El cobot Yaskawa HC10DTP que construye muros de almacenamiento de CO2 en RockFarm
Detrás de cada start-up de éxito hay una buena idea, y en RockFarm hay varias: la empresa berlinesa construye muros sostenibles de piedra natural a partir de roca de lava que absorbe CO2. O, mejor dicho, los hace construir un cobot Yaskawa HC10DTP.
Muros de almacenaje de CO2 Rockwall
Bajo la marca RockFarm, el fundador Tobias Brett y sus compañeros construyen muros con un material muy especial, lava o roca volcánica. De este modo, atrapan el dióxido de carbono (CO2) nocivo para el clima procedente del aire ambiente o de los gases de escape de procesos químicos mediante la meteorización acelerada de la roca, y lo almacenan a largo plazo disolviendo primero el gas y mineralizándolo después en la roca. En cuanto al material de entrada, la innovación de RockFarm es la pulverización de la roca almacenable. El gran aumento de la superficie acelera considerablemente el proceso. Además, el polvo de roca puede sustituirse periódicamente.
El polvo de roca se almacena en la pared durante un año en numerosas cámaras de reacción, que se mantienen húmedas y se ajustan alternativamente a valores ácidos y básicos para acelerar drásticamente la erosión de la roca. El proceso se controla mediante una innovadora estructura de techo, fabricada en impresión 3D sin fin. Incluye conjuntos mecatrónicos que pueden controlar la erosión del polvo de roca.
De hecho, estos tiempos de almacenamiento son adecuados para la fijación masiva y permanente de CO2. Un posible campo de aplicación es, por ejemplo, las plantas de biogás, de las que solo en Alemania hay unas 9.500. Todas ellas producen gases de combustión, lo que equivale a unos 17 millones de toneladas de CO2 biogénico al año.
El potencial del invento es enorme. Por eso, RockFarm ha sido uno de los 82 proyectos que han sido propuestos por la organización estadounidense XPrize para el concurso internacional Carbon Removal, que premia y promueve las mejores soluciones técnicas del mundo para la reducción de CO2. El concurso, dotado con un total de 100 millones de dólares en premios por la Fundación Musk, se prolongará hasta 2025.
Decisión a favor del cobot HC10DTP
Aunque salieron al mercado simultáneamente varios cobots potencialmente adecuados, todos tenían un defecto. Como recuerda Tobias Brett: “Nuestro ámbito de aplicación es el exterior. Esto significa que el robot debe ser capaz de trabajar en un entorno polvoriento o bajo la lluvia, algo que los modelos que probamos al principio no podían hacer”. Esto cambió con el primer cobot de la cartera de Yaskawa: el HC10DTP con una capacidad de carga de 10 kg, está diseñado con la clase de protección IP67 y, por lo tanto, es resistente al polvo y a las salpicaduras de agua.
Otro punto decisivo a favor del modelo es el cable de alimentación excepcionalmente largo que conecta el control y el manipulador hasta 30 metros. “Nos alegramos mucho cuando Yaskawa nos ofreció esta variante”, afirma Brett. Esto permite montar firmemente el controlador en un remolque y alimentar todo el sistema con corriente eléctrica. Solo el robot se mueve con flexibilidad -como en una línea larga-, montado sobre un chasis móvil. De lo contrario, siempre habría que desplazar el controlador junto con el robot y una batería adicional.
Por último, pero no por ello menos importante, el HC10DTP convenció a los técnicos de RockFarm en programación y montaje; y es que al igual que los demás modelos de cobots de la serie DTP, dispone de prácticos botones de control en la muñeca. Éstos facilitan el aprendizaje manual del robot, ya que no es necesario confirmar todas las posiciones en el panel de control manual del robot. La serie también dispone de una brida adaptadora estandarizada y los periféricos y los robots pueden conectarse fácilmente de forma mecánica.
Brett destaca como otra ventaja el tendido de cables y medios dentro del brazo robótico con un alcance de más de 1.300 centímetros. La instalación interna de los cables evita contornos de interferencia y, además, garantiza la robustez en el funcionamiento.
Conclusión y perspectivas
Quienes persiguen objetivos ambiciosos -como el fundador y director gerente Tobias Brett con RockFarm- no deben tener miedo a las grandes comparaciones. “Nuestra solución de muro de piedra se inspira en la construcción de la Gran Muralla China”, el fundador y director ejecutivo describe el proceso de construcción de un compuesto de fibra de balasto que ha demostrado su eficacia en tiempos históricos. Según informes antiguos, un soldado chino era capaz de construir unos tres metros al mes. Hoy en día, un constructor de muros de piedra crea manualmente alrededor de un metro de pared al día. En cambio, la automatización robótica puede construir más de diez metros, dependiendo de las condiciones subyacentes.
El HC10DTP ha demostrado varias veces sus habilidades para construir paredes rocosas, como confirma Brett: “El robot ha superado sin duda la prueba práctica, incluso bajo la lluvia”. RockFarm utiliza ahora el modelo de serie y, como efecto secundario positivo, el robot atrae la atención de clientes potenciales e inversores. Además, el concepto RockFarm también será ofrecido para agricultores de jardinería y paisajismo en régimen de franquicia. El uso del robot garantiza así la calidad del producto final.
El equipo de RockFarm también tiene la vista puesta nuevos proyectos para el futuro. Por ejemplo, se está pensando en paredes de almacenamiento de CO2 más altas, por ejemplo, para el cerramiento de instalaciones solares o como barreras acústicas en vías de tráfico. Con el HC20DTP, un cobot con una capacidad de carga de 20 kg y un brazo más largo con un alcance de hasta 1,9 metros, esto sería posible sin problemas. Incluso en otros mercados, RockFarm no tiene límites: con Yaskawa, la solución es escalable internacionalmente, porque el fabricante de robots Motoman está posicionado en todo el mundo.