan la madera de proximidad en la construcción

En Rialp, un municipio de montaña en el corazón de los pirineos, de tan sólo 350 habitantes, se erige Fustes Sebastia, una de las industrias madereras más importantes de nuestro país. una empresa con una dilatada trayectoria profesional de casi 70 años y un pozo de sabiduría sobre los usos y beneficios de la madera constructiva. Al frente se sitúa ya la cuarta generación de esta empresa familiar, que marcará un hito, con la puesta en marcha de su nueva línea de producción de viga laminada la próxima primavera, para que la apuesta por la madera de proximidad sea una realidad.

Fustes Sebastia es una de las industrias de referencia en madera de proximidad. Desde 1954, generación tras generación, se trasmite un legado ancestral, que perdura hasta la actualidad, sobre el tratamiento y uso de la madera en construcción. Una lección magistral de cómo mejorar la gestión forestal y una mejor aproximación de los bosques, para extraer el máximo partido a una madera de calidad con infinidad de cualidades, para cambiar el paradigma constructivo actual.

Para ello, Fustes Sebastia cuenta con una de las plantas de producción más importantes de esta región ilerdense, gracias su sistema completamente automatizado. “La falta de mano de obras nos obligó a automatizar la fábrica por necesidad. Disponemos de línea de producción de CLT, ‘finger joint’ y en breve de viga laminada, pero también hemos incorporado nuevas máquinas en la serradora. El objetivo es facilitar el trabajo a los empleados, para que sean lo más ergonómicas posibles. En definitiva, el tablón de madera sólo se toca con nuestra maquinaria”, relata Sergi Sebastià, director comercial y cuarta generación de Fustes Sebastia.

Precisamente, una de las innovaciones más importantes que ha experimentado el sector de la madera constructiva es el ‘finger joint’, que permite dotar a la madera de un alto valor añadido. “Si algo hemos aprendido de alemanes y austríacos es cómo evolucionar en la industria maderera. Y la evolución del sector no se llama CLT, ni viga laminada, sino que es el ‘finger joint’. Es coger esa madera de pequeño diámetro, con una resistencia baja, que tras haberla saneado y volviéndola a empalmar se le puede dotar de un nuevo valor añadido. Sólo así consigues un mejor aprovechamiento de la madera, ya que se retira la parte mala y se vuelve a empalmar, para conseguir tablones de mayor longitud de hasta 16 metros. Es reproducir procesos que funcionan en empresas del centro de Europa, pero adaptándolos a nuestro entorno y con nuestra madera”.

En este sentido, la compañía dará un salto cualitativo importante con la puesta en marcha de loa nueva nave dedicada a la producción de viga laminada. Sólo así se conseguirá la “desconexión europea, como nosotros lo hemos bautizado. Dimos un gran paso cuando hicimos el CLT, para empezar a encolar en nuestra casa. También con la incorporación del ‘finger joint’ y ahora el paso que nos faltaba para esta desconexión europea es la producción en casa de la viga laminada. Ha llegado el momento de dejar de depender de Europa”, reconoce Sebastià.

La compañía es un pozo de sabiduría sobre cómo una eficiente y eficaz gestión forestal, permite una máxima optimización de los procesos de producción. Un sistema que continúan replicando desde hace casi 70 años. “Fustes Sebastia fue fundada por mi bisabuelo y en un inició se dedicaba a la explotación forestal. Con el paso de los años, se adquirió una antigua serradora en Rialp. Pese a que a la semana de comprarla se quemó (1983), resurgimos para crecer y ampliar la fábrica, hasta que en la década de los 90 se decidió dar cambio estratégico, conscientes de la cualidad de la madera del Pirineo-Prepirineo, gracias a su clima eurosiberiano boreoalpino, así que desde entonces hemos trabajado para dotar de valor a la madera de territorio. De este modo, a principios de los 90 nos convertimos en la primera empresa de España en certificarla y, desde entonces, hemos ido incorporando más productos y servicios como la oficina técnica, el CLT.... Mi padre siempre ha sido un visionario y pese a la crisis del 2008, decidimos centrarnos en la construcción eficiente”.

Una filosofía que plasman en sus proyectos constructivos. “Tenemos capacidad para producir construcciones de hasta 6 plantas, además nuestra máxima es hacer un producto que podamos controlar. Nuestro confort es la calidad visible y palpable del CLT”, reconoce Sergi Sebastia.

Pero para alcanzar este grado de excelencia sólo es posible conociendo el producto desde el bosque. De ahí que la tala de árboles se realice durante la fase de luna menguante, ya que el árbol está en una situación de ‘standby’ en la circulación de savia en su interior. “Es un momento óptimo porque su tanto por ciento de humedad es más bajo. Hay que tener en cuenta que el árbol desde el momento en que se tala se empieza a secar. Además, la corteza no permite que la madera transpire, así que es uno de los elementos que más rápidamente se deben retirar, para evitar la aparición de hongos e insectos que puedan deteriorar la madera. En Fustes Sebastia hacemos todo el proceso, desde la tala del árbol hasta la producción de la madera para construcción”.

De este modo, tras retirada de la corteza, los troncos deben pasar por un proceso de secado hasta que alcanzan un 9%-12% de humedad en una secadora, por un período variable entre 7 y 10 días con temperaturas que alcanzan los 70°C.

En este sentido, se trata de un material hidroscópico, que se regula la humedad por sí mismo, convirtiéndolo en un material confortable y eficiente para el sector de la construcción, ya que genera un 40-60% de humedad todo el año y bienestar en viviendas.

La madera es un material que se puede aprovechar para muchos usos. Es decir, existen subproductos de los restos de la madera como puede ser para la generación de biomasa, papel, embalaje, pellets, serrín… Sin embargo, no todos los árboles están predestinados para formar parte de la estructura de una vivienda. En la zona del Pirineo abundan las especies de pino rojo y negro y existe una importante gestión forestal, por el que es necesario un gran conocimiento del medio. En este sentido, se requiere conocer el tipo de árboles y qué finalidades, fomentar la replantación en determinación de sus usos y, en definitiva, atender a viejas costumbres que priorizan la optimización de los recursos.

En el caso de Fustes Sebastia, antes de trabajar en un bosque, “realizamos un estudio previo del entorno, para marcar los árboles a talar, dejando los jóvenes, para que pueden crecer sin competencia y tener una madera de mejor calidad. A la vez, contribuimos a limpiar el bosque, respetando algún árbol centenario, para que sirva de cobijo y sustento al resto de árboles que quedan por crecer, para que consigan una mejor calidad y verticalidad”.

No obstante, en la región del Pirineo, cuya orografía está en pendiente, se le saca un menor rendimiento que en otros países como Francia o Austria, cuyos bosques están en zonas más planas. De ahí que el resto de la madera que llega a las instalaciones de Fustes Sebastia proceda de subasta pública, pero con la condición ‘sine quanon’ que sean árboles en obaga. Es decir, que no les dé demasiado la luz solar, para que su crecimiento sea vertical y no se curve. Sólo así podemos producir madera de mejor calidad estructural.

En este sentido, a diferencia de industrias como las que existen en Euskadi, donde predomina el pino radiata, “tenemos que ser capaces de explotar nuestros recursos con lo que tenemos a nuestro alcance. Es inviable plantar pino radiata en el Pirineo porque es una especie que a más de 300 metros de altura se estresa. En nuestro caso, trabajamos con madera de altura, que tiene más densidad y una mayor resistencia. Cualidades que son únicas en el conjunto de España”, reconoce Sergi Sebastia.

Dentro de la estrategia empresarial de Fustes Sebastia, existe una parte importante de divulgación e investigación, para mejorar tecnológicamente las prestaciones de la madera constructiva. Este mayor conocimiento y expertise de la madera, en colaboración con centros tecnológicos y universidades, permite a Fustes Sebastia avanzar hacia nuevos métodos de control y producción, que contribuyan directamente en la resistencia y optimización de la madera durante toda su vida útil. Destaca su último convenio suscrito con la UPC, para estudiar nuevas posibilidades del pino negro en construcción. Gracias a su densidad, entre 600 y 650 kg/m3, y su resistencia en situaciones extremas.

“La palabra competencia por suerte se ha ido desusando porque siempre ha ido unido a un adjetivo peyorativo. Compartimos nuestro conocimiento con otras empresas del sector al formar parte de distintas asociaciones, para unir esfuerzos e imponer la madera como elemento constructivo. Eventos como el de la Fusta Constructiva, Egurtek o Holzbau son un buen escenario para fomentar nuestra parte divulgativa y presentar nuestro producto a nivel nacional”.

Precisamente, en un momento en que el sector de la construcción está viviendo su particular revolución industrial, la madera se ha posicionado claramente como el material de siglo XXI. En este sentido, Fustes Sebastia ha vivido un importante repunte de su actividad productiva, gracias, también a una mayor diversificación de productos y servicios.

“Cuando empezamos, nuestro mercado era principalmente Pirineos, en forjados, cubiertas, bodegas y pabellones. Sin embargo, a partir de nuevas inversiones y nuevos productos que hemos lanzado al mercado hemos aumentado nuestro mercado hacia el resto de Cataluña, Baleares y sur de Francia por proximidad. Pero también hemos visto un aumento con nuestras exportaciones a Andorra, que es un 30% de nuestra facturación desde hace más de 4 años, y también del resto de España, principalmente Valencia, Galicia, Castilla y León… Hacemos un producto de mayor valor añadido y empleamos menos cantidad de madera que en la década de los 2000”.

Entre los ejemplos de construcciones de Fustes Sebastià destaca la primera vivienda eficiente de Cataluña, del arquitecto Josep Brunyesc. Pero en su dilatada trayectoria profesional han impulsado proyectos de rehabilitación eficiente, como los forjados del Centro de Estudios ilerdenses, con el compromiso de mantener los murales bajo las vigas de más de 150 años. También han contribuido a ampliar las instalaciones de Bodega Torres y han participado en la primera promoción de viviendas de protección social en madera de Palma de Mallorca; así como la instalación del primer ascensor de madera en el Castillo de Mahón.

“Nos divertimos con nuestro trabajo. No hemos querido destacar por hacer el primer edificio o el más grande, sino que nos hemos focalizado en dotar nuestras construcciones de una etiqueta de certificación: Cat Forest. Contamos con una dilatada trayectoria profesional y un profundo conocimiento de este material, la madera, que queremos seguir explotando y avanzando hacia nuevos usos, gracias a la innovación tecnológica en el campo de la construcción”.

Pero para alcanzar la ansiada descarbonización del sector en 2050, existe un largo camino por recorrer. Conceptos clave como bioeconomía pueden ser la solución, para reducir la huella de carbono, pero también para dinamizar la economía del país. “La gran mayoría de los derivados del petróleo se pueden obtener de un árbol, como tejidos, medicamentos, elementos estructurales, energía… hay una lista larguísima de propiedades de la madera. Sin ir más lejos, en Balaguer ya se está construyendo una biorefinería, de pequeñas dimensiones, pero es el principio”.

Y en Fustes Sebastià predican con el ejemplo. Además de la nueva nave para la producción de viga laminada, se une la instalación de una caldera de biomasa, con capacidad para 4 millones de kilocalorías, para la generación de energía para la maquinaria de la fábrica. “Debemos intentar ser independientes energéticamente. En una región tan pequeña como Rialp es fácil controlarlo. Pero no será el único proyecto, sino que también estamos trabajando para desconectarnos de la red eléctrica, con un proyecto que también permitirá que urbanizaciones próximas a la fábrica puedan beneficiarse de la energía sobrante de nuestras calderas. Construimos casas eficientes, así que debemos atender a las viviendas más antiguas, para que también puedan ser eficientes. No es más que valorizar este material, que permite múltiples usos y propiedades. Sólo tenemos que conocerlo”, concluye Sergi Sebastià, quien tiene claro que transmitirá esta pasión por la madera a su hija de tan sólo 6 meses de edad.