Este caldo, elaborado a partir de un generoso licor dulce que permanece en contacto con cáscaras de naranja amarga, está presente en las cartas de vino de algunos de los mejores restaurantes del mundo
Vino Naranja del Condado de Huelva, un vino aromatizado muy cotizado
Juan Ramón Jiménez, en su famoso libro 'Platero y Yo', ya mencionaba en 1912 este licor tan especial. Hoy, casi un siglo después, el Vino Naranja del Condado de Huelva es el único vino aromatizado español que cuenta con denominación de origen, y se trata del vino más comercializado y exportado a Estados Unidos. Su gran polivalencia en la gastronomía, perfecto para el maridaje, ha hecho que grandes restaurantes de todo el mundo cuenten con él en sus cartas de vinos y para acompañar sus suculentas degustaciones gastronómicas.
Un poco de historia de la D.O.
Para conseguir los caldos actuales, han sido necesarios muchos siglos de experimentación y perfeccionamiento desde que, según referencias legendarias, tartessos y griegos comercializaban este producto. No obstante, el comienzo documentado de la historia del cultivo de la vid en esta zona del sur de España es en el siglo XIV, en la época de la Reconquista, cuando tras la repoblación comienza a cultivarse la viña en el Condado de Niebla, origen de la actual comarca. Durante todo el siglo XIV, los pueblos de la comarca aumentan su importancia tanto social como económica, obligando a la ciudad de Sevilla a aprobar nuevas ordenanzas proteccionistas del vino para salvaguardar su mercado.
En el siglo XV continúa la época de esplendor. Las zonas de cultivo crecen, se cuidan y mejoran las técnicas de crianza y el vino de Manzanilla desplaza al exportado en rama. Desde los puertos de Palos de la Frontera y Moguer salían los vinos más solicitados, de 'romania' y los vinos de Manzanilla, hacia Inglaterra, Países Bajos y, posteriormente, hacia el Nuevo Mundo.
La segunda mitad del siglo XVIII es el punto de inicio del decaimiento de este comercio vinatero con las Indias desde el puerto de Sevilla, debido al traslado de la Casa de la Contratación a Cádiz. Los vinos del Condado se trasladan a los puertos de Cádiz, Puerto Real, Puerto de Santa María y Sanlúcar –llegando a esta última sobre todo vinos manzanilla–, desde donde parten a América. El final del siglo XVIII se caracteriza por el inicio de la afluencia e instalación de familias vinateras riojanas en la comarca –entre ellas la del poeta Juan Ramón Jiménez– quienes devolvieron de nuevo el esplendor a esta zona durante el siglo XIX. Sin embargo, a finales de éste, una plaga de filoxera trajo de nuevo la decadencia de la comarca prolongándose hasta los años 20 del siglo pasado.
Con la introducción de portainjertos resistentes comenzó la recuperación pero los vinos de esta zona habían perdido el prestigio de siglos anteriores y pasaron a abastecer todo el territorio nacional hasta bien entrado el siglo XX. No obstante, conscientes de la necesidad de producir y elaborar con criterios de calidad e intentar recuperar el esplendor de antaño, en 1932 se crea la denominación del Condado, aunque su nombre actual, Denominación de Origen del Condado de Huelva, fue aprobado por el Ministerio de Agricultura en 1979.
Etiquetas del vino Naranja en los años 30 y 40.
El vino aromatizado de naranja, Vino Naranja del Condado de Huelva, es un producto único y específico, de tradición histórica en la comarca. Existen bodegas de gran renombre como Bodegas del Diezmo Nuevo, fundada en 1770, de Moguer, que en 1860 saca al mercado este tipo de vino, con gran aceptación en la comarca, tal y como refleja Juan Ramón Jiménez en su obra literaria 'Platero y yo'. Otras bodegas, de la zona del Condado, principalmente familiares, ya a principios del siglo XX, seleccionaban las mejores uvas en los lagares para destinarlas a la elaboración de este producto, el “Vino Naranja”, que sacaban al mercado tras años de crianza en las botas de roble con más solera de las bodegas. El Vino Naranja del Condado de Huelva se caracteriza fundamentalmente por el medio natural donde se produce y envejece, influenciado de forma notable y singular por la proximidad al Parque Nacional de Doñana, considerado como uno de los pulmones de Europa, y siendo la zona del Condado de Huelva denominada 'Entorno de Doñana'.
Es por todo esto que tan sólo pueden utilizar la denominación 'Vino Naranja del Condado de Huelva' los vinos aromatizados que se ajustan a todas las especificaciones incluidas en el pliego de condiciones de la D.O. y cuyas empresas elaboradoras estén inscritas en el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen 'Condado de Huelva' y 'Vinagre del Condado de Huelva', órgano encargado también de la gestión de la nueva denominación. De esta forma, este reconocimiento otorgado al vino onubense se debe a la “especificidad del mismo y a la larga tradición histórica de su elaboración” en la zona geográfica establecida para la producción y crianza del Vino Naranja del Condado de Huelva, que cuenta con prestigio y notoriedad entre los consumidores desde hace dos siglos.
Una elaboración cuidada que ha obtenido su premio
El vino de naranja se elabora a partir de un generoso de licor dulce que permanece en contacto con cáscaras de naranja amarga deshidratada durante, al menos, dos años dentro de vasijas de madera. Hasta hace pocos años se destinaba únicamente al consumo particular de los bodegueros, como recuerda Mané Iglesias, de Bodegas Iglesias, quien recuerda ser el primero en comercializarlo: “Durante una visita a la bodega nos pidieron probar vinos de elaboración propia que no comercializáramos. Les ofrecimos vino Quina, ponche y vino de naranja. Se interesaron mucho por este último, queriendo comprar algunas botellas, pero se encontraba en granel, así que les llenamos varias botellas sin etiquetas. Tras unas semanas nos pidieron un palé y un tiempo después recibimos una botella serigrafiada con el nombre comercial DUO, que cambiamos por PAR”.
La bodega Sauci, pionera en crear una imagen singular y arriesgada de este producto al pintar la botella de naranja, por lo que ha recibido reconocimientos internacionales, también se ha topado con anécdotas, esta vez con tintes asiáticos, al encontrar imitaciones de esta imagen en un paraguas plegable japonés que se introduce en una réplica de la botella realizada en plástico.
El pasado mes de julio, el Consejor Regulador de las Denominaciones de Origen Condado de Huelva y Vinagre del Condado pudo celebrar finalmente la publicación de la nueva Denominación de Origen andaluza 'Vino Naranja del Condado de Huelva'. Dicha publicación ha supuesto la elevación del Vino Naranja a su reconocimiento como vino aromatizado según reglamento (CE) 1601/91.
Son muchas las razones por las que se reivindicaba esta nueva Denominación de Origen para el sector vitivinícola onubense, entre otras porque está otorgando muchos éxitos a muchas de sus bodegas –el vino más comercializado y exportado a Estados Unidos–, pero al no verse reconocido como vino con Denominación de Origen, sufría numerosas trabas para su comercialización, sobre todo en los mercados más exigentes. Y, lo que áun era peor, el hecho de que no estuviera amparado por la D.O., provocaba que muchas regiones vitivinícolas los estuvieran copiando. Por estos motivos, el sector vitivinícola exigía el registro y la certificación de los Vinos Naranja como vinos del Condado de Huelva, pues sólo en esa zona onubense es donde se consiguen estos vinos de excelente calidad, debido al proceso de obtención a partir de vinos generosos zalemos (la uva Zalema es la uva autóctona del Condado), que los hacen únicos y genuinos del Condado.
La uva Zalema es la uva autóctona del Condado.
Un vino perfecto para la gastronomía
Nos encontramos ante un vino, que si bien sirve como aperitivo y para culminar una comida con el postre, también nos ofrece la posibilidad de maridar un buen abanico de platos, aumentando las sensaciones dulces, frutales, salinas, frescas dependiendo del plato degustado. Con ciertos platos, a priori la combinación nos podría sugerir pesada, donde la graduación propia del vino le aportaría mayor peso a determinados alimentos, como por ejemplo las carnes. Es una combinación arriesgada, de ahí la sorpresa del comensal, tras comprobar que si jugamos con la temperatura de servicio del vino, el riesgo se transforma en éxito, resultando una combinación armónica. Así, si lo servimos entre 10 y 11 °C, aparecen notas salinas que equilibran la sensación de fruta madura, apareciendo aromas propios de la variedad palomino fino, punzante, mostrando una boca con notas de miel de flores y naranjas que le aportarán la viveza para alzar la textura de las carnes.
Si lo servimos a menos de 10 °C aparecen más sus aromas dulces de orejones, fruta seca y pasas, muy bien engarzados el cítrico de la naranja amarga y bota vieja de su crianza en madera, siendo así perfecto con la repostería. Del mismo modo, su lado más cítrico rebaja el dulzor del foie. A unos 8 °C de temperatura es estupendo como acompañante final de una desenfadada noche de verano.
Ni que decir tiene que un vino que se adapta a tantas situaciones, temperaturas y maridajes, lo hace también a la hora de cocinar con él, apareciendo notas increíbles.
Taco de foie fresco a la sartén, con reducción de vino a la naranja. Foto: Restaurante Zelai (Sevilla).
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