Para maximizar la producción, es fundamental un enfoque integrado de la ventilación

Ya en la época romana se utilizaba este tipo de estructuras con ambientes controlados con la idea de favorecer el crecimiento y la conservación de todo tipo de hortalizas y plantas. Desde entonces, la evolución ha sido constante, hasta llegar a la época actual de un sector al alza que implica unas 500.000 hectáreas de superficie cultivada y constituye un referente mundial en agricultura.

Las claves ahora no solo son mejorar la producción, sino hacerlo con la mayor eficiencia energética posible, utilizando sistemas inteligentes de control, avanzadas instalaciones de climatización con tecnologías renovables,  o sistemas de  ventilación de alta precisión. El desarrollo tecnológico también deja avances como los sistemas de sombreado refrigerados, filtros de carbono, generadores de CO₂ y ozono, nebulizadores o sistemas de deshumidificación, con ventiladores eficientes. En definitiva, un despliegue de las tecnologías más punteras en términos de materiales, técnicas de cultivo y sistemas de climatización y ventilación.

Y es que obtener en los invernaderos una temperatura regular que proteja las plantas de las inclemencias extremas propias del tiempo invernal, como frío intenso, heladas o viento, no es una tarea fácil, explican los expertos, debido a los constantes cambios que se producen en las variables que intervienen: temperatura, humedad, concentración de CO₂ y radiación solar. Este control de las condiciones ambientales también implica aprovechar al máximo la iluminación, con salas blancas como las de los laboratorios que controlan con precisión la calidad del aire, la higiene o el control de olores, entre otros.

Como explica Paz García, directora de Segmento de Mercado Alimentario de Ziehl-Abegg, en estos ecosistemas, las condiciones ambientales serán el resultado de los complejos mecanismos implicados en los procesos de intercambio de calor y masa. Y en este sentido, se contempla la utilización de sistemas mecánicos para corregir las deficiencias que no se pueden controlar ni sistematizar con sistemas de diseño naturales; sistemas de ventilación forzada que garanticen la tasa de ventilación; y la homogeneización del aire interior independientemente de las condiciones exteriores, lo que se consigue a través de unidades de tratamiento de aire y recirculadores.

Aunque hasta hace relativamente poco tiempo no se ha abordado de forma seria la ingeniería de la ventilación en los entornos controlados, y todavía hoy aún son frecuentes los invernaderos con ventilación natural, lo cierto es que “un enfoque integrado de la ventilación en el invernadero es fundamental en un sistema de cultivo que aspira a alcanzar los límites productivos de las especies seleccionadas y tiene un papel innegable en la prevención de enfermedades y plagas”, opina Paz García.

La inversión en tecnología de ventilación se rentabiliza a través del incremento de producción y el impacto en la reducción de problemas sanitarios, sin olvidar el consumo de estos equipos y, por lo tanto, su eficiencia.

Como recuerda la experta de Ziehl-Abegg, la renovación, cualquiera que sea su tasa, no garantiza la homogeneidad del ambiente dentro del invernadero, lo que resulta esencial para minimizar los gradientes de CO₂, temperatura y humedad relativa en entornos cerrados.  Y en este sentido, “la clave está en la ventilación de precisión, que en invernaderos consiste en controlar de la forma más exacta posible la velocidad de ese movimiento de aire en cada zona”. Además, “es imprescindible contar con un completo conocimiento de los principios de aerodinámica y ventilación y la tecnología adecuada que garantice corrección y fiabilidad a la hora de diseñar el sistema más apropiado para cada invernadero”, concluye la directora de Segmento de Mercado Alimentario de  ZIEHL-ABEGG .

Con estos planteamientos, Ziehl-Abegg está innovando con especialistas en invernaderos, con proyectos en los que usan las UTAs para climatizar, usando ventiladores EC. Precisamente, la firma líder en innovación va a participar en un nuevo proyecto que desarrolla el especialista en diseño, fabricación y construcción de invernaderos, Novagric. El objetivo es integrar la climatización en la función de renovación de aire del invernadero para optimizar la producción en entorno controlado (AEC).

“Lo novedoso del proyecto radica en la implementación de ventiladores radiales con tecnología EC, en aras de implementar la máxima eficiencia del sistema de accionamiento, a través del motor EC, de transmisión, mediante el sistema de rotor externo, y aerodinámica, incorporando el rodete radial frente a los tradicionales ventiladores axiales”, explican desde Ziehl-Abegg. “La diferencia radica en que con el uso de unas unidades de tratamiento de aire externas y el uso de los ventiladores radiales EC, no solo se renueva el aire del invernadero, sino que también se trata el aire (frío/calor) en un entorno completamente controlado”. De esta forma, “el aire climatizado se canaliza de tal manera que es distribuido en el invernadero por debajo de la solera, para lograr una mejora en los intercambios térmicos y la eficiencia del sistema”.

Para mantener una sobrepresión dentro del invernadero o bien para fijar un caudal constante de aire, se puede utilizar también una sonda de presión diferencial CPG-6000AV. Cada sonda puede regular los ventiladores que incluye cada unidad de tratamiento de aire. De esta forma, “se da un paso más en la dirección de la tecnificación y búsqueda de la eficiencia energética en invernaderos, puesto que al objetivo de la renovación del aire se integra el tratamiento de mismo, de una manera eficiente con tecnología puntera”, concluye el líder en ventilación.

Para este tipo de aplicaciones, el fabricante Ziehl-Abegg cuenta con la gama de  ventiladores radiales ZAbluefin disponibles con tecnología ZAmid, en aluminio y en acero, adaptados a la tecnología de motores inteligente ECblue (IE5) para máximos grados de rendimiento del sistema y equipados con las mejores propiedades para una revolución energética en todas las aplicaciones.

Destacar también el concepto de rodete, que ya ha demostrado su éxito como ZAbluefin en acero, ahora encuentra su punto álgido en la tecnología ZAmid. Y es que el exclusivo diseño biónico confiere a estos ventiladores un elevando rendimiento con tecnología ZAmid, y lo hace ágil en lo que respecta al flujo, con una eficiencia del sistema hasta un 7% superior y una potencia acústica aún más reducida.

ZAbluefin está diseñado con precisión para lograr la máxima eficiencia y ahorrar costes de funcionamiento considerables especialmente a estos rendimientos.